Dylan Turner
Voces a mi alrededor, sirenas de ambulancia, gritos, desesperación. Todo parecía estar lejano, y lo único que pude percibir cerca de mí, fue su mano.
-Dylan, por favor, no cierres los ojos –me dijo alguien. No logré identificar de quien era la voz.
Su mano apretó la mía y sólo fui capaz de ver sus ojos por unos cuantos segundos.
-Lo siento, Dylan. –Me dijo la chica- No pude salvarte, perdóname.
Y así como llegó, así se fue.
Desperté de golpe, con el corazón acelerado, lleno de sudor y con un miedo increíblemente fuerte. No me di cuenta que estaba en el hospital hasta que estiré mi mano y la intravenosa de mi mano jalo el suero que estaba en un lado de mí.
Derrotado por mi propia cabeza, me recosté de nuevo en la cama y espere a que alguien llegará y me explicará que fue lo que pasó. Pasaron alrededor de 20 minutos, cuando una enfermera y el chico pelinegro de ojos verdes entraron por la puerta de la habitación.
-Bien, parece que ya despertó –le informó la enfermera a mi amigo una vez que me vio con los ojos sobre ella. Sacó una pequeña lamparita de su bolsillo de la bata y me revisó rápidamente los ojos-. Todo está muy bien, los dejaré solos. Cualquier cosa, no duden en llamarme- dijo dirigiéndose a ambos.
-Muchas gracias, de verdad –le agradeció Everett y cuando nos dejó solos, la mirada de Everett me hizo darme cuenta que lo que vendría no sería bueno. Pasaron 5 minutos, los malditos 5 minutos más largos de toda mi vida, y el chico aun no hablaba.
-Vamos, ya dime que soy un imbécil. Sé que quieres decirlo. Suéltalo de una vez.
-No, necesito un insulto muchísimo más fuerte y lo suficientemente cruel como para describir la gran cagada que hiciste –me dijo en tono severo.
-Everett...-me interrumpió
-No, Everett nada. ¿Si sabes lo que provocaste después de todo esto, verdad? A Leonor le dio un ataque de ansiedad después de que te fuiste, Charlotte y yo nos saltamos las demás clases por estar cuidándola y después, Leonor se volvió loca y salió a buscarte. No paro hasta que te encontró. Y eso no fue lo peor...
-Por favor, no sigas –le corte.- No quiero saber más, no quiero saber qué otra cosa le paso a Leonor por mi culpa.
-¿Es en serio? No puedo creer que hayas sido tan egoísta y no te pusieras a pensar en ningún momento en el daño que le estabas haciendo a ella.
-¿Y a ti? ¿Y a Charlotte? No sólo se trata de Leonor –contesté, pero sólo lo dije para tratar de convencerme de que Leonor no es lo único que me importa. Pero eso sería una mentira.
-Claro, como si alguno de los 2 te importara tanto como te importa ella. Dylan, eres mi hermano, eres de las mejores personas que hay en mi vida, pero tienes que aceptar que volviste a joder las cosas, y no me tienes que pedir perdón a mí, sino a ella.
-No creo poder verla a los ojos después de esto –confesé
-Pues tendrás que buscar una manera, porque ella está aquí afuera –me dijo levantándose de la silla en la que se sentó cuando entró.
-¿Qué? Oye no, Everett. ¡Espera! –lo detuve- Por favor, no
-Por favor, ¿qué? Ella merece una maldita explicación. Sólo dile lo que sientes y estoy seguro que te sentirás mejor.
Everett se dio media vuelta y salió de la habitación antes de que pudiera detenerlo de nuevo.
No sabía que se podía tener unas ganas enormes de asesinar a alguien con sólo verlo cruzar una puerta.
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Grita mi nombre © [EDITANDO]
Mystère / ThrillerLeonor, una chica esquizofrénica con problemas de aislamiento social, se ve enredada en una complicada situación cuando sus alucinaciones parecen más reales que nunca. Mientras su psiquiatra trata de descubrir lo que ocurre dentro de la cabeza de Le...