♔ EN EL AJEDREZ LA REINA PROTEGE AL REY ♔ CANCELADA

♔Capítulo 30♔

Durante ese tiempo no solo Ink sufría, desde la culminación del baile, en el momento en que el azabache entro y cerró la puerta de su aposento. Corrió al baño para vomitar, unas nauseas inmensas recorrieron su cuerpo al sentir los labios de Blueberry sobre los suyos. Respiro calmándose un poco, pero sintiéndose algo mareado al salir del baño, se quitó la corona y la máscara, aflojo el nudo de su corbata y desabrocho un par de botones de su camisa mientras se dejaba caer sobre la cama, se comenzaba a sentir muy mal mientras su corazón dolía y las lágrimas comenzaba a bajar por sus mejillas.

Lo había hecho, había cumplido con lo que su padre le ordeno ¿a qué costo? Al costo de que su madre no sufrieras las consecuencias de sus actos y de romper no solo el corazón si no también su lazo y destino con Ink. Aunque le doliera y se estuviera arrepintiendo ahora mismo de lo que había cometido, prefería eso a ser obligado a ver como la cabeza de Ink rodaba por el pavimento hasta sus pies.

No sabía cómo su padre había logrado conocer sobre el albino, pues se aseguró de tener todo cubierto y nunca dar pistas de nada de lo que hacía fuera de esas paredes. En ese momento recordó lo que le dijo '' todo dentro y fuera de este castillo me incumbe'' eso quería decir que debía haber guardianes camuflajeados dentro del pueblo o les pagaba a algunos pueblerinos para tener toda la información necesaria como para evitar cualquier plan que estén haciendo para derrocar su imperio. Aquello le parecía tan sínico, literalmente los estaba controlado sin que se dieran cuenta de ello y él se consideraba el más estúpido de todos, pues tenía los conocimientos de eso, pero no hacía nada al respecto para detenerlo.

Sin más dejo de pensar en lo horrible que era su padre y comenzó a pensar en Ink y en como estaría tomándose todo esto, esperaba y rogaba a Asgore de que no tomará alguna mala decisión donde tentará contra su vida por su culpa. Poco a poco sus lágrimas mojaron parte de su almohada, sabía que era su culpa y que esperar hasta el final para decir la verdad fue algo totalmente estúpido de su parte cuando tenía el suficiente tiempo para decirlo desde el principio cara a cara y sobrios como debía ser. No ebrios, en medio de la fría oscuridad y un pequeño albino que se le notaba en la mirada que deseaba brindarle más que chocolate caliente esa madrugada. Desde esa noche después del baile hasta los días posteriores, no dejaba de pensar en Ink y el dolor de su pecho parecía nunca acabar, logrando solo conciliar el sueño después de derramar muchas lágrimas sobre su cama.

Mientras tanto en el mismo castillo, Blueberry siendo el tercero dentro de ese triángulo amoroso, también se sintió terrible durante esa noche del baile, no concilio el sueño aquella noche y durante todos los demás días se culpó por haber metido la nariz donde no debía. Le había gustado mucho Error y lo admitía, pero nunca pensó que alguien más había llegado primero. Se sentía horrible por ser él culpable de romper aquella relación que se percibía que tenían, sus ganas de gustarle a Error una semana antes se había desvanecido, lo cual le había parecido raro y ahora sabía la razón. Después de aquel baile, los días para él parecía eternos y el ver esa mirada triste y vacía de Error, no le agradaba en lo absoluto, deseaba no estar ahí frente a él, deseaba la presencia de Dust, pero este parecía evitarle constantemente, por ellos durante todos los días posteriores al baile prefería estar en su aposento en total silencio tratando de pensar en otra cosa para poder despejar su mente.

Entre tanto aquella noche después de la culminación del baile en unas de las habitaciones del castillo la reina Geno solo se cuestionaba una y otra vez lo que había ocurrido frente a sus ojos. Aquella noche como Reaper se esperaba su amado Geno le pidió quedarse y descansar en su antigua habitación por lo menos solo esa noche.

-De verdad es que no entiendo nada- expreso Geno dejando de hacer lo que estaba haciendo y escuchando la voz en su cabeza que no paraba de hacer preguntas.