Jalen se alegraba de haber regresado a Mysticland. Nunca pensó que echaría tanto de menos las comodidades que ofrecía el Palacio Púrpura, la residencia de las familias que reinaban en Mysticland, ubicada en la capital, Serenntis. Desde hacía más de 200 años había pertenecido a la familia de los Cálidos Australes de forma ininterrumpida. Y aunque Jalen se hubiera criado exclusivamente en el Palacio del Desierto (hogar de los Cálidos Australes), conocía como la palma de su mano los secretos de las habitaciones y los pasillos del Palacio Púrpura. Por ello, era capaz de conducir a una persona sin pasar por la entrada principal.
Así fue como consiguió introducir a Charlotte sin que fuera detectada. La llevó hasta los aposentos del príncipe y le pidió que se mantuviera callada. Tarde o temprano, le informaría a su padre de quien era ella, pero antes debía preparar el terreno.
Tras dejar a Charlotte, Jalen salió del palacio por el pasadizo y volvió a entrar por el Gran Portón para que los guardias le llevarán hasta su padres, el rey Coelier. Se trataba de un hombre de gran complexión, piel morena y mirada orgullosa. Jalen era igual que la versión más joven del rey, solo que el príncipe también poseía la belleza de su madre.
En la sala de audiencias, padre e hijo mantuvieron una larga, aunque entretenida conversación. Jalen le narró los hechos que habían tenido lugar en la Tierra y le mostró el botín que había traído consigo: el Haz y el Cristal de Luz. Coelier se mostró tremendamente complacido al ver lo eficiente que había resultado su hijo en la misión que le había encomendado. Jalen pensó para sí mismo, que en apenas unos días, su padre estaría de tan buen humor que lo de Charlotte tan solo le parecería un pequeño capricho que no haría ningún mal a nadie. Se la presentaría como su prometida y su padre, de seguir tan ufano, no le importaría ocultar ante el resto de la realeza la verdadera procedencia de Charlotte.
“Tenía razón es bruja. No era un mal plan” pensó Jalen tras la audiencia con su padre.
Entonces, Coelier mandó que un emisario marchara lo antes posible hacia las tierras Frías. Si se daba prisa, conseguiría alcanzar a los guardias que habían recibido a Kyres y que ahora estarían escoltando al joven príncipe Frío hacia el Palacio de Cristal (hogar de los Fríos Árticos), donde Kyres esperaría, encerrado en una celda, a que llegara el día de su juicio.
Cuando el rey pensaba llamar a otro emisario para que se ocupara del Haz, Jalen rápidamente se ofreció a llevarlo el mismo a la cámara de los tesoros. A Coelier le sorprendió su repentina amabilidad, pero le pareció bien.
Ahora Jalen caminaba en silencio por los elegantes y violáceos pasillos del Palacio, dirigiéndose a la cámara de los tesoros, donde conectaría el Haz de Luz. Cuando este volviera a estar en su pedestal, podría recargarse. Al mismo tiempo, la energía que fluyese a través de él, ayudarían a las reparaciones del Portal Cálido ya que el pedestal estaba conectado con la fuente de alimentación del portal.
Jalen bajó los escalones y colocó su mano sobre la madera de la puerta. El pomo no tardó en girarse al reconocer que, quien deseaba entrar, era un miembro de la realeza. Ya en la cámara, Jalen fue directo hacia el pedestal. A primera vista, parecía simplemente un montículo de piedra blanca bien esculpido. Sin embargo, se trataba de algo mucho más complejo. Un artefacto capaz de canalizar la vasta energía de Mysticland y volverla uniforme para que el Haz la pudiera absorber sin problemas. Cuando los Australes empezaron a reinar, decidieron traer su portal desde el Palacio del Desierto y conectarlo con el pedestal, para que fuera todavía más preciso. Generalmente no lo usaban para ir a la Tierra, pero si para mantener a todo Mysticland conectado con Serenntis.
Jalen sacó el Haz de Luz de su urna y lo colocó sobre el pedestal. Acto seguido, este empezó a brillar con su luz azulona y a desprender la típica calidez que lo caracterizaba.
