Grita mi nombre © [EDITANDO]

♧Capítulo 06♧

Leonor Mitchell

Y aquí estaba de nuevo, en el consultorio del doctor Joseph. Fantástico. No han pasado ni tres días desde la última vez que estuve aquí. Es domingo, la cita la tuve el jueves. Se supone que no debería de estar aquí, pues el doctor no consulta los domingos, pero mi madre insistió. Siempre me pareció que mi madre exageraba las cosas, pero sinceramente a mí también me intrigaban algunas cosas que hace mucho tiempo no sentía. No quería pensar que estaba empeorando, pero en el fondo lo sabía. El doctor puso mi expediente sobre la mesa y me miro por un momento. Odio esa mirada. Es la mirada que siempre pone antes de decir que estoy empeorando en lugar de mejorar. Ya me estaba preparando para lo peor.

—Deje de mirarme así —ni siquiera supe que se me había soltado la boca hasta que terminé la oración

—Lo siento, no era mi intención incomodarte —dijo apenado

—Sólo dígame que estoy peor que hace un mes, o que hace un año. Ya hemos pasado por esto antes- solté sin importarme el impacto de mis palabras en el doctor.

—Verás Leonor... —dijo enderezándose en su silla giratoria—... la esquizofrenia es un trastorno y como sabes no se puede curar, sin embargo existen tratamientos para darle al paciente una vida más plena. Pero puede haber factores que pueden alterar tu sistema y posiblemente hace que los medicamentos no funcionen como deberían.

—Eso ya lo sé —hoy estaba muy alterada y ni siquiera sabía por qué. —Pero, ¿qué son esos factores? ¿Por qué el tratamiento deja de funcionar después de un tiempo?

—No lo sé. La esquizofrenia es un trastorno muy complejo, es difícil determinar sus causas y lo que lo puede empeorar —su calma me estaba estresando

—He escuchado eso por 4 años... —dije tratando de sonar más calmada, pero mis palabras salieron atropelladamente —... no quiero seguir así.

—Está bien, y lo entiendo, pero debemos ser pacientes. Pero si te hace sentir mejor, te mandaré con un neurólogo para hacer análisis y después de ver los resultados veremos que hacer, ¿te parece?

No, sus planes nunca me parecen, nada de lo que hace conmigo me parece, pero como no tengo otra opción, me limito a responder.

—Sí —fue lo único que dije antes de salir del consultorio.

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Al día siguiente en la escuela, todo parecía más monótono de lo normal, y más por ser lunes. La mayoría de los días parecía que los estudiantes se movían de manera robótica y sucumbían a las órdenes de los profesores y personal administrativo de este lugar. Odio con toda mi alma que nos traten como niños, es la preparatoria, se supone que debemos de saber lo que estamos haciendo, ¿no? Bueno, sí que hay gente estúpida en este lugar, pero por mucho que intenten forjarnos carácter y personalidad eso se aprende desde casa, por lo que no deberían esperar a que de un día para otro todos seamos alumnos ejemplares, eso no se puede.

Con pasos perezosos me dirigí a la clase de filosofía, deseando que la profesora Blair se hubiera quedado dormida o le hubiera pasado algún percance de camino al instituto. A la mayoría de los chicos de mi salón, filosofía les parecía aburrido, me incluyó en esa mayoría. La profesora Blair tiene un don de hacer dormir a las personas, de confundirte y de preguntarte cosas de las cuales nunca te hubieras preguntado antes. Como ya dije, nunca me ha gustado está materia, es mucho mejor la ciencia. Pero la clase es obligatoria para el semestre, por lo que tengo que estar aquí obligatoriamente.

Desde el momento en que la profesora entró al salón, hasta pasados 25 minutos de la clase, estuve deseando desaparecer. A veces no me gustaba la sensación que me provocaban mis propios pensamientos, me remordía un poco en la conciencia que la filosofía no me gustara. Pero después reflexionaba y no era algo de lo cual debería sentirme mal, si no me gustaba no tenía que obligarme a hacerlo.