Capítulo 4

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“Ver a mi abuela es lo que menos me apetece en el mundo, y más después de un verano entero casi evitándola… supongo que tarde o temprano tendría que ocurrir algo así. No todo se puede posponer eternamente…”

Si había algo que, quizás, me alentaba mínimamente a ver a Rose, era la conversación previa que podría mantener con Jalen. Todo lo referente a Mysticland me intrigaba y al fin había alguien que me podía dar numerosas respuestas y yo no tenía reparos en tener una conversación con él.

Pero por desgracia para mí, Jalen no tenía muchas ganas de conversar. Ambos salimos del puerto en cuanto terminó de cambiarse de ropa, ya que sus prendas de Mysticland llamaban demasiado la atención y afortunadamente, Jared la había podido dejar unos vaqueros largos y una camiseta negra (no era capaz de entender como las botas de Jalen no desentonaban con la ropa que le prestaron y como no se moría de calor). Durante los minutos que Jalen estuvo ocupado, le propuse a Kevin que nos acompañara, pero por algún motivo él insistió en quedarse en el puerto. Supuse que podría ser una prueba para demostrar que no estaba celoso y no tenía miedo de que me quedara a solas con el príncipe Cálido. Así que le di un último beso y me marché con Jalen.

En cuanto se me presentó una buena ocasión (o lo que es lo mismo, en cuanto di un paso fuera del recinto de la O.E.P), empecé a preguntar algunos detalles no había entendido de la conversación que habíamos tenido todos. Sin embargo, cuando mencioné cosas como: “elecciones monárquicas” “tradición popular para los futuros reyes” y especialmente “poder destructivo del Haz y el Cristal de Luz”; se cerró en banda, alegando que no entendía la relevancia que pudiese tener eso para nuestra misión.

“A estos mysticlianos o como se llamen, no hay quien los entienda” pensaba mientras caminábamos en silencio hacia la casa de Rose, “Entre uno que está loco y el otro que solo importa lo relevante para la misión, parece mentira que yo, siendo descendiente de una, no haya salido bipolar.”

En algún lapso de tiempo en el que yo mantenía esas divagaciones, Jalen se debió dar cuenta de mis frustración, porque decidió entablar una conversación.

-Discúlpame Tara por mi brusquedad, pero estoy algo nervioso. Es la primera vez que vengo a la Tierra.

Decidí que no valía la pena enfadarse con él, así que acepté de buena gana seguir hablando.

-Pues cualquiera lo diría. Hablas muy bien el inglés –era un detalle que me comentó Kevin porque le había llamado la atención. Él había supuesto que tendrían un idioma propio en Mysticland.

-Gracia a esto sin duda –de debajo de la camiseta sacó un colgante dorado con forma de círculo y letras grabadas en su interior-. Digamos que es un traductor. Todo lo que escucho está en mi idioma y lo que digo, en el tuyo.

-¡Vaya es alucinante! –exclamé asombrada.

También me sorprendió una vez más la perspicacia de Kevin. Sin embargo, yo también tenía mis momentos, aunque fueran menos frecuentes. Lo que acababa comentar Jalen del colgante traductor me hizo recordar a Kyres. Él no llevaba ni tenía ningún acento extraño. Posiblemente era un dato más bien tonto, pero eso confirmaba mi sospecha de que Kyres estaba mejor preparado para lo que pudiera encontrar en la Tierra que Jalen.

-Y bueno… teniendo en cuenta que solo deseas hablar de la misión… –decidí que sería buena idea dirigir mis preguntas hacia un tema del que estaba dispuesto a hablar-.  Puedo preguntarte cualquier cosa sobre Kyres ¿no?

-En efecto –respondió con cortesía.

-¿Qué es la Magia Fría? Porque intuyo lo que es el Ilusionismo, pero ese tipo de magia escapa a mi conocimiento.

La Hechicera: El enigma del quinto cristal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora