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Terminó de escribir en la hoja, dando su apoyo a la idea de hacer un festival de ciencia ese año en la preparatoria.
Miró la hora en su teléfono, y suspiró cansada al ver lo tarde que era, con suerte podría pasar por el club de voleibol para irse junto a su hermano y su pareja.

Dejó el montón de hojas en una esquina de la mesa, agarró su mochila, se arregló el uniforme y salió de la oficina del consejo estudiantil. La recibió un pasillo desierto, aunque se escuchaban aún estudiantes en sus clubes.

Apresuró su caminar para salir de la institución. Retiró la liga del cabello que estaba en su muñeca y se hizo una coleta desprolija. Abrió su mochila y removió su contenido, buscando sus audífonos. Una vez los encontró, los conectó, poniendo música al azar. Se reprodujo "Come As You Are" de Nirvana y automáticamente sonrió.

Llegó a la puerta del gimnasio donde se supone que los chicos deben estar y se asomó silenciosamente. Lo primero que vio fue a su chico, sentado en el suelo todo sudado con una toalla blanca alrededor de su cuello. Su respiración estaba agitada y miraba al techo sin atención. Ella sonrió al ver esa imagen y caminó lentamente hacia él, solo para no llamar su atención.

Estaba a sus espaldas, por lo que se agachó a su altura y lo abrazó por detrás, sintiendo como su delgado cuerpo se tensaba y antes de él poder ver por encima de su hombro, ella acercó sus labios a su oído.

- ¿Vamos a dormir juntos hoy, Pudín?.

Susurró despacio, el chico sintió su aliento en su oreja, su piel se erizó completamente y sus mejillas se pintaron de un rojo notable.

- Hina idiota, no digas ese tipo de cosas cerca de los demás, lo malinterpretarán.

Regañó nervioso y acarició temblorosamente las delicadas manos de su chica que tocaban su abdomen con fuerza.

- ¿Estás seguro de que lo malinterpretarán?.

Preguntó juguetona y lo acercó más hacia ella, sentándose en el suelo de paso, incorporándolo entre sus piernas. Kenma se tensó aún más al sentir sus pechos en su espalda y sus labios en su mejilla.

Decidió cambiar de tema.

- ¿No estás cansada? Terminaste muy tarde hoy.- comentó mientras se giraba para encararla. Vió su sonrisa divertida y su cansancio debajo de sus ojos verdes.- Ya el entrenamiento acabó. Espera a que me cambie y nos vamos.

Terminó de decir para luego separarse de la chica que hizo un puchero al verse lejos de su calor.

- No te vayas, Pudín.- pidió tiernamente.- Ven acá y bésame.- exigió y extendió los brazos a cada lado de su cuerpo mientras abría y cerraba las manos con el mismo puchero.

Kenma casi muere por sobredosis de ternura (okno •~•).

El menor sonrió de lado y negó con la cabeza sintiendo algunos mechones quedarse pegados en su rostro por el sudor.

- Apesto.

Solo dijo como advertencia y se intentó ir pero la mayor se levantó rápidamente, lo tomó por la nuca y lo besó de manera brusca, cosa que hizo al de ojos dorados quejarse al principio pero luego le siguió el beso con la misma hambre. Ambos se olvidaron de donde estaban, otra vez.
La mayor ya iba a añadir su lengua en el beso hasta que un grito los hizo separarse.

- ¡Consíganse un hotel! ¡Par de hormonales!.

Ese fue mamá Yaku regañando a sus gatitos bebés.

Kenma se sonrojó y Hina junto al equipo comenzaron a reírse a carcajadas por la reacción del menor.

Tierno.- pensó la pelimorada.

¡Look Here, Kenma! || Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora