Kid
– ¡Kiddo, te odio!
Cada mañana, despertaba con esas tres palabras en la mente. Se repetían como un disco rayado hasta que me ponía en pie y comenzaba a arreglarme para ir al instituto. Abrí las dos puertas de mi armario, para que se abriesen simétricamente. Ella me hacía estar obsesionado con la simetría. Cada vez que su voz ocupaba mi cabeza, todo lo que no fuese mi cabeza debía ser perfecto, es decir, simétrico.
Bajé las escaleras de mi gran casa y llegué al comedor. Como siempre, el desayuno estaba preparado en la mesa grande colocada en el centro de la sala. Y, como todos los días, solo había un plato sobre la mesa.
Mi padre estaría encerrado en su despacho, hacía mucho que no lo veía y vivíamos en la misma casa, ¿qué dice eso de nuestra relación padre-hijo?
Resignado, comencé a saborear mi desayuno mientras el sonido de los cubiertos hacía eco por toda la sala. Sentía que hoy sería uno de esos días donde todo sale mal. No era la primera vez que tenía este presentimiento, y todas las veces que lo había sentido se había hecho realidad.
Una vez acabé, salí de casa y me dispuse a andar hacia la academia. Visualicé a Kim en la fuente de siempre y llamé su atención. Ella me sonrió y tras saludarnos, comenzamos a andar juntos.
– ¿Dónde te metiste el sábado?– pregunté con la intención de iniciar un tema de conversación.– ¿Jaqueline te perdonó?
– ¿Eh?
Kim puso una expresión de confusión total y, por un segundo, pensé que no sabía de lo que hablaba.
– Me dijiste que tenías que disculparte con ella sobre un comentario que habías hecho.– añadí.
– Ah, sí,– dijo,– me disculpé y todo acabó bien.
Sonrió de manera abierta y seguimos caminando por la acera.
– Ayer estuve con Liz por la tarde.– mencionó.– Me dijo que habías conocido a alguien especial en el baile, ¿quién es la afortunada del vestido negro?
– No sé, no me dijo su nombre.
Maka Albarn. Ugh. Para una vez que no tenía ese nombre en mis pensamientos, y tuvo que llegar Kim a estropearlo. Sabía que ella era la chica con la que había estado bailando y con la que me había divertido tanto. Hacía tiempo que no me sentía como me sentí aquella noche: vivo y libre. Sin duda alguna, Maka Albarn tenía algo especial que conseguía hacerme sentir cosas que no experimentaba en años.
– Vaya,– Kim hizo una mueca y se pasó las manos por su corto pelo rosado,– ¿no vas a hacer nada por encontrarla? Liz piensa que posiblemente estés enamorado de ella.
– Kim, no seas estúpida. No me puedo enamorar tan rápido, en una sola noche.– respondí.– Y no, no tengo pensado hacer nada al respecto.
– Bueno, por lo menos no has negado el hecho de que esa chica te pueda gustar, algo es algo.
– Tienes razón.– contesté, Kim me miró sorprendida. Ella me conocía, sabía que en dos años no me había gustado ninguna chica.– Pero quiero hacer todo lo posible para que ese sentimiento se vaya. No lo necesito.
– No entiendo por qué estás empeñado en escapar de lo que verdaderamente sientes.– comentó mientras agachaba la cabeza y se sonrojaba.– Créeme, escapar de lo que sentimos es lo peor que podemos hacer.
Hablaba como si supiese lo que decía de primera mano, sus ojos brillaban con intensidad mientras se mantenían fijos en el gris asfalto.
– Kim, ¿Estás enamorada?– pregunté con un tono indiferente, pero en verdad me interesaba el tema. No era algo común ver a Kim enamorada. Ella solía andar con muchos chicos (aunque los rumores que había sobre sus historias amorosas eran bastante exagerados) y nunca se había sentido interesada por alguno de ellos.
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Enchanted (KidxMaka)
FanfictionMaka y Kid no creen en el amor. Hace tiempo que se rindieron con este tema, cada uno por razones distintas. Pero, tras un encuentro predestinado, acaban bailando juntos en un baile de máscaras. Por mucho que traten de olvidar esa velada y por mucho...