Leonor Mitchell
Pase gran parte de la tarde tratando de decidir que ponerme, si bien no me agradaba la idea de ir a la fiesta de Charlotte, ella se las ingenió para convencer a mi madre diciendo que ella me recogería y me llevaría a casa sana y salva. A ella obviamente le encantó la idea de que fuera a una fiesta e intentará ver si podía soportar estar con tanta gente a mí alrededor. Charlotte era lo más parecido a una amiga que tenía, sin embargo nunca me imaginé siendo una persona como ella, demasiado superficial y con gustos extravagantes. Yo era de lo más sencilla, siempre usaba pantalones de mezclilla y blusas o camisetas de cualquier color. No llevaba accesorios, solamente la pulsera que me había regalado Iveth antes de irse a Indiana. Los zapatos que siempre usaba eran tenis blancos y siempre llevaba el cabello negro recogido en una coleta, o a veces, también suelto. Al no tenerlo muy largo siempre me resultaba fácil peinarlo. En cambio a Charlotte le encantaban las faldas, los tops, los tacones, y no se diga de las joyas. Sus perfectos ojos verdes combinaban con todo lo que usará y su cabello castaño siempre parecía estar brillando. Éramos muy opuestas en todos los sentidos, supongo que por eso me cae bien.
Me mire en el espejo y una vez más comprobé el gran parecido que tenía con mi madre, el mismo tono de piel, el cual era un blanco muy pálido, ojos grises y nariz bastante afilada. Lo único que había sacado a mi padre fue el cabello de color negro, mi madre lo tiene castaño claro. En cuanto al cuerpo, no era ni muy delgada, pero tampoco tenía sobrepeso, peso promedio. 1.67 de altura. Al verme igual que todos los días, decidí revisar mi closet para ver que más podría ponerme o que prenda cambiar. A pesar de que no me gustaban las faldas tenía una de mezclilla color negro. Me cambié la playera negra por una blusa color rojo y los converse me los deje igual. No usaba maquillaje porque no me gusta, a excepción de un brillo labial y que sólo usaba cuando tenía los labios muy secos. Me puse un poco para no parecer una loca (por lo menos no tanto como todos los días). Me miré una última vez al espejo y me fui a la cocina. Llené un vaso con agua y lo llevé de nuevo a mi habitación para poder tomarme la medicina, cuando de pronto sonó mi teléfono.
—Estoy afuera, te daré 5 minutos para que termines de arreglarte —dijo Charlotte al otro lado de la línea.
—Vale —dije y colgué. Volví a mirarme en el espejo una vez más. Me recogí el cabello en una coleta alta y la alboroté un poco para darle volumen pues el tenerlo lacio hacía que pareciera baba. Una vez que me sentí satisfecha, me tomé la medicina y tomé un suéter color gris. A pesar de que ya era primavera las noches suelen ser un poco frías. Salí de mi habitación y me encontré con la mirada de mis padres.
—¿Ya te vas? —preguntó mi madre
—Sí, llegaré a las 9 —vi el reloj de mi teléfono. Eran las 7:45
—Si quieres llegar más tarde no hay problema —dijo mi padre.
—Si pensábamos darte permiso hasta las 11 — volteo a ver mi padre y este asintió
—Diviértete un poco —me dijo sonriendo.
—Yo no quiero ir a esa tonta fiesta, en primer lugar —dije con un tono de voz ligeramente alto —así que yo puedo decidir a qué hora quiero llegar a casa. Y si me disculpan, me están esperando —dije caminando hasta la puerta.
—Sólo queremos q... —el portazo que le di a la puerta al salir hizo que no escuchará lo que tenía que decirme.
Vi el coche de Charlotte estacionado a unos pocos metros y caminé hasta la puerta del asiento del copiloto, una vez que me subí Charlotte habló.
—Oye, te ves muy bien —dijo sonriéndome
—Gracias, igual tú —dije pero no le devolví la sonrisa
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Grita mi nombre © [EDITANDO]
Misteri / ThrillerLeonor, una chica esquizofrénica con problemas de aislamiento social, se ve enredada en una complicada situación cuando sus alucinaciones parecen más reales que nunca. Mientras su psiquiatra trata de descubrir lo que ocurre dentro de la cabeza de Le...