De Luto.

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No podía creer lo que mis ojos veían, no podía creer como este cuerpo inmóvil sobre el que me encontraba tendida era el de Marteens. No escuchaba nada, sentía un pitido en los oídos por culpa del cañonazo. Sentía que Félix me tiraba del brazo para que me alejara del cuerpo, pero yo me negaba. Pero cada vez me jalaba más fuerte, entonces me volteé para mirarlo y me hablaba preocupado. Pero solo movía los labios, y me devolvía un ruido horroroso en los oídos. Entonces vi que era lo que pasaba, el aerodeslizador venía a llevarse a Marteens.

--¡NOOOOOO!—ahogué un grito que me destapó los tímpanos. Félix me tomó por la cintura y me apartó del cuerpo de Marteens mientras yo pataleaba y gritaba.

En segundos, Marteens no estaba. Su alma ya se había ido, y su cuerpo también. Félix me abrazó fuerte conteniéndome entre sus brazos y me desvanecí de rodillas frente a él.

--Le fallé…-- Le decía entre sollozos.—No va a poder volver a casa con su madre…-- Me reprochaba a mi misma entre ahogos y llanto.

Por fin los nubarrones blancos y grises del cielo dieron fruto. Ya nos encontrábamos yo de rodillas y Félix en cuclillas acariciándome la cara, y sobre nosotros una lluvia de luto. Una lluvia que nos mojaba las penas. Una lluvia que arrastraba junto con la tierra, la culpa que me carcomía. Entonces dejé de llorar para acomodarme en el pecho de Félix y ahogar mi sufrimiento en silencio.

--Es que… Ya no tengo razón para estar acá en los juegos.—Le dije a Félix luego de dos horas de silencio y lluvia, y mi cabello se me pegaba a la cara.—Todo lo que hice, lo hice para que Marteens volviera con su madre…-- Félix me corrió el cabello del rostro.

--Ahora también tienes una razón Rueouse—Me dijo en un susurro. Yo lo miré a los ojos: cansados, de los que caían bolsas de fatiga.—Pelear por ti misma, para ganar en honor a Marteens.—Y entonces mi mirada pasó a estar en blanco y hundida en mis pensamientos. Si… debería ganar para volver a la Veta y entonces saludar a su madre. Ella necesitaría mucho apoyo y no tenía a nadie más que a Marteens.

Entonces me despegué de mis pensamientos, miré a Félix directo a los ojos, y lo besé suavemente. El me tomó de la cintura y me atrajo más a él. Y este beso, fue mejor que el primero. Se podía escuchar los corazones de los dos latir fuerte, y podíamos sentir nuestras respiraciones tan juntas, y el calor de nuestros cuerpos empapados.

Luego de un largo rato de estar abrazados, decidimos ir a refugiarnos por la lluvia. Esta lluvia era por Marteens, para ganar dramatismo, para que la gente se enloqueciera más. Todo este show inútil, gracias a esto Marteens está muerto. Gracias a Los Juegos del Hambre su madre se quedó sola. Gracias a esta matanza, odio cada día más a Coin.

Félix me tiraba del brazo y corríamos porque la lluvia era cada vez más fuerte, y me recodaba cuando escapábamos de los Profesionales en aquel pasillo. Cuando todo empezó.

De repente frente a nuestros ojos, se encontraba la cueva en donde mis padres estuvieron refugiados. No sé si está arreglado, no sé si fue casualidad. Pero era nuestro único refugio.

Corrimos las ramas que tapaban la entrada y nos metimos de inmediato y nos tendimos en el suelo a descansar. Nuestras heridas ardían, en lo más profundo de nuestro ser, pero lo soportábamos bastante bien. Aunque la mía era mucho peor, las vendas que me había hecho Félix me habían ayudado demasiado.

Empezaba a anochecer, y empezaba a hacer frio. No teníamos comida, y teníamos casi nada de agua. Sacó la manta de su mochila, y me tapó. Yo extendí los brazos para que se acercara a mí. Se sentó a mi lado y me abrazó.

Gracias al cielo que Félix está conmigo. Está a mi lado, brindándome su calor. Y para hacerme compañía, la mejor compañía del mundo.

Nos empezaba a bajar el hambre, nuestros estómagos rugían, y me dolían las tripas.

--Paciencia Rueouse, mañana temprano saldremos a cazar.—Me dijo, y luego me besó la frente. Nos apoyamos contra la pared húmeda de la cueva y nos abrazamos para luego quedarnos dormidos.

Sabía que era un sueño, sabía perfectamente que todo esto era de mi mente. Pero no podía controlarme, corría persiguiendo a Marteens que se alejaba cada vez más, que corría delante de mí, mucho más rápido que yo. Como un pequeño niño travieso jugando. Y mi pierna… adolorida.

--¡Vamos Rueouse!—Me gritaba de vez en cuando, y se volteaba para lanzar una carcajada.

De repente la flecha de Lean, lo atraviesa.

--¡NOOO! ¡MARTEENS!—De nuevo mi grito de desesperación, de nuevo Marteens cayendo a la tierra húmeda.

--¡RUEOUSE!—Me sacudió Félix. Yo me sobresalté del susto, y me eche a llorar.—Era solo un sueño… tranquila. Tranquila.—Me calmaba, mientras me acariciaba  el cabello.

Poco a poco deje de llorar, y me acomode en el pecho de Félix. El se durmió de inmediato, el cansancio lo venció. Pero a mí no me vencía y mucho menos luego de esa pesadilla.

Cuando salió el primer rayo de luz, recordé que debíamos cazar. Pero, Félix estaba muy cansado… y me daba pena despertarlo. Entonces lo tapé, me cambié las vendas, me cerré la chaqueta para cubrirme del frio, porque aún caía una fina llovizna, tomé el arco y flecha y salí de la cueva.

Aunque cojeaba, no hacía mucho ruido, lo que me permitía escuchar perfectamente donde se encontraban los animales.

Al cabo de media hora, había cazado una liebre nomas. Pero nos serviría para matar el hambre por hoy. Recolecté en la cantimplora de Félix agua de lluvia, y luego en vez de seguir poniendo en peligro mi vida, decidí volver a la cueva.

Vaya a saber de donde fue que el chico del distrito 3 salió, para luego enterrarme en el costado izquierdo de mí estomago un cuchillo afilado.

Este era mi fin. Caí de rodillas al suelo, escuche un cañonazo, y luego alguien me sostuvo antes de caer. 

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WAAA PERDON POR LA LARGUIISIMA DEMORA!

perdon enserio, les traigo un capitulo interesante...

Quien sera el/la que la sostuvo a Rueouse? 

SALUDOS!! 

LU♥

RueouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora