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Al otro día no me desperté hasta tarde, había dormido poco, pero había soñado con Félix, soñaba que me abrazaba fuerte como el otro día, y deseaba que pasara de nuevo. Cuando me abrazó me sentí tan feliz, y a el parecía agradarle también, aunque por mi espalda descubierta bajaban de vez en cuando alguna que otra lágrima que se le caían de los ojos. Sentí mucha pena por él, Finnick si que era de las personas que valía la pena tenerlas al lado. Y parecía que Félix tambien lo era.
Me estiré y me fuí a mi cuarto, ya que estaba en el de mis padres, para cambiarme de ropa. "Hoy es el GRAN día." Pensé ironicamente.
Me puse un par de pantalones y una remera verde. Fuí a desayunar y allí estaba para mi sorpresa Esteban, esperando para vestirme. Para mi no tan sorpresa, Haymitch estaba borracho y dormido en el sofá.
Le sonreí a Esteban como saludo, y este me devolvio el gesto. No quería saber nada con los Juegos, ni siquiera caía aún en que un par de horas estaría yendo hacia mi muerte. Solo pensar en Julhia, me ponía los pelos de punta. Siempre con su mirada amenazante, y enferma de odio. Los cuatro profesionales tenían la mirada así, solo uno de ellos me llamaba la atención que era bastante compasivo.
Terminé mi desayuno mientras me hundía en mis pensamientos.
--¿Cuál es el plan para hoy?-- Le pregunté a Esteban con nervios en la voz. Este me miró con ternura, pero tristeza.
--En una hora y media debo vestirte para...-- Hizo una pausa-- ir a la Arena.-- Me dijo nervioso y como pidiendome disculpas. Yo asentí con la cabeza sin dejar de mirar el suelo.
--¿Dónde están mis padres?-- Le pregunté.
--Terminando los preparativos para ser tus mentores.-- Me dijo mirando el suelo también.
--¿Y Marteens?-- Pregunté con voz monótona.
-- Con su estilista, tomandose medidas.-- ¿Cómo puede ser que hace unas semanas nada mas, estaba en el bosque con mi madre, con Gale, pintando un cuadro con mi padre, acariciando a Buttercup?, y ahora... me veía en esta situación tan desagradable que me provoca náuseas. De repente me di cuenta la ausencia de Coin en esto. Ha estado bastante escondida, y eso no me parecía para nada bueno. Me daba tan mala espina estos "ultimos" Juegos del Hambre.
Me levanté y me fui a mi cuarto, me acosté boca abajo hundiendo la cara entre los almohadones y me eché a llorar como nunca. De vez en cuando me ahogaba, tosía un poco, y volvía a sacudirme por los sollozos, mientras pegaba patadas al colchón. Me levanté de golpe aún llorando y agarre mi cuaderno de dibujos, tomé un lápiz negro y empecé a dibujar con todas mis energías desahogandome con todas mis fuerzas. Para cuando terminé, ya no lloraba. Solo observaba con anhelo, había dibujado un ave, algo asi como un tordo, escapando por una ventana abierta. Eso quería, escapar por la ventana, por la puerta, por el techo, por donde sea. Si tan solo pudiese.
Miré el reloj de mi mesa de luz, y ví que faltaban 15 minutos para que me busquen, asi que agarré rápido el lápiz que ya le quedaba poca punta, y empecé a escribir en una hoja en blanco:
"Queridos Mamá y Papá, en tan solo 15 minutos estaré yendome para siempre.-- Estaba escribiendo mi testamento, sabía que no volvería con vida. El plan era perfecto, escabuyirme hasta quedar sola con Marteens, y luego morir en un perfecto suicidio... pero no se que pasaría con Félix-- Quiero que sepan que ustedes fueron lo mejor que me pasó nunca, y que siempre los voy a amar. Gracias por tantos momentos en el bosque, en la panadería, por tanto amor. Espero que algún día puedan vivir en paz, y deseo con todo mi corazón que siempre se mantengan juntos. Los ama, Rueouse."-- Le deje el cuaderno bajo la almohada de mi madre y me fuí en busca de Esteban. De ahora en más, sería valiente. Y haría todo lo posible para ganarme a la gente. Salí del departamento, no sin antes tomarle la mano a Haymitch, que estaba mas que lejos de estar conciente.
