Capítulo 1

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Nadie sabe nada de mis sueños, ni de mis intuiciones. Solo yo busco a Tess y la tengo que encontrar. No me rendiré…”

-¡Tara!

JJ me dio un segundo codazo que me despertó de golpe. Al abrir los ojos, me reincorporé y me separé del respaldo de la tumbona. Estaba en la playa y hacía calor. Sin ninguna duda aquello era real. Tomé aire y me dejé caer de nuevo sobre mi asiento. Me lleve la mano a mi colgante. Estaba ahí como siempre debería estar. Y también los cinco cristales.

Me pareció un poco irónico que me encontrara tan cansada teniendo en cuenta que me había dormido. Parecía que hubiera estado peleando y tenía la piel helada.

-Gracias por despertarme… –dije con una clara ironía.

-¡De nada! –respondió con el mismo sarcasmo.

Le lancé una mirada furiosa y ella se limitó a encogerse de hombros. Permanecimos unos segundos calladas hasta que me dirigió la palabra de nuevo.

-¿Tara estás bien?

-La última vez que preguntaste eso no acabamos bien –le recordé.

-Sí, pero ahora las cosas han cambiado y mucho –repuso JJ-. Desde que Tess está...

La miré como si le reprochará haber dicho “muerta” antes de tiempo. Ella rectificó.

-Desde que desapareció, quiero decir. Llevas todo el verano luchando contra criminales de Santa Bárbara y yo estoy de acuerdo, de lo contrario no habría sido tu cómplice, ni te habría revelado información privada de la policía que, además, implica leer a escondidas los informes de mi padre –hizo una pausa antes de soltar la “bomba”-. El problema es que no dedicas demasiado tiempo a la pequeña porción de personas que saben tu secreto.

-Ya lo sé, pero es una forma de ayudar. Y de corregirme también… -añadí.

-Pero no le debes nada a nadie, ni tampoco tienes que dejarte la vida en ello. Tanto Kevin como yo sabemos que no todo ha sido culpa tuya.

-Eso no quita que me sienta culpable –repliqué tajante.

JJ me miro con seriedad.

-Tara, eres una persona maravillosa y humana, aunque solo sea en parte. Tú no eres la superheroína que siempre podrá estar ahí. La labor que haces debería ser solo un gesto amable y no una misión para redimir la falsa culpabilidad que te abruma por la desaparición de Tess.

Tenía razón, pero no se la podía dar.

-No lo hago solo por eso… -murmuré.

JJ se rió por lo bajo, con un carcajeo dulce y no burlón.

-Sé que cuando encuentres a Tess o consigas superar su pérdida seguirás con esto. Pero ya no te moverá la culpabilidad, sino la amabilidad. Solo espero que sea pronto.

Respiré hondo y bajé la mirada ligeramente, con resignación, sin decir nada. Estaba tan cansada que ni siquiera iba a replicar. Sabía que esto no era una discusión, ni mucho menos. Tan solo era la respetable opinión de mi amiga sobre el curso que llevaba mi vida. Desde nuestra verdadera discusión, no se cortaba a la hora de decirme lo que pensaba y eso estaba bien porque su preocupación me recordaba que no debía hacer ninguna locura.

-¿Sabes lo que podrías hacer? –empezó a proponer mi amiga para cambiar de tema-. Pasar una tarde con Kevin. Solo con él. Apenas habéis estado a solas los dos. Siempre estamos los tres o bien, haciendo experimentos para averiguar tu poder secreto o siguiéndote por toda la ciudad cada vez que vas en busca a un ladronzuelo o un asesino…

La Hechicera: El enigma del quinto cristal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora