Reunión

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-¿Llegamos en un mal momento?

Preguntó Gaara retrocediendo un par de pasos colocándose al lado de su hijo mientras miraba atentamente los ojos de la pelinegra, no sabía si momentos previos estaban discutiendo o si solamente era un mal entendido.

-Para nada señor Sabaku no, yo ya me iba.

-Creí que usted también estaría señorita Hyuga, de casualidad... ¿Le he molestado con mi presencia?

-No, para nada, es solo que mi padre me pidió que lo fuera a visitar, quiere ver a sus nietos.

Se había apurado a contestar debido al tono de preocupación que había utilizado el pelirrojo, no quería causar molestias.

Gaara formó puños algo nervioso y miró hacia otra parte, Hinata conocía su pasado casi tan bien como el mismo, sería normal que ella estuviera en desacuerdo con su visita, era inapropiado; lo que el no sabía era que ella los estaba tratando de apoyar.

-Oh, Shinki, pensé que no te veríamos el día de hoy, ¿Te sientes mejor?

-Si, al parecer era estrés lo que tenía, por cierto, buenas tardes señorita Hinata.

-Buenas tardes... Bien, me retiro, llegaré tarde con mi padre... Vámonos Himawari.

Le extendió la mano a la infante y comenzó a caminar tranquilamente mientras mantenía una sonrisa de alegría, gesto que únicamente había notado Shinki, quien simplemente se limitaba a tratar de comprender el por qué de la sonrisa.

El carraspeó del mayor fue lo que atrajo la atención de ambos chicos, ya se había recuperado de su trance y no permitiría que sus invitados se quedasen afuera.

-Eh... ¿Gustan pasar?

-Esto...¿Es correcto?

-Claro, ella me lo informó hace unos días, deberás.

Con una gran sonrisa extendió su brazo hasta tomar la manga del pelirrojo y lo atajo hacia adentro de la casa jalándolo algo ansioso, no quería perder nada de tiempo; el castaño aturdido por la resiente perdida de su padre se quedó parado en el marco de la puerta sin saber que esperar, todos menos su padre le estaban pareciendo extraños. Miró la fachada de la casa e hizo una mueca, era demasiado colorida para su gusto, se atrevía a pensar que su jefe tenía un muy mal gusto para los colores, y que además, vivía en un lugar más pequeño que el de su padre; con ese pensamiento bastó para poder salir de su trance y entrar en la casa del rubio buscando con la mirada a su padre.

Gaara miraba con los brazos cruzados a Naruto pero sin nada de severidad en sus ojos, simplemente le habían tomado por sorpresa las acciones que el rubio había cometido, más aún cuando la última vez en la que se vieron se habían peleado, parecía que ese chico no conocía la palabra remordimiento. Naruto se encontraba parado justo enfrente de el a nada de violar su espacio personal como en los viejos tiempos y eso le inquietaba, ya no eran unos niños y tampoco eran algo más allá que unos simples amigos que con esfuerzos se veían, ya no debían de permitir esos acercamientos.

-Tu hija se parece mucho a Hinata, pero también tiene muchos rasgos tuyos.

-¿Himawari? Si, creo que sacó buenos genes, me alegra que se parezca más a Hinata que a mí, Boruto por otro lado... Sacó más de mi mas de lo que me hubiera gustado, no somos capaces de comprendernos.

-Los hijos son difíciles, el mío parece ser que tiene muchos aspectos míos, ya sabes, en cuanto al carácter y a su forma de ser, ahora tenemos una buena relación, pero antes... Me costó trabajo acercarme a el.

-¿Que edad tiene el?

-Tiene...

-Disculpen ¿Dónde dejo esto?

Lo que pasó entre nosotros (Narugaa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora