Capítulo 13

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Kid

Besé sus labios una vez más, perdiendo el control de mis manos. Ella suspiró y yo sonreí para mis adentros. Había echado de menos esto.

Nos separamos por falta de aire, aunque yo podía respirar perfectamente, no como ella, quien no hacía más que inhalar y exhalar aire rápidamente. Miré sus ojos castaños fríamente.

– Nos vemos.– me despedí, y me alejé de la chica que había conocido hacía 5 minutos en la barra del pub. No quería volver a verla de nuevo. Sonreí de lado mientras salía del pub al que me había metido por pura diversión. Había echado de menos este tipo de vida. Salí por la puerta del pub y lo primero que sentí fue el aire helado azotar mi cara.

– Bro, qué cojones haces.

Nada más salir, me encontré con los ojos carmín de mi buen amigo Soul, que se encontraba apoyado en su moto y de brazos cruzados, observándome con seriedad.

– Nada que te importe.– respondí.

– Deja de hacer este tipo de gilipolleces, Kid.– ordenó, frunciendo el ceño.– No puedes volver a ser quien solías ser. No así. No es nada cool.

– Tú no me das ordenes, Soul.– contesté, lo miré con la peor de mis miradas pero él pareció no intimidarse.

– No, yo no te puedo ordenar nada. Pero soy tu amigo, tengo que decirte las cosas como son.– dijo.– Han pasado dos semanas, Kid. Dos jodidas semanas. Estamos a uno de marzo ya. Llevas dos semanas comportándote como un imbécil.

Habían pasado dos semanas desde la fiesta de Kim, y desde entonces, nada había sido como antes. Había renacido. Besar a Maka aquella noche me había hecho recordar quien era y quien debía ser. Yo no creía en el amor, no creía en la posibilidad de que Maka y yo llegásemos a ser algo más que amigos. Sí, me atraía desde la primera vez que la vi. Pero no quería que esa atracción fuese a más. Por eso me fui sin decir palabra alguna de aquel pasillo, dejándola sola.

Fui un capullo. Lo sé. Ni siquiera fui capaz de despedirme, o de decirle algo. Recordé que de la chica de hace unos minutos sí me había despedido, ¿entonces por qué no pude decirle nada a ella? ¿Tanto me dolía tener que marcharme?

– ¿Y qué?

– Prometiste que no volverías a ser como eras antes.

Sí, habían pasado dos semanas. Durante estas últimas semanas, Maka y yo no hablábamos, ella me miraba con tristeza y yo omitía sus ojos, ignorándola por completo. Ella parecía querer evitarme también durante un tiempo, pero de alguna manera, por mucho que lo intentase, siempre acababa posando sus ojos en mí. Notar su mirada era una cosa, pero sentir sus ojos llenos de tristeza fijos en mí me partía el alma.

Yo la quería. Estaba seguro ahora. Pero estaba tan asustado que, cuando la besé y me di cuenta de lo que sentí, no pude hacer más que marcharme. Maka no podía ocupar ni mis pensamientos ni mi corazón. Se suponía que solo una persona podría ocuparlo. No pensaba dejar que Maka me hiciese volver a sentir cosas que una vez me hicieron feliz.

Pero por muy contento que me hiciesen, toda felicidad debe marcharse para no volver jamás.

– ¿Algo pasó con Maka, verdad?– preguntó el albino, atravesándome con su mirada.– No soy tonto, sé que algo pasó. Yo mismo le pedí a Maka que fuese a buscarte con la esperanza de que sucediese algo entre vosotros dos.

– Nos besamos.– desvié la mirada, Soul levantó las cejas con sorpresa.– Más de una vez.

– Y asumo que os habéis estado evitando.– comentó, marcando la obviedad del asunto.– Tú y ella sois unos cabezotas. Tal para cual.

Enchanted (KidxMaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora