19 •Kageyama Tobio.

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1999 - 3 años.

Dos niños de apenas tres años de edad jugaban en medio del suelo de la calle, pintando con tizas más grandes que sus propias manos y dibujando flores o nubes puesto que eran lo único que les habían enseñado en la guardería.

La pequeña niña levantó la mirada un segundo cuando una sombra la cubrió completamente a ella y a su dibujo.

-Chicos, ____ se va a tener que ir ya.- Murmuró la joven chica que ____ sabía que era la hermana de su amigo y vecino.

-¡No, yo no quiero que se vaya!- Exclamó resignado Kageyama, frunciendo el ceño a su hermana mayor.

-Vamos, la acompañaremos a su casa.- Decidió la más mayor, y los dos niños solo pudieron seguirla olvidándose rápidamente de sus dibujos mal pintados.

2003 - 7 años.

Con siete años, Kageyama era fácilmente el niño más activo de todo el barrio, y cada vez que le lanzaba su balón de vóley a ____ esta solo podía intentar cogerlo torpemente.

Habían empezado a parecerle bastante más atractivas las bolas más pequeñas, aquellas que podían ser golpeadas con una raqueta o un palo.

-Mis padres me van a apuntar el año que viene a clases de voleibol.- Habló el niño, estirando los brazos para que su amiga le lanzara la pelota.

-Me extrañaba que no te hubieras apuntado ya.- Replicó ____ lanzándole la pelota a Kageyama.

-Tú te deberías apuntar a algo, hay muchos clubs en el cole.- Intentó convencerla el niño.

-No quiero.- Se negó. Y cuando volvió a coger la pelota que había caído, oyó que la madre de su compañero les llamaba. -Tenemos que irnos.- Le dijo, quedándose con el balón unos segundos.

No era nuevo, pero tampoco estaba realmente gastado.

Acompañaron a ____ hasta su casa, eran vecinos y se conocían desde hacía años después de todo. Al poco de llamar a la puerta el padre de la pequeña no tardó en abrir.

-¡Vaya, ya volvéis! Gracias por cuidarles hoy.- Le agradeció a la madre de Tobio a la vez que cogía en brazos a su hija.

-¿Está mamá ya en casa?- Preguntó ____ mirando a su padre.

-N-no princesa, mamá aún está trabajando.- Musitó intentando esbozar una sonrisa tranquilizadora.

2009 - 13 años.

____ soplo las velas de la bonita tarta que su madre había encargado, apagando así las llamas que empezaban a derretir el 13 de cera.

Pero cuando realmente sintió la emoción en cada poro de su piel fue cuando su padre colocó sobre la mesa un regalo con una forma sospechosamente parecida a la de un bate de béisbol, bajo la sorprendida mirada de su madre. Lo abrió con manos temblorosas, tirando ansiosamente el papel al suelo, y se abrazó a él con una gran sonrisa.

-¿La has regalado un bate?- Preguntó la madre.

-Llevaba pidiéndolo tres años.- Replicó el padre a la pregunta retórica.

-Y llevaba dos años negándome.

-Vamos mujer, ¿qué daño puede hacerle?-

-¡Así la consientes!- Exclamó golpeando la mesa con el puño. -¡Y el béisbol no es un deporte femenino!-

-Mamá ya basta. Es lo que yo quería.- Intentó intervenir la joven sin conseguir mucho éxito.

-¡Siempre la compras todo lo que pide! Ni siquiera quiere ir a clases de béisbol.-

One-shoots | HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora