Cap~11.

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Maratón: 7/7.

No podían más, sus piernas comenzaban cansarse, sentían que en cualquier momento les fallarían.

Justo ahora continuaban corriendo por los pasillos, a donde sea que vallan se encontraban con muchos más invasores, cuerpos en el piso, sangre en las paredes.
Tenían que ver la forma de ir al sótano y reunirse con el resto. Pero había un problema, estaban al otro lado del palacio. Debían recorrer nuevamente los pasillos hasta llegar a la primera planta, y con el avance que tenían los invasores era claro que no lo lograrían. Necesitaban un milagro.

Al frente suyo, encontraron a un grupo del clan Shibata, pelando contra otro grupo de atacantes, que tenían la intención de llevarse consigo, a Sia.

Sin dudarlo, los cuatro hombres, fueron a la defensiva con la intención de ayudar.

/Por otro lado/

Gura se encontraba corriendo por los pasillos, acortando la distancia por unos atajos que conocía. Primero se dirigió a donde vio por última vez a sus amigos, hermano y padre. Para cuando solo estaba a pocos metros, un escalofrío corrió por su espalda al ver una pila de cuerpos bañados de sangre, tendidos en el suelo.

-por favor no. -dijo aumentado su paso. Para cuando llegó comenzó a buscar si alguno de los cuerpos, era de quienes buscaba.

Siento alivio cuando se fijo que todos esos cuerpos eran desconocidos, busco alrededor de alguna pista. Al parecer se había ido por otro pasillo.
Comenzando nuevamente su camino en busca de ellos.

Tras pasar por una ventana, se dio cuenta que estaban en segundo piso tratando de mantenerse con vida. Sin pensarlo volvió a tomar uno de sus atajos, paso entre pasillos evitando toparse con los invasores, hasta poder llegar a donde estaban.

Tomo en sus manos su ninjatõ, y comenzó ayudarles en acabar con el resto que aún seguía de pie.

Para cuando terminaron de ese pequeño grupo se dieron cuenta que habían perdido a una gran parte de los suyos.

-¿qué haces aquí?, creímos que ya se habían ido. -dijo Garu a su hermano.

Él, por otro lado vio el estado en el que estaban. Al igual que él, se encontraban exhaustos. Tenían rasguños y algunos golpes, en su mayoría tenía rastros de sangre, tanta que no sabía si en parte era suya o del enemigo.

-vine a buscarlos, se tardaron y nos preocupamos.

-¿y los demás? -pregunto Ryo.

-ya se fueron, les pedí que se adelantaran.

Dejo un gran alivio a todos, sin duda.

-no hay tiempo, debemos poner a salvo a la emperatriz. -dijo uno de los samuráis, con voz de mando.

Solo vieron como estos hombres comenzaron a caminar llevándose entre ellos a Sia, tratando de mantenerla a salvo.

-como me gustaría golpearles la cara. -dijo Tobe con bronca.

Sin duda ninguno dijo nada, pero sentían la misma necesidad que su compañero, en darles una paliza a esos hombres.

[PAUSADA] Ahora Me Toca A Mí... [Garucca] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora