Leonor Mitchell
Levanté la cabeza de nuevo y vi mi reflejo en el espejo. Mis ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar. Tenía los labios secos y sentía la garganta rasposa. Mis mejillas estaban tan sonrojadas y calientes que sentí que en cualquier momento probablemente me explotarían. Mojé mis manos con agua fría y me las pase por la cara. Sabía que no me ayudaría mucho, pero por lo menos me sentiría mejor. Sequé mi cara con una toalla de papel y salí del baño.
No estaba lista para enfrentarlos. Realmente nunca lo estaría, pero entre más pronto lo dijera, más pronto terminaría mi tormento. Quería decirlo, gritarlo. Necesitaba sacar el dolor de mi alma, detenerlo aunque sea por un momento.
Ahora que estoy aquí, caminando por el pasillo, dirigiéndome al patio, me siento como una cobarde. Todo lo que pasa por mi cabeza es el querer darme media vuelta y salir corriendo. Estoy aterrada, y lo último que quiero es que me tengan lástima.
Cuando llegó a la puerta que da al patio del Instituto, me detengo en seco, porque los vi. Sólo de verlos algo dentro de mí se desmorona. Dylan está sentado en un lado de Everett el cual le está lanzando papelitos mientras el rubio los esquiva. De vez en cuando Dylan da manotazos y el pelinegro no deja de lanzar papeles, mientras Charlotte sólo se queja y se ríe cada vez que Everett dice algo. Nunca me había dado cuenta de lo locos que son mis amigos.
"Rodéate de gente que sea igual que tú. Que tu vibra sea igual a la de ellos, y que sepan que están tan descabellados como tú."
La verdad es que jamás había entendido por qué Iveth me había dicho esas palabras aquella vez. Pero ahora lo sé
Yo no necesitaba personas normales en mi vida como mis amigos. Yo necesitaba a alguien que me entendiera, alguien que no le importara como soy, y no se quedará con la idea de que soy una persona extraña o incluso alguien que no puede convivir como normalmente lo harían las demás personas.
Soy Leonor Mitchell, la chica de la burbuja. Y si ellos fueron capaces de aceptarme con todo y mi locura, yo los aceptaré con todo y la suya. De eso trata nuestra vibra, ¿no?
Empujo la puerta y salgo al exterior, camino aún temerosa hasta la mesa en donde están ellos y me siento en un lado de Charlotte, y enfrente de Dylan. Lo cual hará muchísimo más difíciles las cosas.
—Hola —los saludó y esbozo una sonrisa. Todos concentran su atención a mí y veo como se les frunce el ceño.
—Leona, ¿estás bien? —pregunta inclinándose a mí.
—Sí, estoy bien. —Tranquilo —le digo y mi vista se desvía, y quedando atrapada en la del ojos color miel.
—Parece que estuviste llorando —el rubio alza su mano y con su pulgar acaricia mi mejilla y ojo izquierdos. Su toque me pone nerviosa.
—No es nada, es sólo que... —no sabía cómo continuar —...es difícil de explicar.
—Vamos, Leonor —Charlotte paso me envolvió en una abrazo de lado. —Dinos lo que quieras. Quizá te sientas mejor.
Tengo que hacerlo, se los debo. Se los debo después de todo lo que han hecho por mí.
—El día que estuve en el hospital, me dieron una noticia que no me gusto en lo absoluto, y que, por mucho tiempo estuve tratando de evitar. Me da miedo afrontarlo.
—¿Qué noticia? —Dylan había tomado una de mis manos y la apretaba ligeramente. Sabía que él quería darme fuerza para continuar, pero sólo hacía que la agonía se hiciera más lenta.
—M-me —tomé aire y traté que las lágrimas no salieran más. Estaba harta de llorar.
—¿Te que, Leonor? —presionó Everett. —Vamos, me estás asustando, amiga.
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Grita mi nombre © [EDITANDO]
Mystery / ThrillerLeonor, una chica esquizofrénica con problemas de aislamiento social, se ve enredada en una complicada situación cuando sus alucinaciones parecen más reales que nunca. Mientras su psiquiatra trata de descubrir lo que ocurre dentro de la cabeza de Le...