Solo quedaba una última hora para que ese agotador día de instituto terminase por fin. Había tenido dos exámenes, una exposición en inglés y un trabajo por grupos. Después de todo eso, realmente lo único que quería era ver un rato al menos a alguno de mis amigos o irme directamente a casa.
Suspiré esquivando alumnos por los pasillos, intentando evitar los grandes grupos de gente agachando la cabeza y apartándome discretamente. Las multitudes me producían una desagradable opresión en el pecho causada por la ansiedad, aunque después de casi media vida viviendo con ello, ya me había acostumbrado a vivir con una cantidad muy reducida de amigos cercanos.
Apenas mis dos mejores amigos a los que conocía desde la infancia, y Aiko, lo más parecido a una amiga femenina que haya podido llegar a tener pero, gracias al trabajo de sus padres, se había mudado meses atrás. Aún manteníamos el contacto.
Giré la esquina de un pasillo y un grupo de chicas me llamó la atención. Estaban rodeando a alguien, demasiado juntas entre ellas e interrumpiéndose las unas a las otras al hablar.
Pero lo que realmente había llamado mi atención era la alta figura que rodeaban, de pelo marrón y sonrisa encantadora que claramente enamoraba a todas las féminas que le rodeaban, aunque yo noté que era claramente falsa.
Todas eran esbeltas, de piernas largas y estilizadas remarcadas por las cortas faldas, un par de botones desabotonados en lo alto de la camisa y peinados perfectos. Tragué duramente, era imposible no compararme con ellas, cualquiera las preferiría.
Me alejé paso a paso, intentando actuar como si no hubiese visto a Tōru, con las manos temblorosas y tirando de las mangas de mi camisa hacia abajo. Mi mente estaba siendo atacada con todo tipo de oscuros pensamientos con los que tenía que aprender a lidiar en algún momento.
Solamente quería escapar de ahí, terminar ese espantoso día y poder refugiarme debajo de mis mantas en la oscuridad de mi cuarto, estar sola con mis pensamientos y esperar a que el día siguiente llegase y se volviese a repetir esa secuencia de actos diarios...
-¡____!- Una voz me sacó de mis pensamientos y me trajo a la fuerza a la realidad.
Me giré para encontrarme a Tōru justo de frente. Se había alejado del grupo de chicas en el que se había encontrado antes, y estas ahora me miraban recelosas, como si no fuese más que un pequeño montón de estiércol.
-Oh, Tōru, ¿estabas por aquí? No te he visto.- Mentí sonriendo un poco.
"Finge, miente, eso se te da bien, lo aprendiste hace mucho..." Pensé.
-Estaba ahí detrás, unas chicas me estaban reteniendo, a veces eso incluso me molesta. ¿Vas ahora a tu clase?- Me preguntó, a lo que yo asentí sin querer hablar mucho. -____, ¿estás bien?-
Había usado el mismo tono de voz que usaba cuando hablaba de cosas serias, y su rostro intranquilo hizo que una alerta en mí se encendiese. No podía dejar que él viera que esas cosas me afectaban.
-Sí, solo estoy algo cansada, está siendo un día largo.- No era del todo mentira, pero claramente no era ni de lejos lo que me pasaba.
Y sabía que Oikawa no se lo iba a creer. Toda una infancia juntos habían conseguido que tanto él como Iwa-chan me conociesen demasiado bien como para creerse una mentira tan sencilla como esa.
Me había servido durante varios años cuando apenas teníamos doce, pero rozando los dieciocho y después de los últimos dos años sabía perfectamente que ya no iba a ser así.
Y mucho menos después de haber empezado una relación con Tōru hacía casi un año, desde la cual se había vuelto mucho más cuidadoso y protector conmigo. Sobre todo respecto a mis emociones.
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One-shoots | Haikyuu
Fanfiction飛ぶ | "Si lo vas a golpear, golpéalo hasta que lo rompas" One-shoots variados de los personajes de Haikyuu (◍•ᴗ•◍) -Los personajes no me pertenecen a mí sino a Haruichi Furudate.