Bajamos los hartos pisos por el ascensor, los dos en silencio. De vez en cuando, Esteban me hacía comentarios sobre el clima, sobre las entrevistas. Pero mi mirada y mi mente estaban vagando por algún lugar de mi cabeza. Llegamos a una sala muy iluminada y blanca, donde ahí me esperaba mi traje, bastante similar al de mis padres en su primera vez como tributos. Una remera sin mangas verde oscura, unos pantalones holgados que parecían de hombre y una chaqueta negra bastante abrigada. Haría frío. Me arrepentí de no haber ideado un plan con Marteens, pero de algo estaba muy segura, debería agarrar una mochila de la Cornucopia, si no ¿Cómo sobreviviríamos? La velócidad y agilidad estaban de mi lado.
Esteban me vistió, se despidió de mi y me dirigió a otra sala donde habia un tubo que me llevaría a la Arena. Empecé a entrar en pánico, caminaba de un lado a otro, me mordía las uñas, me agarraba la cabeza. Pero como siempre, ahi estaba la mirada de mi padre para consolarme. Habían llegado mis padres a despedirse, (para siempre), de mi.
Corrí hacia ellos desesperada y los abracé al mismo tiempo. Tenía tanto miedo. Ellos me abrazaron con todas sus fuerzas y me eche a llorar descontroladamente. Ellos tambien lloraban, ninguno decía nada. Solo llorabamos y nos abrazabamos. Faltaban dos minutos para que me suba al tubo, entonces ellos se separaron de mí y me miraron con seriedad mientras se secaban las lágrimas de las mejillas.
--Rueouse, pase lo que pase, no vayas a por cosas en la Cornucopia. No lo hagas.-- Me dijo mi madre, diciendo esta ultima frase pausadamente dejandolo bien claro.-- Eres inteligente y vas a pensar en algo para subsistir.-- Me dijo con orgullo. Faltaba un minuto. Mi respiración se empezó a acelerar y el corazón me empezó a latir con mucha fuerza, hasta sentía que se me saldría por el pecho.
--No no no, tranquíla-- Me dijo mi padre mientras me acunaba entre sus brazos.-- Te amamos mucho.-- Me dijo con tristeza. Los abracé a los dos juntos por última vez, y me metí en el tubo. Miré como mis padres se abrazaban mientras me miraban y trataban de sonreírme. Yo solo estaba en pánico.
El tubo empezó a subir con fuerza y cuando salí al aire libre me quede shockeada. Ahi estaban todos los tributos, estaban Félix, Marteens, Julhia, todos mirandome. La mirada de esta última me advirtió que me mataría lo antes posible, por lo que no podría tomar una mochila de la cornucopia. Aparté mi mirada para mirar a Félix que me miraba alerta. Luego miré a Marteens que me miraba traumado. No me había percatado aún de la Arena... hasta que me dí cuenta. Era la misma donde habían triunfado mi padre y mi madre. Era el bosque, la Cornucopia en el centro... todo idéntico. Pero a lo lejos se escuchaba el sonido de animales aullando, y mas sonidos, que no parecían amigables. Los arboles eran metros mas altos y todo parecía mas peligroso.
--"¡Damas y Caballeros, que empiecen los Septuagésimos sextos Juegos del Hambre!"-- Sonó el Gong y los sesenta segundos se pasaron volando: Ya me encontraba a la par de Marteens corriendo hacia el bosque.
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Hay espero que les guste y perdon por la demora. Ya casi empieza la acción.
Les dejo una foto de Julhia, saludos^^ y voten.
Lu-