La reunión

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  Ketsueki abrió la puerta del baño y echo un rápido vistazo, vío a varias personas armadas caminando por los pasillos de un lado al otro.

¿Era realmente una buena idea ser la carnada? Probablemente no, fácilmente hubiera podido infiltrarse a la sala de hornos y hacer el trabajo por su cuenta. El problema, realmente no había ningún problema. Ella lo hubiera podido hacer perfectamente pero quería acción.

"Oye ¿Puedes salir de la mansión cuando tu quieras?". Ketsueki preguntó con un plan en mente a la mayor quién negó rápidamente. "Necesito un permiso".

Ketsueki suspiro, su nuevo plan había sido arruinado por tres palabras. "En ese caso sigamos con el plan original, yo distraigo tu has explorar todo".

"Siento que lo estás atrasando a propósito". Isabel dijo y Ketsueki simplemente le dedicó una sonrisa y para sorpresa de la mayor la azabache desaparecido como si nunca hubiesen existido.

Ésto sin duda fue inesperado, pero luego le preguntaría sobre eso. Ahora tenía que trabajar y si Ketsueki creaba una buena distracción tendría vía libre a la sala de hornos.

Pero necesitaba también los papeles y planos de está instalación y de las demás. Pasaría cerca de la oficina para ver si tenía suerte.

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Ketsueki apareció en la entrada asustando a varias hombres armado que le apuntaron con armas como una Thompson, revolver y una que otra arma menos potente.

Los disparos no se hicieron esperar y Ketsueki detuvo el tiempo al instante, se colocó a un costado de los trece hombres que cubrían la puerta.

Estaban todos muy juntos y ésto era perfecto para la habilidad de Ketsueki quien agarró el mango de su katana con fuerza, sus ojos brillaron por unos segundos y en un arranque de velocidad se impulsó hacia adelante mientras el tiempo volvía a la normalidad.

Los hombres que se encontraban algo alejados vieron incrédulos como trece de sus compañeros caían al suelo sin sus cabezas o partidos por la mitad. Y eso fue realizado en un solo movimiento echo por un enmascarado.

Ketsueki detuvo el tiempo nuevamente y colocó su mano en su pecho, sentía como si le hubiesen estrujado el corazón. Ése movimiento era un esfuerzo grande para su cuerpo.

Pero si querías sobrevivir en este país deberían acostumbrarse a utilizar su poder al cien por ciento, no debía detener el tiempo solo para matar a uno o dos, eso era ineficiente.

Ignorando el dolor en su pecho y en su estómago corrió hacia otro grupo de hombres y cuando estuvo a poco metros se impuso hacia adelante y logró matar a por lo menos quince antes que el tiempo volviera a la normalidad.

Rápidamente lanzó un corte hacia el costado logrando desviar una bala y nuevamente congelo el tiempo.

Cayó de rodillas respirando pesadamente, a lo mejor no era buen momento para entrenar algo que la cansaba tanto.

Bueno, no podía caer ahora, habían personas que la estaban esperando.

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Isabel abrió la puerta de la oficina donde trabajaba el jefe de la mafia, para su desgracia la habitación estaba vacía, solo estaban los muebles que tenían los cajones abiertos.

Ésto era problemático pero necesitaba apresurarse para ayudar a Ketsueki, sinceramente, la niña le había agradado pero ella por lo visto era una mercenaria. Una vez que todo terminé tendría que arrestarla, interrogarla y probablemente la sacaría para que estuviera bajo su tutela. Eso era lo mejor.

Estuvo caminando un buen rato hasta que llegó al sótano, y cómo se esperaba no había ningún guardia, seguramente Ketsueki estaba logrando una buena distracción.

A Certain Time ControllerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora