Cap~23

86 3 0
                                    

Habían pasado tres días desde que los habían traído del palacio, tres días desde que Pucca vio despertar a Garu.

Todos continuaban con su trabajo, llevaron a las personas que salvaron a lugares seguros, donde se encontraban el resto de las personas del imperio (lejos de del territorio que tenían los invasores). Estaban en guardia, continuaban peleando por recuperar terreno.

/En casa del patriarca/

Todos estaban tensos, a la espera de que Pucca y Yoana terminaran de hablar con sus hijos, mientras que se encargaban de contarles a Isao, Sara y Aika, sobre el estado en el que se encontraban sus dos amigos. Los menores no podían creer lo que decían, estaban en un estado de shock. No podían ni imaginarse lo que sentirían sus amigos en ese momento. Fue cuando los llantos comenzaban a escucharse, las suplicas a sus madres de poder verlos, para poder estar con ellos.

Fue Sara quien no lo soporto y decidió ir a donde ellos estaban, para poder ayudarlas.

Isao: ¿Qué dijo el doctor?

Tobe: dijo que tardarían en despertar. -hizo una pausa. -Garu fue el más afectado.

Aika: y, ¿mi padre?

Ninguno tenia valor para contar lo que sabían, y menos al ver lo preocupada que estaba.

Isao: hablemos de eso más tarde.

Sia: me gustaría verlos. -dijo tratando de romper un poco la tención.

Mei: pensamos ir a verlos en la tarde.

Isao: vayamos todos.

La tarde la pasaron tratando de ser lo más tranquila, hicieron sus tareas para mantenerse distraídos. Entrenaron, ordenaron algunos cuartos, trabajaron; estudiando al enemigo, decidiendo como atacar.

/Mientras tanto/

Había despertado en el mismo lugar en el que se había quedado, solo que esta vez estaba solo. Por más que trato de buscar a su alrededor no pudo encontrarlo. Fue cunado decidió entrar a la casa en busca de él, busco entre los pasillo, miro entre las habitaciones, la sala, la cocina, incluso el despacho. No había nada, todo estaba igual, además de un estante repleto de hojas y libros en un completo desorden.

Sin prestarle atención, salió en busca de su padre. Las calles estaban limpias, había gente caminando entre ellas y lo más extraño, es que eran miembros del clan. La gente lo saludaba y le mostraban respeto. Aún con los nervios decidió seguir caminando por las calles, hasta que por fin lo encontró. Se encontraba en el centro del antiguo campo de entrenamiento que con anterioridad frecuentaba.

Takeshi: ¿pudiste verla?

Garu: si. -dijo llegando a su lado. -¿Cómo puedo volver?

Takeshi: ¿A dónde?

Garu: pues... con ellos. Dijiste que tengo cosas que hacer, por eso debo volver.

Takeshi: la mitad de tu cuerpo esta inmóvil, apenas y pudiste hablar.

Garu: aún así debo intentarlo. -respondió con bronca, pero igual con miedo, sabia que era verdad, pero no quería aceptarlo tan fácil.

Takeshi, no dijo nada. Sin duda esa actitud lo hizo sentir una sensación cálida en su pecho, lo hizo recordar aquellos tiempos en los que hacia lo mismo con su padre.

Garu: ¿Cómo pue...

Takeshi: escucha. -dijo interrumpiendo a Garu. -guarda silencio y escucha.

Estando forzando en hacerlo, puso atención a su alrededor. Primero escuchaba el sonido del aire chocando con los árboles, el canto de algunas aves. Pero muy en el fondo escuchaba un par de voces. No podía definir de quien se trataba, ni siquiera podía entender lo que decían.

[PAUSADA] Ahora Me Toca A Mí... [Garucca] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora