capitulo 22

491 30 2
                                    

Me encantaría.
—Voy a vestirme. Espérame, ¿eh?
—Özgür , por favor… Él se volvió hacia Ezgi , pero ni su palidez ni sus expresivos ojos, podían conmoverlo. Había demasiado, en juego.
—No tengo derecho a salir contigo, no tengo derecho a decirle a mi hija la verdad, sobre algo que podría destruir mi relación con ella para siempre… Si me marcho a Melbourne, para visitar a mi padre y tú desapareces otra vez, ¿vas a mentirle, sobre mi paradero? ¿Vas a decirle que he desaparecido, para que la niña sea sólo tuya? ¿Qué te he hecho, para que desconfíes de mí?
—ezgi , tenemos que hablar de la cena… ah, perdón, podemos esperar.
Ezgi se obligó a sí misma, a sonreír.
—No, Anne, no pasa nada —dijo, antes de mirar a Özgür —. ¿Puedes quedarte un rato con Casey? Yo os buscaré después.
Era un paso, se dijo Özgür . Tentativo, frágil, pero un paso adelante. Le estaba ofreciendo, una diminuta rama de olivo y sería un estúpido, si no la aceptara.
—Nos vemos en el coche, dentro de una hora.
—Özgür … —ezgi  tocó su mano—. Ojalá… si pudiera… Él contuvo el aliento, esperando. Pero enseguida, desapareció con Anne.
La guerra continuaba, los fantasmas que los perseguían a los dos, seguían separándolos.
Casey le mostró el Centro y Özgür  aprendió cómo la diferencia, en los materiales del suelo o las paredes, indicaban a los niños dónde estaban. La seguía, asombrado, mientras Casey caminaba con absoluta confianza, por los pasillos.
Era una niña tan lista, tan dulce, tan preciosa y tan valiente.
«Si yo fuera tan buen cirujano, como para curarla…» —Estamos en medio del camino, Özgür . ¿Quieres que nos sentemos, a esperar a mamá?
—Lo que tú digas, pequeñaja.
Riendo, Casey tiró de su mano para sentarlo a su lado, en la hierba.
Desde la puerta, ezgi  los veía charlar alegremente con una mezcla de orgullo, miedo, preocupación y amor. Le gustaría sentarse con ellos, para completar el círculo, pero… Aunque hubiese querido tomarla en brazos y correr, hasta que nadie pudiera encontrarlas, ya era demasiado tarde. Su corazón se rompería, tarde o temprano. Su felicidad por la vida que tenía con su hija, había desaparecido para siempre. A partir de aquel momento, Casey siempre querría más. Más tiempo, más afecto, más diversión, más cosas materiales.
Y ella, no podría dárselas.
Özgür  no había cambiado. Él, siempre había buscado la perfección y creía que, uno, sólo tenía que esforzarse un poco para conseguirla. Y ahora que Casey había tocado las estrellas, ¿sería capaz de olvidarlas? Que Dios la ayudase si Özgür  empezaba a hablarle, de la posibilidad de una operación. El cirujano, el soñador que quería curar al mundo entero, quería también curar a su hija. Si le decía algo de eso a Casey… Özgür  no sabía el significado, de la palabra «fracaso»; pero estaba a punto, de aprenderlo. A costa, del corazón de una niña.

Nuevos planesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora