Cap~13

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No podían creer que esos hombres formaran parte de su clan, creían que todos aquellos que renunciaron a sus derechos se habían perdido en todo el imperio dejando atrás su legado. Pero lo que más les sorprendió a los dos hermanos era que Takeshi no dijo nada sobre ellos. No pudieron evitar sentir una punzada en su pecho tras recibir tal noticia, sin embargo fueron sacados de sus pensamientos al notar que la misma mujer comenzaba acercarse a ellos, solo que antes de continuar, decidió desenfundar la katana que le pertenecía a Garu.

-que linda. -decía mientras miraba la hoja de la katana. -debe ser muy filosa.

Nadie dijo nada, no querían provocarla como para que hiciera una estupidez en su contra.

-aún recuerdo ese día. -dijo poniendo sus ojos en Garu. -el día en el que nos traicionaste y le diste la espalda a tu clan. -dijo mostrando su enojo, haciendo su voz gruesa y profunda, posando la hoja del arma en el cuello de Garu, mostrando su intención de cortarlo en dos.

-¡no, déjalo! -gritaron ambos hombres con la intención de que Kyoko olvidara su intención de matarlo.

-hazlo, por su culpa estamos aquí. -dijo Dai, sin interesarle los gritos de suplica.

Su cuerpo comenzaba a temblar, no sabia como reaccionar, aquella mujer tenia todas las de ganar. Con un solo roce, estaría muerto, tenia que mostrarse firme ante ella, para hacerle creer que no lo intimidaba, pero por más que tratara, no podía dejar de pensar en lo que podría pasar si moría, la situación y el dolor en que dejaría a su esposa y sus dos hijos.

-Kyoko baja esa espada. -la voz de Takeshi se hizo presente, tratando de convencerla de que dejara a su hijo.

-¿¡quieres tomar su lugar!? -dijo la chica mirándole con odio y ejerciendo más presión en aquel roce, ocasionando un quejido de parte de Garu.

-¡basta déjalo! -grito Gura preocupado por su hermano.

Continuaron así por unos segundos más, hasta que Kyoko retiro la katana, dando un alivio a los tres. Ella por otro lado era lo que sin duda estaba buscando, mostrarles superioridad, miedo, control, de esa forma podría conseguir lo que en realidad quería.

-dame una razón para hacerlo. -dijo de igual forma, causándoles a los tres un escalofrió que recorrió toda su espalda. -por culpa de él estamos aquí; desde que dejo el clan, desde que renuncio a sus apellido, su familia. Es por él que estamos aquí. -dijo mirándolos a los ojos. -¿por qué no darle fin?

No tenían palabras para lo que dijo, y la manera en la que los miraba los dejaba más que atónitos. Ninguno sabia que responder y lo que más temían era que si no respondían podrían hacerla enojar.

-lo pondremos así. -dijo esta vez Dai, dando inicio a su plan, ya los tenían donde querían, ahora era su momento de negociar. -los dejaremos en paz, pero a cambio, queremos un poder político.

¿Eso era todo?, lo único que deseaban era poder, sin duda la ambición del clan continuaba, pero al parecer había empeorado a escalas mayores.

-tu hija es la próxima emperatriz. -dijo mientras comenzaba a sonar intimidante su voz. -no será tarea difícil para ti el ofrecernos una buena posición.

-no lo hare.

-al menos piénsalo quieres. -dijo Dai tratando de hacerlo entrar en razón. -el imperio ahora sabe que nosotros atacamos el palacio, no dudaran en venir y atacar. Muchas vidas se perderán, incluyendo tal vez la de tus hijos y tu querida esposa. -dijo resaltando lo ultimo de una manera empalagosa, causando un gran enojo a los tres.

-aun así no lo hare. -dijo de manera segura, pero muy en el fondo tenia miedo de lo que podría pasarles a su familia y amigos.

-aún sigues siendo una molestia. -hablo Kyoko esta vez, mostrando aún más lo molesto que le era la manera en que pensaba Garu.

Sin decir más, comenzó acercarse a donde él estaba, para acomodar sus manos y muñeca, lista para cortarle el cuello. Los gritos de Takeshi y Gura no faltaron ante las acciones de aquella mujer, al parecer iba decidida a matarlo.

Por parte de Garu, todo a su alrededor se volvió borroso, no podía concentrarse en algo que no fuera aquella mujer que estaba a punto de enterrar su propia katana en él. Por más que intentara alejarse le fue imposible ya que los mismo hombres que lo llevaron ahí, eran quienes lo sostenían para que evitara moverse. Ella esta igual, no podía ver algo que no fuera él, tenia lista la katana para enterrarla en su pecho, y poder continuar con lo que seguía de su plan.

A un paso apresurado, se fue acercando cada vez más hasta donde estaba, para que de un movimiento rápido se deshiciera de él. Y así fue, con un solo toque hizo que su cuerpo cayera al suelo, aún con la katana clavada en su pecho, con su propia sangre manchando el piso y su misma ropa. Dejando más que impactados a los dos varones, que presenciaron tal acto que ocasionó aquella mujer, que continuaba con su misma mirada de deseo y odio en sus ojos, que sin importarle miro como el cuerpo sin vida caía ante ella, y con las manos aún manchadas de esa misma sangre, sonrió al ver que le había quitado la vida aquel hombre que de igual forma le había quitado muchas cosas.

[PAUSADA] Ahora Me Toca A Mí... [Garucca] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora