»fourth«

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💫El momento en que quieres dejarlo es justo el momento en que tienes que seguir avanzando💫



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—¿Ya lo revisó? ¿Está todo bien?

—Sí, todo bien—volví mi vista al chico que me atendía. —Gracias.

—De nada. Si presenta alguna falla o algo no dude en traerlo.

—Sí, gracias.

Le di una reverencia y abordé el auto sintiéndome feliz de tenerlo nuevamente conmigo.
Salí del taller sin un destino en mente.
Debía llamar a la editorial, también a Tae y debía aún arreglar cosas para el lanzamiento del libro pero no tenía ganas de hacerlo. No pensé demasiado y decidí ir a buscar un lugar para comer algo.

Las calles estaban algo despejadas, cosa que agradecí.
Me detuve en un semáforo mientras tarareaba la canción navideña que sonaba en la radio. Sin prestar mucha atención inconscientemente volteé a ver a la orilla de la calle y me quedé paralizada cuando mis ojos captaron un rostro que se había paseado por mi mente últimamente.

El chico con el que había chocado estaba parado en la acera revisando su celular.
Me quedé viendolo embobada, de no ser por las bocinas de los autos detrás de mí no me hubiera dado cuenta de que el semáforo ya había cambiado a verde.
Empecé a avanzar pero extrañamente seguía sintiendo la necesidad de hablar con ese chico.
Ignorando mi sentido común, conduje hasta que estuve al lado de donde él se encontraba.
Bociné y hasta entonces él despegó la vista de su celular; sus ojos se clavaron en mi auto y entonces bajé el vidrio de la ventanilla.
Frunció el ceño.

—¡Hola!—dije pareciendo demasiado animada y feliz.

—¿Tú de nuevo? ¿Qué quieres?

Su tono sonaba fastidiado y molesto pero eso no me iba a importar en absoluto.

—Yo...bueno...necesito hablar contigo.

—¿Hablar? ¿Sobre qué? Ya habíamos dejado todo claro. En todo caso habla con mi seguro y–

—No—le interrumpí—, es sobre...sobre otra cosa—sonreí tontamente. —No puedo hablar mucho estando aquí, te invito a comer, ¿te parece?

—No, gracias. Tengo cosas que hacer y–

—No acepto tu rechazo. En el restaurante de enfrente te espero.

No me quedé a escuchar su respuesta y sonreí volviendo a conducir hasta el restaurante que le había dicho.
Quizá era una irracional por hostigar tanto a un desconocido pero la curiosidad en mi interior era más fuerte.
El problema era entonces, ¿qué excusa iba a poner para hablar con él? No podía decirle que se lo había exigido simplemente porque quería verlo otra vez.

En cuanto llegué al lugar estacioné el auto y bajé. Una pequeña sonrisa se hizo presente al ver al castaño parado frente a la entrada del restaurante.

—Oye, tú—me habló severamente en cuanto me vió—, ¿qué tienes que decirme? Realmente estoy ocupado.

—Son las siete apenas, no te quitaré mi mucho tiempo, anda.

Entré al lugar sonriendo ampliamente mientras lo escuché gritar frustrado. De repente se me había hecho lindo hacerlo enojar.

Me senté en una mesa en la esquina y mi sonrisa se hizo más grande al verlo avanzar para luego tomar asiento frente a mí.
No se veía feliz en absoluto pero contrariamente a mí la situación me estaba divirtiendo mucho.

—Solo di lo que tengas que decir.

—¿Tan así? ¿Ni una bebida o algo?

—No.

Se me hizo imposible no soltar una risa mientras él me observaba queriendo asesinarme.

—¿Por qué eres así? Estoy intentando ser amable contigo y en parte compensarte por el incidente del otro día.

—No quiero nada de eso. ¿Eso es todo lo que querías decir?

—No, por supuesto que no—intenté pensar en algo para decirle. —¿Todo bien con tu auto? ¿No necesita algo? ¿Fue suficiente el dinero? Quería asegurarme de que todo haya quedado bien, sí eso.

—Genial, todo perfecto—me sonrió falsamente. —Espero que dejemos todo aquí y no volvamos a encontrarnos. Ahora me voy, que disfrutes tu comida.

Sin dejarme hablar, se levantó de la mesa y salió apresurado del lugar.

—Ah, ¿por qué eres tan difícil, Yoongi?—me dije a mí misma.

Tomé el periódico que estaba en una de las sillas a mi lado y encontré una frase muy interesante en una de las páginas.
"El momento en que quieres dejarlo es justo el momento en que tienes que seguir avanzando".

No sabía exactamente a lo que se refería, pero en mi cabeza adquirió un peculiar significado.
Yoongi quería dejarlo todo y no volver a encontrarse conmigo, pero yo quería seguir avanzando.
Entre esas opciones, el seguir avanzando era lo correcto, ¿no?

Sonreí cuando una idea cruzó por mi mente.
Tomé mi teléfono de inmediato y marqué el número de mi amigo y representante.
Atendió de inmediato.

—Tae, ¿ya tenemos fotógrafo para el evento? ¿Qué tal si te encargas de contactar a alguien?

Lo sentía por Min Yoongi pero yo no iba a dejar a mi intriga y curiosidad simplemente así.










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cotton candy; mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora