21

2.5K 218 24
                                    

Jadeó pesadamente resistiendo a soltar un sonido más alto que el de su respiración agitada.

Aquella chica lo estaba volviendo loco. Sus labios expertos se movían exquisitamente sobre los de él, y no aguantaría más sin explotar.

- Hi-hina, e-espera.

Trató de detener lo que sea que estuviera sucediendo en aquella calurosa habitación, pero su pareja no estaba pensando en algo más que en el placer de él, quería llevarlo al cielo, quería que en su mente no hubiera otro nombre más que el de ella. Mordió suavemente su cuello, recibiendo otro jadeo del menor, que de un momento a otro se incorporó en la cama, dejándola a ella sentada a horcajadas sobre él.

- No quiero que nuestra primera noche sea así.

Afirmó seriamente mientras abrazaba la cintura de la pelivioleta que respiraba agitadamente también.

- Podemos esperar, no estoy apresurado.- negó mientras acariciaba suavemente su espalda.

La mayor posó su frente en el hombro de su pareja y lo apretó más contra su cuerpo.

- Kenma, tú...- besó su clavícula derecha y olió su piel.-...necesitas una ducha, mi amor.

El ojidorado avergonzado separó sus cuerpos y trató de salir de la cama sin decir nada, pero ella intervino.

- No, Pudin, no te ducharás solo.- aquella afirmación hizo que las mejillas de Kenma se sonrojaran más de lo que ya estaban, trató de refutar pero ella lo calló posando uno de sus dedos en sus labios.- Yo te ayudaré esta vez.

Él, avergonzado aún, asintió lentamente y se dejó llevar por la mayor hasta el baño. El gran espejo a un costado les dio la bienvenida, dándole a conocer su apariencia desaliñada.

Que vergüenza.- pensó él cuando miró su reflejo. Pero de inmediato se olvidó del tema cuando la mayor volteó hacia su persona con una sonrisa divertida en sus labios.

Se acercó y posó sus delgadas manos en su pecho cubierto por su polera, un poco sudada.

- Yo no quiero esperar.- besó su mejilla dándole placenteros escalofríos al menor.- Quiero tocarte, besarte y amarte de todas las maneras posibles.- el corazón de Kenma saltó de pronto cuando ella levantó su prenda superior, retirándole su polera, dejando su torso desnudo.

El menor se encogió de hombros y desvío su mirada, sentía inseguridad, él sabía que no tenía un cuerpo muy definido, no era alto, tampoco tenía el abdomen muy desarrollado el poco que tenía era por los entrenamientos, y aún así, Hina se veía maravillada.

- Dios, eres tan hermoso.- halagó fascinada con su pareja para luego empezar a besarlo con emoción.

Él, un poco cohibido, correspondió el beso. Intentó no saltar de la sorpresa cuando sintió las manos de la ojiverde en su pecho, acariciándolo con delicadeza.

De un momento a otro, el beso se había intensificado y Kenma había perdido la timidez otra vez, por lo que Hina más que emocionada comenzó a jugar con el elástico de los shorts de Kenma, volviéndolo a poner nervioso rápidamente. Ella sonrió entre besos y sin dudar bajó la prenda sin dejar de besarlo, para no crearle incomodidades al mirarlo.

Él, sintiéndose en desventaja y en una situación injusta, agarró la cintura de la mayor y con una lentitud admirable retiró su polera de su cuerpo, dejando sus pechos al descubierto, en cambio, él no pensó en si ella se sentiría incómoda, él sabía que no pasaría, no tenía porqué estarlo.

¡Look Here, Kenma! || Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora