12 •Hinata Shoyo.

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Era ya noche cerrada cuando la joven de veintidós años volvió a su hogar, cerrando la puerta de la entrada con cuidado de no hacer mucho ruido.

Se quitó los zapatos lentamente, y dejó su mochila y su bata de trabajo en un perchero situado al inicio del largo pasillo. Inspiró hondo, había echado de menos a su pareja, pero por las horas que eran seguro que ya estaba dormido. Era normal, entrenaba una cantidad de horas anormal.

E incluso estando agotada sonrió, por sentirse de nuevo en casa después de varios días. El máximo tiempo que había pasado en su hogar durante la última semana habían sido dos horas, para comer algo y cambiarse de ropa antes de volver a su trabajo.

Pero ahora la habían obligado a tomarse al menos dos días de descanso, y no sabía si sentirse agradecida o molesta.

Caminó por el pasillo a paso lento, torciendo para entrar a su cuarto sin llegar a darse cuenta de la tenue luz que la iluminaba. Esperaba encontrarse ya un cuerpo ocupando parte de la cama, pero esta estaba completamente vacía.

Buscó un poco desconcertada por la habitación, sintiendo como las piernas la empezaban a pesar.

-¿Shoyo?- Le llamó avanzando unos pocos pasos, cuando su cabellera naranja asomó por la puerta del baño. -¡Shoyo!-

-¡Sorpresa!- Exclamó con una radiante sonrisa.

-¿Que haces despierto? Es muy tarde.- Empezó la joven, que apenas media 1'65 en comparación a los 1'72 del pelinaranja. Aún recordaba cuando era más alta que él.

-Pero quería estar contigo cuando volvieras princesa...- Murmuró acercándose a ____ y sujetando su rostro entre sus manos.

La fémina cerró los ojos dejando que el contacto de su novio fuese lo único que sintiese, sus alientos volviéndose uno solo cuando sus labios se encontraron en un dulce beso, como si ese simple gesto los devolviese poco a poco las energías que la noche intentaba robarles.

Una tierna sonrisa decoró los labios de Hinata cuando se separaron, y sus ojos brillaron con impaciencia.

-Ven, quiero enseñarte algo.- La pidió sosteniendo su pequeña mano entre la suya. -¿Porfavor?-

____ sonrió por la sencillez y alegría que sus palabras demostraban, y asintió con convicción.

Shoyo la llevó pocos metros más allá de su habitación, hasta el baño que los dos compartían. La habitación estaba iluminada con la tenue luz de unas velas dispuestas por el cuarto, rodeando la bañera redondeada que se encontraba llena hasta un poco más de la mitad, cubierta de espuma rosada y pétalos de alguna flor aromática.

Era un entorno sencillo, pero a ____ se le hizo uno de los gestos más románticos que Shoyo podría haberle hecho en todos sus casi seis años de relación. Se había tomado la consideración de pensar en su afición por los baños largos, sumado al cansancio que sentía en ese momento y al echo de que en ese momento cualquier cosa le parecería maravillosa si solo estuviese a su lado.

Y para Shoyo no hubo nada mejor que ver la gran sonrisa de su novia sumada a sus relucientes ojos cansados. La abrazó desde detrás por la cintura y besó su mejilla.

-¿Te gusta?- La preguntó intentando esconder su entusiasmo de manera poco convincente.

-Me encanta.- Susurró su chica absolutamente fascinada.

-Pues es todo tuyo princesa, yo vuelvo en un segundo.- La indicó besando la base de su cuello.

Ella asintió y el chico salió del cuarto, caminando rápidamente por el apartamento hasta llegar a la cocina.

One-shoots | HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora