Leonor Mitchell
*Sensaciones extrañas, eso es lo que estoy sintiendo en este momento. Por mucho que me gustaría decir que le dije a Adam que se fuera y me dejara dormir, las cosas fueron todo lo contrario. Después de que escaló por la ventana y casi entra a mi habitación, terminé saltando por esta misma y a caminar por la calle con él. Si me lo preguntan a mí, parecíamos dos locos buscando algo, aunque como yo iba en pijama, parecía más una vagabunda.
—No es tan desquiciado como parece —el hombre de mirada oscura me estaba explicando en qué consistía su trabajo de guarda.
—Bueno para ti no, pero a la persona que cuidas si le parece desquiciado —confesé tratando de hacerle notar que de una u otra forma me asusta estar cerca de él.
—¿Entonces por qué llevas media hora caminando conmigo? —su serenidad me sacaba de quicio.
—Yo que sé —dije sinceramente. —Lo único que puedo decirte es que mis decisiones no son muy racionales que digamos.
—Creo que eso me quedó claro desde que no te opusiste a venir conmigo —confesó el hombre. —Una chica de tu edad no debería de estar fuera de casa a la 1 de la mañana con un desconocido.
—¿No que no eras un desconocido? —una sonrisa llena de burla se formó en mis labios.
—No, no lo soy, pero a lo que me refiero es a... bueno, tú me entiendes —esta escena me estaba causando gracia, y no sabía el porqué.
—Vaya, al parecer el señor se quedó sin palabras —dije irónicamente
—No soy un señor —reprochó
—Pareces uno —dije soltando una risita.
—¿De cuántos años me veo? —el chico se detuvo y se giró hacía mí. Yo imité su acto y lo único que hice fue contemplarlo y analizarlo.
Observé cada detalle de su rostro, sus grandes ojos negros, sus pobladas cejas, su piel blanca, casi traslucida, la barba que adorna su simétrico rostro, su cabello negro revuelto, la manera tan despreocupada que lleva esa ropa, casi toda negra, cada parte de él, y en ese momento, una punzada me atisbó el cerebro, y me hizo pensar, que ya había visto a Adam, pero hace mucho tiempo, sin embargo, no logro recordar cuando fue la primera vez que lo vi. Desechando ese pensamiento, le contestó su pregunta.
—25 —solté
—¿Tan viejo me veo? —dijo dudoso. —Vaya y yo que creí que me veía más joven usando este saco.
—Si no lo usarás hubiera dicho 20 sin pensarlo —confesé
—Entendido —al decir eso, el hombre puso sus manos sobre su saco y tiro de él para quitárselo.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté nerviosa y desvíe la vista.
—Rejuveneciendo —me guiñó un ojo. —¿Y bien?
Santo Cristo Redentor, me retracto. Si fue buena idea venir.
Yo ya no estoy tan segura.
Está buenísimo.
Ay si. Digo, no, no, no. Am, tengo calor.
Se llama "mis hormonas están por los aires"
Por el amor de Dios, no.
Ve esos brazos, y sus abdominales. Cristo.
Sabes que, mejor cállate.
—¿Leonor? —Adam volvió a captar mi atención

ESTÁS LEYENDO
Grita mi nombre © [EDITANDO]
Misteri / ThrillerLeonor, una chica esquizofrénica con problemas de aislamiento social, se ve enredada en una complicada situación cuando sus alucinaciones parecen más reales que nunca. Mientras su psiquiatra trata de descubrir lo que ocurre dentro de la cabeza de Le...