08 •Suna Rintarō.

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Me desperté sobresaltada, con el corazón acelerado y un nudo en la garganta. "Ha sido solo una pesadilla, no ha sido real..." repetía en mi mente como un mantra que no parecía funcionar realmente.

Cogí mi teléfono y busque entre mis contactos recientes, haciéndome un poco más pequeña entre las sábanas como si eso pudiera protegerme.

Sonó el primer tono y el segundo, y empecé a pensar que no lo cogería. En el momento en el que perdí la esperanza e iba a colgar, escuché como cogía la llamada y soltaba un gruñido.

-¿Estabas dormido?- Le pregunté y miré el reloj. Eran casi las tres de la madrugada, claro que estaba dormido.

-Mmh, eso da igual ahora.- Me respondió con la voz ronca. -¿Que pasa?-

Suna sabía que si le llamaba a esas horas, era porque pasaba algo.

-Tuve un mal sueño...- Murmuré desviando la mirada igual que si le tuviese delante.

Escuché a Suna suspirar al otro lado, y como se revolvía entre las sábanas, probablemente buscando una postura más cómoda para hablar durante un rato conmigo.

-Centrate en mi voz, ¿vale?- Me aconsejó.

Yo le hice caso, y simplemente me dediqué escucharle hablar durante algunos minutos en los que se dedicó a relajarme.

-¿Cuando es vuestro próximo partido?- Le pregunté intentando distraerme de la oscuridad que abundaba en mi cuarto.

-En una semana y media. ¿Irás?- Su pregunta sonó más como una súplica, como si me pidiese asi que fuera a verle.

-¿Quieres que vaya?- Le reté, ya que solo quería que él lo dijese.

-Sabes que quiero que estés en todos mis partidos ____.- Murmuró con voz suave haciéndome sonreír.

Me di cuenta entonces que me había desvelado demasiado hablando con Suna, y probablemente no conseguiría volverme a dormir.

-Suna...- Le llamé, y él me respondió con un ruido parecido a un gruñido. -No creo que pueda volver a dormirme ahora.-

Miré la pantalla del móvil para comprobar que llevábamos más de cuarto de hora en llamada.

Suna se rió dulcemente, y suspiró antes de volver a hablar.

-Asomate un segundo por tu ventana.- Yo le hice caso, fijando mi mirada en el cielo estrellado en cuanto me asomé. -Ahi no tonta, al suelo.-

Y cuando baje mi mirada le vi, de pie en mi patio con una sonrisa, el móvil en una mano y una sudadera suya en la otra, como una invitación a lo prohibido.

-¿No te apetece dar una vuelta?- Susurró, y su voz llegó a mí provocándome un escalofrío.

Me alejé de la ventana rápidamente, tiré el móvil en la cama y me quite los pantalones del pijama para ponerme unos de deporte cómodos, lo justo para salir a la calle, aunque la camiseta negra del pijama no me la quité.

Me hice una coleta rápidamente y bajé a toda prisa intentando no hacer ruido. Cuando llegue a la puerta de entrada me calcé y la abrí, cerrándola lentamente a mi espalda y observando la reacción de Suna al hacerle esperar.

Su sonrisa se ensanchó un poquito más, y me tendió su sudadera levantando una ceja.

Yo la cogí con una gran sonrisa, igual que una niña a la que la dan un regalo, y me la puse notando el calor que aún se mantenía y el delicioso olor que conservaba.

Cuando mi cabeza pasó por el agujero de la prenda, los labios de Suna acogieron a los míos sorprendiéndome gratamente. Acaricié su pelo dulcemente, mientras su mano sostenía mi cintura, sintiéndome segura entre sus brazos.

One-shoots | HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora