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Antes de precipitar todo, solo respiró profundo y cerró sus ojos mientras se disponía a hablar por primera vez, después de unos minutos en silencio por parte de ambos.

- ¿Tú se la presentaste? ¿Cómo la conociste?.

Cuestionó abriendo lentamente sus ojos, actuando relajada, para mirar a su pareja a su lado, quien solo la observaba sin saber el porqué de su comportamiento extraño.

- Es mi nueva compañera de salón, también se sienta a mi lado.

Terminó por responder con su característico tono sereno mientras comenzaba a realizar los ejercicios de física que la mayor le había impuesto.

Antes de que pudiera volver a preguntar algo, Kenma volvió a tomar la palabra.

- Me preguntó si podía almorzar conmigo, y yo no le vi el problema, aunque no me agradaba del todo comer junto a una extraña, al final resultó ser amable.- acabó un ejercicio y le pasó la libreta a la pelivioleta para que le revisara, sentía poco a poco como su pecho se apretaba más y más, pero tampoco sería demasiado paranoica. Decidió dejar el tema ahí y seguir ayudando a estudiar a su tierno novio.

 Decidió dejar el tema ahí y seguir ayudando a estudiar a su tierno novio

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- ¡Hey, hey, hey! ¡Llegamos, Bro!.

La alta y alegre voz del capitán de Fukurodani le atalandró los tímpanos a Hina, pero no tardó mucho en mostrar una sonrisa amplia en sus labios. Se incorporó de las piernas de su novio y corrió a buscar a su segundo armador favorito.

- ¡¡Akaashi!!.

Exclamó la pelimorada para luego abalanzarse encima del más alto, dejando a un bicolor con los brazos extendidos al pensar que la fémina corría hacia él. No tardó en terminar en una esquina agachado y con un aura depresiva a su alrededor.

- Hina-chan es cruel.

Susurró, pero todos lo escucharon.

Después de unos segundos, el menor dejó a la chica en el suelo al ya sentir la mirada fulminante de Kenma sobre él. Los brillantes orbes verde oliva de la fémina fue lo primero que sus ojos captaron, después su sonrisa, lo que hizo que él también sonriera embobado.

- Hina-san, en la próxima debe tener más cuidado, podría hacerse daño.

Regañó suavemente a la mayor, quien no paraba de sonreír al tener a su mejor amigo del alma allí.

- Akaashi, ¿Por qué no me dijiste que venías antes?.

Se quejó con un puchero que a ojos de todo el mundo, era muy tierno.

¡Look Here, Kenma! || Kozume KenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora