Era ridículo sentirse tan feliz, pero así se sentía. «Ve paso a paso», pensaba.
Tenía que dejar de soñar, con una familia inmediata. No iba a ser, fácil. Casey no le conocía y estaba acostumbrada a vivir, sola con su madre. Pero tenía una oportunidad, de conocerla. Y de conocer de nuevo, a Ezgi . Y después de lo que había visto la noche anterior, probablemente eso era más, de lo que se merecía.
Porque sabía, que no había sido un buen marido para ella. Y eso, antes de marcharse a África.
¿Por qué pensaba que podría ser un buen padre para Casey, si había fracasado como marido?
«Guárdate tus miedos y tus sueños y agradece, lo que tienes».
—Vamos —dijo, incorporándose.
Ezgi alargó la mano para tomar la de su hija pero, actuando con el instinto que le había salvado la vida en Mbuka, tantas veces,Özgür la sujetó.
—Nos vemos en la verja, Casey.
—¡No puede ir sola hasta el coche! —exclamó ezgi.
Özgür frunció el ceño.
—¿No le has enseñado cuántos pasos hay, hasta la verja?
—Claro que sí, pero… —Y ¿nunca has dejado que lo hiciera, sola? ¿A los cinco años?
Una de las primeras cosas que había aprendido, llamando al Centro para Invidentes de Melbourne, era que debían enseñar a los niños a ser lo más independientes posible. Tenían que saber qué hacer, en caso de que sus padres sufrieran un desvanecimiento o un accidente. Y a los cinco años, Casey debería saber cómo llegar hasta la verja, para pedir ayuda.
¿Por qué no quería ezgi que Casey fuera, una niña independiente?
Ella bajó la mirada. Y la niña se quedó donde estaba, escuchando.
Sabiendo que era un riesgo enorme, porque él era un extraño todavía, le dijo a su hija:
—Espéranos en la verja, Casey. Puedes ir sola, ¿verdad?
—Claro que sí. ¡Mírame, Özgür ! —exclamó ella, dirigiéndose a la puerta. Luego se sujetó a la barandilla de la escalera y bajó muy despacito, los escalones del porche.
«Paso a paso», pensó Özgür . «Tanto mí hija como yo, tenemos que ir paso a paso».
—Casey, cuidado con… —empezó a decir ezgi .
Pero Özgür impidió que terminase la frase tomándola por la cintura, para buscar sus labios de nuevo.
«Paso a paso, Atasoy . No la obligues a hacer algo para lo que quizá tú tampoco estés preparado».
De modo que besó a ezgi con ternura, intentando contener el deseo que sentía y que llevaba seis años, conteniendo.
Y mientras besaba a su mujer, una niña caminaba hasta la verja, sola por primera vez en su vida, con el rostro radiante de emoción.
ESTÁS LEYENDO
Nuevos planes
Romance¿Qué harías si el marido que creías muerto reapareciera en tu vida con la intención de retomar las cosas donde las dejasteis? Özgür había desaparecido hacía seis años y a Ezgi no le habían quedado más que buenos recuerdos... y una hija a la que c...