Mis razones

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Cuando Shinki regresó de la cocina no encontró ni rastro de su padre en la estancia, solamente vio el cactus que estaba perfectamente bien acomodado sobre la mesa dándole un toque más elegante pero lindo a la vez.

El azabache suspiró cansado y dejó sobre la mesa las dos pequeñas tazas de té, estaba dando por hecho que Gaara ya se había ido, lo cual le causaba una sensación amarga en su boca, ¿Tanto le había disgustado a su padre el departamento?, ¿Se decepcionó?

Al pensar en eso no pudo evitar sacar un par de lágrimas, lo único que quería era enorgullecer a su padre y en vez de eso sentía que lo estaba decepcionado más que la vez en la que un tal Boruto Uzumaki le ganó en una prueba deportiva haciendo trampa... De solo recordar eso le hervía la sangre.

 Algo decaído quiso regresar a su cuarto y simplemente dormir para olvidarse de eso lo más rápido posible; pero al abrir la puerta de este vio a su padre leyendo los retazos de cartas que había dejado en la mesita de noche, les estaba poniendo demasiada atención y desde lejos se podía apreciar que lágrimas se le formaban el las comisuras de sus ojos... Estaba llorando.

El menor se había quedado en estado de shock, nunca lo había visto llorar y menos por algo que no tenía que ver en lo absoluto con su persona.

-¿Pa-padre?

Llamó a la vez que comenzaba a entrar en aquella habitación que ahora se sentía melancólica. Por su parte, Gaara al escuchar la voz de su hijo adoptivo limpió con brusquedad sus lágrimas y fingió ser tan apacible como de costumbre volviendo a su expresión seria.

 -Lo lamento, no quise entrar aquí sin tu permiso, solamente no creí que escribieras cartas.

-Eso es mentira, lo veo en tus ojos.

-¿Como puedes insinuar que miento?, Soy tu padre y no tienes la suficiente autoridad como para inculparme de esa manera.

Apretó los puños y agachó su cabeza, la reprimenda de su padre lo hizo molestar un poco, no era normal que discutieran o que siquiera se enojaran, jamás hubo un motivo para hacerlo, pero solo por esta vez... Iban a seguir con esto.

-¡Por las malditas lágrimas que quitaste de tus ojos!

-...

-¿Por que no me dices nada?

-¿Por que debería?

-Soy tu hijo y me preocupas, no debes de cerrarte tanto con las personas.

-Tengo mis razones para hacerlo.

Gaara caminó a la puerta de la habitación dispuesto a marcharse y dar la conversación por concluida cuando sintió que fue sujetado fuertemente de la muñeca impidiéndole lograr su cometido. Giró su rostro para poder apreciar el de su sucesor con bastante enojo, pero al ver los ojos tan afligidos de Shinki decidió contenerse y relajar su cuerpo, jamás fue bueno en este tipo de discusiones. Un suspiró pesado salió de sus labios y cerró los ojos tranquilizando un poco su ya relajado carácter.

-A que quieres llegar Shinki, ¿Cuál es tu teoría?

-Aun no la tengo, ¿En que te afectaron esas palabras?, Por favor dime.

-Tengo que irme, otro día lo diré, ven a visitarme el sábado, estoy seguro que ese día tendré menos trabajo y saldré antes.

-Esta... Bien.

Soltó el agarré del pelirrojo y este con una mirada de agradecimiento se marchó del departamento dejando intrigado al joven, en definitiva no iba a esperar tanto. Se recostó en su cama y observó el techo, su padre había cedido demasiado fácil para ser cierto, no le diría nada, pero conocía a alguien que si hablaría fácilmente.

-Te veré mañana tío Kankuro.

Murmuró con una sonrisa en sus labios antes de sucumbir al cansancio del día, tenía planeado ir a ver a su tío después de que su padre se fuera al trabajo, pues conocía a la perfección sus horarios.

La noche pasó tranquila y sin interrupciones, toda la ciudad de Sunagakure estaba sumergida en un silenció apacible y reconfortante para todos excepto para cierto pelirrojo que miraba a través de un ventanal de su enorme casa, el no podía conciliar el sueño tan fácilmente, y menos aún cuando sentía que su pequeño hijo sospechaba de su pasado.

Con esa preocupación fue espectador hasta del amanecer y fue en ese momento en el que cayó en cuenta de que no había dormido para nada y que en un par de horas tenía que irse a trabajar; apurado se metió a bañar y se arregló aprisa, ni siquiera podría desayunar o llegaría tarde a su propia empresa.

-Debo de irme Kankuro, recuerda enviarme las cuentas que te pedí.

Cerró la entrada con un sonido que denotaba su apuro, mientras tanto su hermano apenas fue despertado por el golpe de la puerta, sabía lo que debía de hacer, pero le aburría trabajar desde casa, fue condenado a eso en cuanto Gaara tomó la decisión de adoptar un niño a su corta edad, pues apenas había cumplido los dieciocho y ese pequeño tenía seis, verdaderamente no se llevaban muchos años pero lo había hecho bien.

Perezosamente estiró su brazo para agarrar su laptop y mandar las cuentas que le había pedido su hermanito, el era la mano derecha de Gaara y era el segundo al mando de la empresa Sabakuno, hacer lo que le habían pedido era sumamente fácil. Redactó el correo y lo envío antes de volverse a tapar con las cobijas y recostarme de nuevo.

-Trabajar en casa tiene sus ventajas.

-Si, tiene ventajas.

-...

-...

-¡¿Shinki?!

Se sentó completamente sorprendido por qué su sobrino estuviese viéndolo desde el marco de la puerta cruzado de brazos y con la misma expresión de Gaara, no había duda de quién lo había criado.

-¿Como entraste?, ¿No se supone que te habías mudado?

-Si, pero aún tengo las llaves, aparte solo esperaba a que mi padre se fuera.

-¿Que pretendes?, No creo que me vengas a visitar por gusto propio, te conozco casi igual que tu padre.

-... Lo dudo, vístete, prepararé el desayuno, necesito hablar contigo de algo serio.

Sin más dejó solo a su tío quien algo sacado de onda acató las indicaciones de su sobrino mientras que este picaba algo de fruta y preparaba algunos panqueques con algo de café, estaba seguro que su charla sería bastante larga.

En otro lado Gaara buscaba desesperadamente unos documentos que supuestamente había dejado en la parte trasera de su auto, estaba demasiado molesto consigo mismo al pensar que el siendo alguien tan responsable y cumplido había dejado olvidados esos documentos en el sofá de su casa, no quería volver, pero tampoco quería causar molestias y menos incumplir con eso tan importante que le tocaba.

Los autos sonaban sus cláxones detrás suyo, pues estaba a medio camino de su casa al trabajo y el semáforo había cambiado a verde, estaba estorbando. Resignado tomó el camino de vuelta a su casa esperando tomar rápido los documentos; entre eso y su desvelo la poca paciencia que tenía y su calma se desvanecieron por completo.

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Hola

Aquí está el segundo capítulo de esta historia; cabe aclarar que aquí modifiqué los años que se llevan Gaara y Shinki para que todo quede según lo que tengo planeado para el trama principal

Nos leemos pronto ❤️

Lo que pasó entre nosotros (Narugaa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora