CIVILES (Jóvenes titanes)

Padre e hija

Padre e hija

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9:00 a. m.

Ningún sábado me he levantado temprano excepto en este ¿cuál sería la razón de tan honorable sacrificio? Su nombre es Sarah Simms.
Término de ponerme los zapatos.

Suspiro. ¡Llego tu hora tigre!

Salgo de mi habitación. ¡Alto! Mi celular. Casi se me olvida mi celular.

Ahora si, vamos.

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9:16 a. m.

BIIP BIIP BIIP

Ahg. ¿donde está esa estúpida alarma? Espera. Mi alarma no suena los fines de semana.

Levanto mi cabeza pesadamente. Oh no, es mi mamá, en la mano tiene su celular, a claro eso era.

–Despierta dormilona. Hay un hermoso día esperándote.

Gruño –¿que tiene de importante este día?

Veamos ¿hoy es su cumpleaños? No, no se levantaría de la cama hasta medio día.
¿El día de la madre? Lo mismo.
¿Mi cumpleaños? Estoy segura que tampoco.
Ay, que más da.

–¡No tiene que ser un día especial para levantarse feliz y cantando! –Alza los brazos

Vuelvo acostarme.

Suspira –Se que aún estas pensando en lo que pasó hace unas semanas cariño –Se sienta en un lado de la cama –El aire fresco te ayudará a despejarte. –Lo pienso. ¿Ir o no ir? He ahí el dilema. –...además, necesito que compres algunas cosas. –No evitó reírme.

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9:24 a. m.

Estoy afuera de su casa. Acomodo mi playera para que no se vea muy arrugada y revisó mi aliento, perfecto.

TOC TOC TOC

Ahora sólo tengo que esperar.

Dos minutos después la puerta se abre –Hola Vic –Sale vestida con una blusa rosa con mariposas y un pantalón de mezclilla. Sonrió.

–Sarah –Saludo –¿Nos vamos?

–Si, por supuesto.

No traje mi auto, ella dice que al cuerpo le hace bien caminar, así que ¿por qué no?

–Y...¿a donde me llevas? –Pregunta.

–Tenía en mente ir a un restaurante, pero luego dije “¿y si mejor comemos en el aire libre? ” entonces pensé “¿donde sería un buen lugar?” y después tuve la idea de que sería un picnic en el parque.

–Suena bien –Sonríe.

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9:28 a. m.

–Papel, arroz, cereal, harina, velas, gelatina...¿qué más? ¡A claro! Aceite. –Camino por los pasillos buscando el dichoso aceite.

–Mamá, mamá ¿me compras un chocolate?

–Lo siento mi vida, pero ya te había comprado uno ayer.

–pero eso fue ayer y hoy es hoy –Comienza arrastrarse en el suelo –Porfi porfi ¿sii?

–No. –Comienza a llorar. Como odio a los niños.

Ya tengo todo lo de la lista. A irnos de este lugar.

[...]

Salgo del lugar.

–Rachel –Me quedo congelada –Hija.

Ay no.

–¿Qué quieres? –No lo volteo a ver.

–Es bueno verte.

–Dije, ¿QUE QUIERES?

–Hablar –¿otra vez con eso? ¿Qué debería hacer?

–Escucharé lo que quieras decir, pero después de eso no volverás a molestarme –Él asiente. Suspiro.

–¿Quieres sentarte?

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9:40 a. m.

Optamos por sentarnos en una parte del césped donde nadie nos moleste. Aun es invierno y hace un poco de frío.

–y...¿qué tal la escuela? –¡¿En serio?! ¡¿Es lo mejor que se te ocurre?! “¿Qué tal la escuela?” Pff

–Oh, pues es un poco pesado si, pero también es divertido. –Come un pedazo de su sándwich (que por cierto yo hice)

Nos concentramos en comer, hay silencio entre nosotros, uno incómodo.
No dejes que tu cita vaya mal. ¡Tú puedes! ¡Eres la bomba!

–¿Sabes? –Decimos al mismo tiempo. Reímos por la coincidencia.

–Tú primero –Dice ella. Bien. Me acercó más a Sarah.

–Me gusta estar contigo

–...A mi igual. –Sus ojos se cruzan con los míos.

–¡Ey! ¡Señorita Simms! ¡Soy yo, Malvín! –Gira rápidamente. ¿Y ahora que?

–Hola, ¿qué haces aquí?

–O ya sabe, práctico –Muestra una pelota de béisbol. Supongo que es un de los chicos a los que les de clases. –¿puedo sentarme?

–Claro adelante.

Ahg. Va a ser un largo día

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9:40 a. m.

–¿Y bien? –Nos sentamos en una banca

–Lo hice –No entiendo de que habla –Estoy yendo a terapia sobre...mis ataques de ira.

–Oh –Me aferró a la bolsa de papel.

–Quiero ser el padre que tu te mereces. Pero no puedo ser lo si tú no me lo permites. Quiero que me perdones.

–No lo sé...a mí y a mi mamá, Arella, nos hiciste daño. No se si puedo perdonarte.

–Con que se cambió el nombre ¿eh? –Lo miro –por eso tarde en en encontrarlas. No las culpó, soy un monstruo. Me tienen miedo.

–...

–Escucha, cambie ¿si? Cometí muchos errores en el pasado, estoy aquí para remediarlos. Tal vez con tu madre ya no sea lo mismo, pero tú, eres mi hija, mi sangre, lo único que me queda. Por favor

Tomar decisiones es algo muy arriesgado, no sabes si lo que vas a elegir sea lo correcto. Dicen que todos merecemos una segunda oportunidad.

–Tengo que hablarlo con mamá, se que no le gustara la idea, pero podemos empezar poco a poco. –Trato de sonreír. Él hace lo mismo. La mueca que hace me dan ganas de reír.

Nos levantamos de la banca.

–¿Puedo darte un abrazo?

CONTINUARÁ...