♧Capítulo 24♧

38 7 7
                                    

Dylan Turner

Voces a mi alrededor, sirenas de ambulancia, gritos, desesperación. Todo parecía estar lejano, y lo único que pude percibir cerca de mí, fue su mano.

-Dylan, por favor, no cierres los ojos –me dijo alguien. No logré identificar de quien era la voz.

Su mano apretó la mía y sólo fui capaz de ver sus ojos por unos cuantos segundos.

-Lo siento, Dylan. –Me dijo la chica- No pude salvarte, perdóname.

Y así como llegó, así se fue.

Desperté de golpe, con el corazón acelerado, lleno de sudor y con un miedo increíblemente fuerte. No me di cuenta que estaba en el hospital hasta que estiré mi mano y la intravenosa de mi mano jalo el suero que estaba en un lado de mí.

Derrotado por mi propia cabeza, me recosté de nuevo en la cama y espere a que alguien llegará y me explicará que fue lo que pasó. Pasaron alrededor de 20 minutos, cuando una enfermera y el chico pelinegro de ojos verdes entraron por la puerta de la habitación.

-Bien, parece que ya despertó –le informó la enfermera a mi amigo una vez que me vio con los ojos sobre ella. Sacó una pequeña lamparita de su bolsillo de la bata y me revisó rápidamente los ojos-. Todo está muy bien, los dejaré solos. Cualquier cosa, no duden en llamarme- dijo dirigiéndose a ambos.

-Muchas gracias, de verdad –le agradeció Everett y cuando nos dejó solos, la mirada de Everett me hizo darme cuenta que lo que vendría no sería bueno. Pasaron 5 minutos, los malditos 5 minutos más largos de toda mi vida, y el chico aun no hablaba.

-Vamos, ya dime que soy un imbécil. Sé que quieres decirlo. Suéltalo de una vez.

-No, necesito un insulto muchísimo más fuerte y lo suficientemente cruel como para describir la gran cagada que hiciste –me dijo en tono severo.

-Everett...-me interrumpió

-No, Everett nada. ¿Si sabes lo que provocaste después de todo esto, verdad? A Leonor le dio un ataque de ansiedad después de que te fuiste, Charlotte y yo nos saltamos las demás clases por estar cuidándola y después, Leonor se volvió loca y salió a buscarte. No paro hasta que te encontró. Y eso no fue lo peor...

-Por favor, no sigas –le corte.- No quiero saber más, no quiero saber qué otra cosa le paso a Leonor por mi culpa.

-¿Es en serio? No puedo creer que hayas sido tan egoísta y no te pusieras a pensar en ningún momento en el daño que le estabas haciendo a ella.

-¿Y a ti? ¿Y a Charlotte? No sólo se trata de Leonor –contesté, pero sólo lo dije para tratar de convencerme de que Leonor no es lo único que me importa. Pero eso sería una mentira.

-Claro, como si alguno de los 2 te importara tanto como te importa ella. Dylan, eres mi hermano, eres de las mejores personas que hay en mi vida, pero tienes que aceptar que volviste a joder las cosas, y no me tienes que pedir perdón a mí, sino a ella.

-No creo poder verla a los ojos después de esto –confesé

-Pues tendrás que buscar una manera, porque ella está aquí afuera –me dijo levantándose de la silla en la que se sentó cuando entró.

-¿Qué? Oye no, Everett. ¡Espera! –lo detuve- Por favor, no

-Por favor, ¿qué? Ella merece una maldita explicación. Sólo dile lo que sientes y estoy seguro que te sentirás mejor.

Everett se dio media vuelta y salió de la habitación antes de que pudiera detenerlo de nuevo.

No sabía que se podía tener unas ganas enormes de asesinar a alguien con sólo verlo cruzar una puerta.

Grita mi nombre © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora