Grita mi nombre © [EDITANDO]

♧Capítulo 20♧

Leonor Mitchell

A veces, me pongo imaginar un mundo perfecto, un mundo donde no tengo esquizofrenia, un mundo donde tengo muchos amigos y todos quieren estar cerca de mí, e inevitablemente, eso me rompe el corazón, porque por mucho que lo desee, eso nunca pasará.

Desde que tengo memoria, nunca había deseado tanto volver el tiempo atrás, pero lo más extraño del caso, es que no quiero volver a mi época de la niñez, en donde todo era normal, donde no sabía que estaba loca y que mi vida sería una condena perpetua con la que cargar. No, no quiero regresar ahí.

Quiero regresar a cuando todo empezó a mejorar, cuando conocí a Dylan, cuando mi burbuja empezó a abrirse hacia los demás, cuando Everett también me dio una oportunidad. Quiero volver a los días en los que todo parecía calmarse, cuando estaba feliz, cuando me gustaba sonreír.

En muchas ocasiones, creemos que las cosas mejoran, pensamos que tal vez, por fin, después de tantos días grises, por fin saldrá el sol otra vez. Pero se nos olvida, que primero tiene que llegar la tormenta antes de que el arcoíris aparezca. Y es justo en ese momento, en el que parece que las cosas poco a poco van tomando un giro distinto, que todo parece desmoronarse otra vez. Y de la nada todo parece peor que antes.

Los siguientes 2 días, se sintieron raros. No me sentía del todo bien. Era como si una parte de mi estuviera todavía dormida y ninguno de mis sentidos trabajará como debería. Ni siquiera me he levantado para ir a la escuela. Me he quedado en casa con la excusa de que tengo gripe. No he respondido ni llamadas, ni mensajes de absolutamente nadie, ni siquiera los de Dylan. No me siento capaz de hacerlo. No pude salvarlo.

Con la cabeza hecha un desastre, salgo de la cama y voy a prepararme algo para desayunar. Hace un poco más de una hora que mis padres se fueron a sus respectivos trabajos y yo, bueno. Seguiré fingiendo que tengo gripe hasta que terminen las clases. No tengo ánimos de nada, mucho menos de ir a sentarme en un pupitre y escuchar a los maestros parlotear todo el día.

Creo que lo que necesito es alejarme de todo el mundo por algo de tiempo. Empezar de cero, de nuevo. Necesito dejar de pensar, dejar de preocuparme. Quizá después de sentir tantas emociones nuevas en poco tiempo me han hecho sofocarme. Después de tanta soledad, luego de aislarme completamente del mundo por algunos años, me acostumbré demasiado a ello, pero ahora, cuando comencé a abrirme paso de nuevo a la vida, cuando empecé a tener amigos que me ayudaron a seguir, fue demasiado. Utilicé toda la fuerza que tenía para no defraudarlos, pero ahora sólo deseo estar sola, Por algunos días. Sólo eso pido.

Después de evaluar casi todo lo que había en la alacena y en el refrigerador, volví a mi habitación con un gran plato de cereal con leche. En la soledad y tranquilidad de la habitación escuchó el repiqueteó de mi celular. Decido ignorarlo por un momento, pero después lo tomé para asegurarme que no fuera algún mensaje de mis padres. En cuanto leí el mensaje en el salvapantallas, casi me caigo de la cama.

El mensaje era del hospital psiquiátrico, al parecer el doctor Joseph pidió verme el día de hoy, dentro de 2 horas.

—¡Carajo! —bufé. —Lindo momento para solicitar verme.

Tranquilamente terminé mi cereal. Después de eso fui a mi clóset y me cambié el pijama por un pantalón de mezclilla y una blusa negra. Reflexioné sobre el tiempo que tenía y sólo tenía una opción. El receso en el Instituto era a la misma hora de mi cita, por lo que sólo tenía que hacer una llamada.

—¿Hola? —su voz sonó de manera casi automática.

—Charlotte, gracias al cielo que contestaste.

—Oye, ¿por qué no estás en la escuela? Hemos estado mandándote mensajes durante días enteros, nos tienes preocupados —su preocupación me quedó clarísima. Pero no era momento de dar explicaciones