capitulo 21

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Ángela volvió poco después y siguieron con la clase de natación, hasta que llegaron los niños con profundas discapacidades, que necesitaban la piscina para su hidroterapia.
Cuando se acercó a los demás padres, lo recibieron con una sonrisa más abierta, que cuando ezgi  lo había presentado. Jugando con los niños, se había convertido en uno de ellos.
—¿Cuántas vamos a tomar parte, en la subasta? —estaba preguntando ezgi —.
No podemos arriesgarnos a tener, un problema legal; así que sólo se pueden vender, las que hayan firmado la renuncia a una posible demanda.
¿De qué estaban hablando?
—¿Vais a vender citas, con las madres? —exclamó Özgür .
Una de las madres, Anne, sonrió.
—Hemos conseguido una oferta de quinientos dólares, por ezgi . Es por la que más pagan.
Ezgi  le dio, un golpecito con el pie. Nadie sabía, que era su esposa. Y ella no quería, que lo supieran. Pero todo en él, se rebelaba. ¿Otro hombre comprando el derecho, de pasar un rato con su mujer?
—Yo ofrezco, cinco mil dólares.
Todos los padres se volvieron, atónitos.
—Özgür … —Sea cual sea la mejor oferta, yo ofrezco el doble. En fin, es por una buena causa, ¿no? Los niños.
Todos sonrieron y Özgür   supo, que había conseguido impactarlos.
—¿Podemos hablar, Özgür ? ¿A solas?
—Claro que sí, Ezgi .
Ella lo llevó al otro lado de la piscina, con cuidado para no pisar los charcos, aunque llevaba zapatillas de deporte.
—¿Estás enfadada?
—No puedes… —Tengo derecho a decirle a esa gente, que soy algo más que el padre de Casey —la interrumpió él—. Y a ofrecer dinero, en la subasta. No me digas, que no.
—Puedes hacer lo que quieras, pero soy yo quien tendrá que vivir con las consecuencias, cuando te vayas.
Özgür  quería decirle que no iba a marcharse nunca, pero ezgi  no lo creería.
—No quiero que otro hombre salga, con mi mujer.
—No hables tan alto. Sí Casey se entera de que estamos casados, querrá más de lo que podemos darle.
—¿Por ejemplo? —preguntó Özgür .
—Por ejemplo, una familia unida. Hermanitos y hermanitas —contestó ella—.
Yo no puedo garantizarle eso y tú, tampoco.
—¿Garantizar? Somos sus padres, no un juguete o un televisor. No somos electrodomésticos. En la vida no hay garantías, ezgi.
Ella dejó escapar, un suspiro.
—No lo entiendes. Casey es una niña insegura. Se merece tener seguridad en su vida, se merece ser feliz… —¿Estás hablando de Casey o de ti misma? —la interrumpió Özgür —. Sé que piensas que porque tengo una familia y dinero, mi vida ha sido perfecta; pero no es verdad. Nadie tiene, una vida perfecta. Y si le enseñas a Casey que se merece más que los demás, porque es ciega, no le estarás haciendo ningún favor.
Ella cerró los ojos.
—Sé que comparada con los niños de África… —No estoy hablando de comparaciones. Ni con los niños de África, ni con los niños que pueden ver. Y no estoy comparando su infancia, con la tuya —volvió a interrumpirla Özgür , tomándola del brazo para que se volviese hacia la piscina—.
Mírala, ezgi . Casey no es una niña insegura. No tiene miedo de nada. Es una niña muy feliz y se siente querida. Y sabe, aunque tú no lo sepas, que su padre está aquí para quedarse. Si quiere una familia de verdad, yo estoy dispuesto a dársela.
—No —dijo ezgi  entonces.
No podía dejar más claro, su rechazo. Y la angustia que eso provocó en él, era casi insoportable.
—Entonces, si Casey pregunta algún día, dile quién ha impedido que la tenga.
—Özgür … —No —la interrumpió él—. Estoy cansado de ser el villano. Estoy cansado de ir con pies de plomo, por culpa de tus inseguridades. Ni siquiera puedo decirle a mi hija, que estamos casados —añadió, antes de darse la vuelta.
—¡Özgür ! ¡Özgür !
Esa era la única voz, que podía detenerlo. La voz de su hija.
—Dime, cariño.
—¿Quieres ver el resto del Centro? Yo puedo enseñártelo —sonrió la niña, quitándose el gorrito de baño.
Otra sorpresa. Que se portase como si fuera mucho mayor de lo que era, le hacía reír y eso llenaba el vacío, que había en su corazón.

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