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- ¡Te queda genial!.- exclamó Tetsurō después de que su hermana melliza secara la cabellera ya teñida del menor con el secador.

- ¡Es cierto, Kenma!.- aseguró la chica mientras le pasaba un espejo. El menor no le interesaba mucho su estilo de cabello, mientras éste fuera largo, así estaría mejor.- Aunque...- dejó de mirarse solo para observar con atención a la fémina delante de él que lo veía con su mano en el mentón y con el ceño fruncido, hasta que de pronto empezó a reír a carcajadas. Los dos chicos se miraron confundidos por la risa repentina.- Pu-pudín.- pudo musitar entre risas mientras se agarraba fuerte del abdomen y seguía riendo, al ver que los chicos no entendían.- ¡Pareces un pudín!.- logró decir todavía riendo mientras un menor fruncía el ceño, un poco molesto por la actitud burlona de la chica, su hermano mellizo la seguía con una alta carcajada.

Kenma todavía con el ceño fruncido se levantó de la silla en la que estaba incorporado y se fue de su propia habitación escuchando un "Espera, Kenma, no seas aguafiestas" por parte de su mejor amiga, ignorándola en el camino hacia el salón de la casa que fue donde vio por última vez a su preciada consola.

Kenma todavía con el ceño fruncido se levantó de la silla en la que estaba incorporado y se fue de su propia habitación escuchando un "Espera, Kenma, no seas aguafiestas" por parte de su mejor amiga, ignorándola en el camino hacia el salón de la c...

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Era el segundo año en secundaria de Kenma y aunque no lo mostrara, se sentía un poco inquieto al saber que este sería el último año de sus mejores amigos junto a él y que luego pasaría un año para que él pudiera entrar a la misma preparatoria.

En ese momento se encontraba en su descanso después del entrenamiento, faltaba menos de quince minutos para que este terminara.

La de ojos verdes siempre iba a finales de las prácticas a tomar fotos de los miembros del club, teniendo favoritismo por su mejor amigo y su hermano mellizo tomando como excusa lo fotogénicos que eran ambos.

Kenma ahora la miraba de reojo extrañado al ver que la chica tocaba su mejilla interna con la lengua -gesto que hacía cuando algo le molestaba- y miraba su teléfono con el ceño fruncido.

Soltó un chasquido de lengua, rodó los ojos y salió del gimnasio a zancadas sin decirle nada a nadie. Tetsurō a un lado de Kenma, también había visto su actitud molesta y cuando quiso ir detrás de ella para cuestionarla, el menor se adelantó.

- Yo iré.- solo dijo eso y caminó con las manos ocultas en sus bolsillos delanteros.

Al abrir las puertas, miró a todos lados y no vio ni rastro de la pelinegra. Salió del gimnasio y caminó a paso relajado a las afueras de la escuela mientras empezaba a escuchar voces.

- Kuroo-senpai ¡Por favor acepte mis sentimientos!.- se escuchó la firme exclamación de una voz masculina pero bastante dulce.

Casi después el ceño del menor se frunció en demasía y se recostó al muro que los separaban, escuchando todo.

- Lo siento, Kiseki-kun, pero me gusta alguien más.

Esa fue la voz de su mejor amiga y nunca supo por qué su cuerpo se tensó mucho más que antes.

- Entonces ¿Los rumores eran ciertos?.- cuestionó con voz claramente dolida, no se escuchó respuesta alguna.- Es ese chico de segundo.- terminó de afirmar para que después se escuchase decir a la mayor.

- Sí, es ese chico de segundo.- confirmó con tono firme y seguro la de ojos verdes.

Siempre se preguntó quién era aquel chico de segundo, sin embargo jamás logró descubrir de quien se trataba, y siempre vivió con la misma incógnita en su cabeza.

¿Quien era el chico de segundo que le gustaba a Hina?.

¡Look Here, Kenma! || Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora