Cap~7.

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Maratón: 3/7

-¿qué es eso?. -dijo Yamato a su madre.

La sala había quedado en silencio para que pudieran identificar el sonido que aseguraron haber escuchado.

Al parecer tenían razón, el ruido era suficientemente fuerte como para ser uno cualquiera. Al parecer todo provenía de la entrada.

-quedense aquí. -dijo Pucca, que trataba de mantener protegidos a sus hijos por si se trataba de algún ataque.

Ella junto a Mei y Aika salieron a los pasillos que tenían vista a la entrada del palacio, al parecer sea quien sea, ya había entrado. Las puertas estaban cerrándose nuevamente, después de ser abiertas bruscamente.

Ellas corrieron a la sala del trono, justo a donde dijo Sia que estarían todos.

Aún fuera de la sala, había al menos unos 12 hombres, todos cubiertos por armaduras plateadas con ligeros detalles rojos, a sus costados traían colgando de sus cinturones una katana.
Todos al notar su presencia de las tres mujeres, dieron paso en forma de respeto y más ante la hija de la emperatriz.

Para cuando estaban por abrir las puertas, uno de ellos, se acercó para poder abrirles la puerta.
En el interior de la sala, había al menos otros 5 hombres igual armados.

Sin hacer tanto ruido, cada una se acercó por detrás de cada uno de sus maridos.
Al parecer estaban discutiendo el mismo problema.

-nos enteramos de lo que esta pasando, y vinimos cuanto antes. -dijo él hombre que parecía ser el líder.

-agradezco que vinieras Hiro. -respondio Sia.

-y, me disculpo por nuestra manera de entrar. -tomo un poco de aire antes de seguir. -tenemos información.

-¿qué tipo de información?. -hablo esta vez Ryo.

-uno de mis hombres, se encontró con un grupo de tus hombres. Afirmo haber compartido con ellos información valiosa sobre los invasores.

-¿dónde esta él?

-temo decir que por desgracia, fueron atacados, todos fueron asesinados. -de su cinturón, dejo a la vista de todos un pergamino. Al parecer estaba algo mal gastado, tenía pinta de haber sido pisoteado, tenía manchas de haber sido mojado, más aparte tenía algunas gotas de sangre. -pero para nuestra suerte, la recuperamos.

Sia fue quien tomó el pergamino entre sus manos, sin poder creerlo, abrió con cuidado al papel que estaba ya algo delgado.

Especialidad; cuerpo a cuerpo.
》Armas; dagas, katanas, estrellas ninja.
Cantidad; desconocida.
Identidad; desconocida.
Nivel de ataque; élite.
Líderes; Kyoko, Dai.
Clan; desconocido.

Eran al menos las palabras más claras que podía entenderse.
Paso el pergamino a cada uno, para sacarles de duda.

-vienen de muy lejos Hiro, deberían irse a descansar, les prepararé unas habitaciones a tí y a tus hombres. -Sia les dio la señal a los chicos a su lado para que los guiaran por los pasillos. -hablaremos más tarde sobre esto, preferiría que descansarán por ahora.

Todos salieron de la sala, todos excepto Hiro, quien permanecía en su lugar estudiando a cada uno de los acompañantes que tenía la emperatriz. Hasta el punto que su vista terminó en Takeshi; vio como salió de la sala con total cuidado detrás de sus hombres.

-¿sucede algo? -pregunto Sia, que hizo que saliera de sus pensamientos y volviera su vista al frente.

-no... todo está bien. -dijo de forma lenta, después de notar la presencia de la hija y el yerno de la emperatriz. -tú, ¿tú eres su hijo? -añadio señalando la puerta

-si, el mayor.

-he oído de tí -extiende su mano en forma de saludo. -Shibata Hiro.

Hiro, un hombre de piel bronceada y cabello negro hasta sus hombros, sus ojos son de un color café, esbelto y fuerte, según a lo que dejaba mostrar. Su armadura, a comparación del resto de los hombres que lo siguen, es de un color plateado con detalles dorados a las orillas.

Sin tener que dudarlo acepto el gesto y devolvió el saludo. -Takeda Garu.

Después del saludo, Hiro salió detrás de sus hombres para poder dirigirse a la habitación que se le asignara.

-dare la orden, para que se refuerce la seguridad. -dijo Sia, que se levantó de su trono y caminaba a la puerta.

/En otra parte/

Takeshi estaba rumbo a su habitación, por la manera en la que caminaba, parecía estar concentrado en sus pensamientos, después de salir de la reunión improvisada, había algo que lo dejó así de inquieto.

Para cuando llegó, tomó asiento a la orilla de su cama.

-no pueden ser ellos. -decia una y otra vez a la nada.

/En el despacho/

-y ¿ahora? -hablo Pucca a su marido, que no dejaba de mirar el pergamino. -¿qué va a pasar?

-no lo sé, lo arreglaremos en la junta. -deja a un lado el papel. -¿qué pasó con Likue?.

-esta con los demás, habrá que hablar hoy con ella. -dice algo nerviosa.

Garu, camino hasta su mujer que estaba a tan solo dos pasos de él.
Con cuidado la tomo de la cintura para acercarla y de los hombros para poder dar pequeñas caricias para que pudiera relajarse. Mientras que ella escondía su rostro estre el cuello y hombro de su marido y lo abrazaba por su cuello.

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Lamento no publicar ayer.
Para recompensar, hoy publicaré dos capítulos.

Más tardar en la tarde subiré el siguiente.

[PAUSADA] Ahora Me Toca A Mí... [Garucca] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora