[PAUSADA] Ahora Me Toca A Mí... [Garucca]

Cap~6.

Maratón: 2/7

/En el despacho/

Lixue, después de presenciar tales palabras de su abuela y tras recibir el regaño de su padre, salió corriendo directo a donde le habían indicado, lo mejor era evitar más reclamos.

Cuando llegó, para evitar la incomodidad, decidió llamar a su madre desde la puerta para que pudieran hablar en el pasillo.

-¿qué sucede nena?.

-escuche a papá y a la abuela. -dijo aún agitada por tanto correr.

No pudo evitar el sentir un escalofrío correr por su espalda. La última vez que recordaba tener uno así fue cuando se había encontrado por primera vez con la familia de Garu.
Sin más trato de contener la calma y no hacérselo notar a su hija, además de que no faltó el mal gusto de que su hija se metiera en una conversación mayor.

-¿qué escuchaste?. -dijo manteniéndose firme.

Tal parecía que lo había logrado, su hija comenzaba a temblar por el enojo de su madre. -¿por que mi abuela no soporta a mi abuelo Takeshi?. -dijo con bronca.

Por un momento sintió un peso menos en sus hombros, pero de pronto su mente reaccionó; Garu se había descuidado y uno de sus hijos comenzó a sospechar.

Antes de hablar trato de tranquilizarse, tomando algo de aire. -¿qué dijo tu abuela exactamente?.

-que mi abuelo sigue siendo lo que es.

Pasos comenzaban hacerse presentes, al parecer eran más frecuentes.
Para cuando se dieron cuenta se trataba se Sia.

-hija.

Fue lo único que salió de su boca y lo único que escucho Lixue antes de entrar al despacho junto a los demás.

-¿qué paso?. -respondio con esfuerzo, para no tener que hacer un escándalo.

/Por otro lado/

Garu estaba a la espera de que sus padres llegaran.
No por nada era el yerno de la emperatriz, también podía ordenar, tal vez no con el mismo poder que ella, pero a su favor, esto era una buena oportunidad.

Ya a tan solo unos segundos de entrar, un auto negro se detuvo de una forma algo brusca, en su interior, logro escuchar el quejido de dos personas.
Para cuando las puertas se abrieron, fue su madre la que bajó primero, también algo agitada por el viaje.

-Garu, hijo. Para la siguiente, avisanos unos días antes.

-si, claro. -dijo en zona de burla.

Ayudo a sus padres a bajar sus maletas y agradeció al hombre de que los trajera.

Al entrar los guió hasta su habitación, ambos dejaron sus maletas y siguieron nuevamente a su hijo.
Primero llevaron a Sara al despacho, donde estaban los demás; lo que debían discutir era bastante delicado para ella.

Ambos varones continuaron hasta llegar a la sala del trono de la emperatriz.
Su puerta era mucho más grande que las demás (igual de dos alas), en su interior tenía sobre el piso grisesco una alfombra roja con bordes dorado, el techo blanco con detalles igual de dorados, en sus dos paredes (izquierda y derecha) estaban llenas de ventenas que daban vista al jardín trasero y a la gran puerta/entrada y al fondo había un trono acojinado.

Justamente, en el trono estaba la emperatriz, quien hablaba con los amigos de Garu frente a ella.

-bien, ya estamos todos. -dijo la emperatriz llamando la atención.

/En el despacho/

Todas las mujeres y esposas del grupo de amigos, estaban presenciando a sus hijos que estaban hablando y mirando a través de la ventana.

Pucca de una forma muy baja les comento a sus amigas sobre la sospecha que Lixue tiene hacia el comportamiento de su madre. Sin duda era un tema delicado, debían sincronizar lo que dirían, ya fuera una mentira o la verdad.

Mientras conversaban, por la puerta se hizo presente Sara, que recién acababa de llegar.
Lo primero que hizo fue acercarse al grupo de mujeres que estaban alrededor del escritorio, camino con cuidado de no hacer mucho ruido y distraer a sus nietos.

-hola. -dijo saludando a todas con un beso.

-mamá, no sabía que venías. -dijo Aika después de recibir a la mujer.

-vine con tu padre. -la preocupación en ellas se hizo aún más visible. -¿ocurre algo?.

-señora, -hablo Mei, con algo de valor. -los niños, comienzan a sospechar.

No era para dar más detalles, sabía perfectamente a lo que se refería. Por instinto volteó a mirar a los más jóvenes que aún seguían en la ventana.

-¿quién?.

-Lixue escucho a mi mamá y a Garu, no dijeron mucho, pero aún así, sospecha.

-y ¿ahora qué sigue?.

-pues, él no ha venido para nada, y los demás se fueron con Sia. -dijo esta vez Aika.

/Mientras/

La emperatriz, más los hombres junto a ella le explicaban a Takeshi sobre la situación, junto a todo detalle que sabían hasta ese momento.
Él, por otro lado, aseguraba ya tener la sospecha de ese tipo de situaciones ya que los rumores no tardaron en llegar a Takeda.
Se le informó sobre la desaparición del grupo que la emperatriz había enviado por última vez, y sobre el apoyo que requerían de él.

-bueno, y ¿qué opinas de todo esto?. -dijo la única mujer.

-¿a donde en específico, los enviaste?.

-el primer grupo los envió a investigar las dos aldeas dañadas, después se les envió a investigar a los invasores, solo que no sabemos si los siguieron o fueron atacados. -dijo Gura, haciendo memoria de lo que su hermano le dijo.

-¿su último reporte?.

-ese es el problema, no llego ninguno. -dijo la emperatriz.

-pues, podemos agrupar los mejores hombres activos en esta situación, de rastreo, pelea y en el trabajo en el campo. -tomo un poco de aire. -podemos enviarlos cerca de las áreas dañadas, tal vez encuentren alguna pista, y si llega a pasar algo podrán defenderse, más no se les ordenara atacar.

-si, me parece bien. -hablo no muy convencida, pero sin duda era lo mejor que podían hacer.

-por ahora, lo mejor sería que reforzarán la seguridad, no sabemos por qué lo hacen, y lo más probable es que vengan aquí.

Eso causó un gran silencio entre todos.
No querían aceptarlo, pero sin duda más de una ocasión, todos pensaron lo mismo.
Fuera del salón, más específico en la gran puerta, comenzó a ser presente un gran escándalo, al parecer estaban entrando a la fuerza al palacio.

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Aquí les dejo una fotito que me encontré.