-Te he echado de menos estos días, Jalen –dijo una mujer a espaldas del príncipe-. En el palacio reinaba una paz muy poco habitual.
Jalen se volvió y encontró a una joven de tez morena, con el pelo largo y negro, con ojos oscuros e inteligentes. Lucía un elegante vestido rojo de mangas anchas y una capa granate. Las prendas con mangas anchas siempre habían sido un distintivo de los magos y las brujas, tanto Cálidos como Fríos. Así pues, aquella joven se trataba de la bruja con la que había quedado Jalen antes de que él partiera a la Tierra.
-Pero debía irme. Era parte del plan, Melyn.
Melyn sonrió y se acercó a él.
-Debo suponer que todo ha salido bien, ¿no? –inquirió ella.
-Tal y como esperábamos. He recuperado el Haz y el Cristal de Luz. –resumió el príncipe.
-¿Y la humana que necesitamos?
-Arriba, en mis aposentos. No sospecha nada, cree estar viviendo un sueño. Pero es perfecta para el siguiente paso, aunque no servirá de nada si tú no actúas.
-Paciencia, mi príncipe –Melyn le acarició la mejilla-. Antes debemos aguardar a que el Haz de Luz esté totalmente recargado y a que el portal funcione a la perfección.
-No deseo esperar, Melyn.
-Bueno, pero no te queda otro remedio. Lo mejor se hace esperar. Además yo ya he empezado con mi parte.
-Fuiste tú la que hablaste con Tess, ¿no es así? –dedujo el príncipe.
-En efecto. La situación lo requería. Habíamos acordado que el día antes de tu regreso, haría una pequeña excursión a la Tierra para ver tu progreso y con un poco de suerte, hablaría con Tess. ¡Imagínate mi sorpresa al ver la ciudad donde debías estar estaba totalmente cubierta de hielo! Suerte, que a los Cálidos, el frío no nos afecta.
-Más suerte tuviste encontrando a la hermana de la última wiccana.
-La energía de la Rosa Negra es demasiado llamativa, y más para una bruja experimentada. –respondió la bruja.
-¿Cómo la convenciste para detener la tormenta?
-Le recordé que hay una profecía en juego y que ella es un elemento clave. También le hice ver que su romance con Kyres no tendría futuro si no hubiera aceptado mi trato. No obstante, me puso un par de condiciones: debo procurar que Kyres esté a salvo (algo complicado, teniendo en cuenta de quién es hijo) y por nada del mundo, debo acercarme a su hermana o a su abuela.
-¿Te dijo por qué?
-Palabras textuales: solo pueden morir por mi mano.
-¿Esto podría alterar nuestro plan? –preguntó Jalen preocupado.
-No lo sé –admitió Melyn-. Lo de las Kyres es lo de menos; ella verdaderamente lo ama y parece dispuesta a cualquier cosa por protegerlo, pero sigue siendo una relación inestable y ella sabe que gran parte de la culpa es suya y aun no es lo suficientemente valiente como para querer cambiarlo. Sin embargo, lo de las wiccanas me preocupa. A su abuela es evidente que la odia, pero su hermana y su empeño en salvar la humanidad de Tess… son verdaderamente molestos. Por lo que dijo, me hace dudar en si, al igual que a su abuela, le guarda un profundo rencor o como con Kyres, no es lo suficientemente fuerte como para querer mejorar la relación entre las dos por miedo.
-Estúpida Tara… -masculló Jalen por lo bajo-. ¡No puede arruinarnos nuestro plan de una forma tan estúpida!
-Y no lo hará –Melyn dibujó en su rostro una sonrisa maliciosa-. Eso tenlo por seguro. Tengo algo muy interesante reservado para ella. Solo que lo bueno, siempre se hace esperar.
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La Hechicera: El enigma del quinto cristal ©
ParanormalSEGUNDA PARTE DE LA HECHICERA, LEER PREVIAMENTE LA PRIMERA PARTE. ----------------------------------------------------------------------------- Tras los acontecimientos ocurridos a principios de verano, Tara está convencida de que su hermana sigue v...