Leonor Mitchell
Desperté y estaba en el asiento trasero de un coche, pensé que quizá sería el de Charlotte. Mi nariz se inundó con un olor a tierra mojada y después el aire me empezó a golpear la cara. Me incorporé en el asiento y vi que el conductor no era Charlotte, era Dylan.
—¿Tú? —fue lo primero que salió de mi boca.
—Vaya, ya despertaste.
—¿Cómo me encontraste? —le pregunté asustada.
—Vi que saliste corriendo de la fiesta y te seguí, luego te detuviste en un crucé y te desmayaste.
—Joder —maldije —¿y el hombre?
—¿Qué hombre? —me di cuenta de lo estúpida que estaba. Lo más seguro es que fue una maldita alucinación y por eso me desmayé.
—No nada, olvídalo.
—Después Charlotte también salió a buscarte y me pidió que te llevará a casa —detuvo el carro. Al ver mi cara de confusión, añadió- me dio tu dirección, y creo que llegamos.
—Gracias Dylan —comprobé que efectivamente estábamos enfrente de mi casa y bajé del carro lo más rápido de pude.
Caminé hasta la puerta y después escuché como los pasos de Dylan se iban acercando. Ni siquiera escuche cuando bajo del coche.
—Am, Leonor —me detuvo
—¿Sí? —me giré
—Perdón por lo de hace rato, es sólo que estaba muy drogado —dijo apenado
—Creo que me di cuenta, y no pasa nada —aunque no estaba del todo segura y una parte de mi quería huir de él.
—Bien. Ah y puedes llamarme Turner... —le di una mirada confundida —...mi apellido, casi nadie me dice Dylan.
Por primera vez en toda la noche, me detuve a examinar a Dylan. Tenía la tez blanca, los ojos color miel y muy grandes, el cabello rubio y tenía unas mejillas ligeramente coloradas. Su complexión era parecida a la mía, sólo que él era más alto y se veía que iba al gimnasio.
—De acuerdo, Tur-ner —dije gesticulando cada sílaba.
—Nos vemos luego, Leonor.
—Hasta pronto —dije y me metí a casa no sin antes darle un último vistazo a Dylan que se alejaba poco a poco de mi casa.
Todo estaba a oscuras, saqué mi celular de la bolsa de mi suéter y vi la hora, eran las 10:30. Aún era temprano, así que fui a mi cuarto y tomé mi pijama limpia y una toalla de baño y me fui directo a tomar una ducha, me sentía pegajosa y estaba empapada de ese maldito sudor frío que tanto detestó. Cuando salí del baño, fui directamente a la cocina por un vaso de agua, me lo llevé a mi habitación y luego me metí a la cama y apagué la lámpara de noche. Llevaba varias noches durmiendo, por lo que no pensaba que necesitaría la pastilla para dormir. En cuento toqué la cama, sentí mi cuerpo más ligero, y poco a poco me fui sumergiendo en un sueño profundo.
-La carretera estaba rodeada por árboles, el aire era frío y era de noche. Estaba a final de la carretera, en la orilla donde había un precipicio, era tan profundo que parecía no tener fondo. Al otro lado estaba un edificio, estaba lo bastante cerca de mí, pero no lo suficiente como para brincar hacía el otro lado y no caer. Sentí un nudo en el estómago algo dentro de mí me decía que retrocediera, que saliera corriendo, sin embargo, mi subconsciente me decía que saltará.
—¡Salta! ¡Salta!
Mi lado racional había perdido el control y su coherencia se unía a los gritos.
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Grita mi nombre © [EDITANDO]
Mystery / ThrillerLeonor, una chica esquizofrénica con problemas de aislamiento social, se ve enredada en una complicada situación cuando sus alucinaciones parecen más reales que nunca. Mientras su psiquiatra trata de descubrir lo que ocurre dentro de la cabeza de Le...