»eighth«

61 13 0
                                    


💫No miente tan solo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que habla en contra de lo que no sabe💫

~Friedrich Nietzsche




→↓←


Vi el reloj ansiosa una vez más, notando como solo faltaban dos minutos para las nueve y mi cita aún no llegaba.

Mi plan había sido sencillo y esperaba que YoonGi lo creyera como para que fuera a verme. Seguramente sería muy fácil para él ignorar la llamada que le había hecho el día anterior donde le dije que había un asunto sobre las fotos que debíamos hablar, sin embargo, yo quería aferrarme a la idea de que el chico cedería un poco y llegaría a nuestra cita acordada a las nueve.

Suspiré frustrada cuando la hora exacta llegó y no había rastro de Min, sin embargo, como si lo llamara con el pensamiento, unos golpes en mi puerta se escucharon al segundo siguiente.
Sonreí tontamente y pronuncié un "pase" intentando no dejar salir la emoción en mis palabras.
Su silueta se deslizó por la puerta para finalmente estar dentro de la oficina. Su característico ceño fruncido y sus ojos oscuros se posaron en mí viéndome con cierto recelo y desconfianza.

—Ya estoy aquí—soltó secamente.

—Ah, Min YoonGi. Es un verdadero placer tenerte aquí—dije dándole una pequeña sonrisa. —Siéntate, por favor.

Hizo un pequeño puchero y procedió a sentarse frente a mí.

—Espero que sea algo importante, Jung. Tengo muchos otros asuntos que hacer pero dijiste que era algo respecto a las fotos y supuse que debía venir. ¿Qué es?

Medité un poco mis palabras intentando encontrar la forma de decirle la verdad sin que se escandalizara tanto.

—YoonGi...la verdad es que no hay nada mal con las fotos, al contrario, me gustaron mucho—sonreí convincente. —La verdad es que quería verte.

Sus ojos parpadearon, seguramente sorprendido por mis palabras, pero al segundo siguiente ya estaba arrojándome fuego con ellos.

—¿Estás loca?—soltó exaltado. —¡Creí haberte dejado en claro la última vez que no quería que volvieras a hacer esto!

—¿Quieres tranquilizarte?—lo observé intentando mantener la calma. —Seré sincera contigo, Min. La verdad es que estoy interesada en ti. ¿La razón? No lo sé pero quiero conocerte—solté sin pensarlo.

—Tú definitivamente estás loca—rodó los ojos. —No puedo creer que me hayas mentido una vez más. Seré claro, por última vez; no quiero saber nada de ti, Jung Jinah.

Las palabras de YoonGi me pegaron como miles de cuchillos atravesando mi piel.

—Bien, está bien—solté un suspiro. —Solo dime...¿por qué?

Una risa irónica escapó de sus labios.

—¿Todavía preguntas? Eres una persona demasiado extraña; con las veces que nos hemos visto me has dejado en claro eso. Eres mentirosa, manipuladora y quieres que todas las cosas se muevan como tú quieras. No me importa si eres escritora o lo que sea, de lo único que estoy seguro es de que eres la clase de persona que no va conmigo de ninguna manera.

En mi garganta se formó un nudo y las ganas de llorar surgieron.
¿Por qué me afectaba tanto lo que él me decía? Definitivamente había sido una estúpida al llamarlo otra vez.
Tomé todo mi coraje y hablé con molestia.

—¿Sabes? Es cierto, te mentí no solo esta vez sino que muchas otras antes, sin embargo, tú ni siquiera deberías atreverte a hablar de mí sin conocerme, YoonGi. Dices todas estas cosas cuando no te has dado la oportunidad de siquiera conocerme y creo que eso es peor que cualquier mentira—le ví seriamente. —En cambio, yo tontamente aún quiero creer que tú eres diferente, porque a pesar de que tampoco te conozco no he querido creer todas las cosas feas que los demás han dicho sobre ti. No, Min YoonGi, yo no quiero juzgarte sin saber. No puedes hablar en contra de lo que no sabes.

Intenté canalizar la furia que se alzaba en mi interior mientras él permanecía inmóvil y sin decir una sola palabra después de escucharme.

—Lamento mucho haberte hecho perder el tiempo una vez más. Puedes irte, quiero estar sola.

Sus ojos aún fijos sobre mí me fueron imposibles de descifrar pero la verdad era que en ese preciso momento la presencia de YoonGi ya no me resultaba tan grata.
Segundos después él se puso de pie y sin decir nada abandonó la oficina.

Me froté el rostro demasiado sobrellevada con la situación.
Min YoonGi me estaba volviendo loca.






→↑←














cotton candy; mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora