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LAS VACACIONES DE navidad dieron comienzo y Elara estaba entusiasmada por volver a ver a su padre y a su madre.

Así que cuando Dione Rotwell estaba en la estación de tren junto a Remus Lupin sonrió.

Georgia, a su lado suspiró nerviosamente.

Elara la miró y le puso una mano en el hombro.

—Él es tu padre —dijo—, te ama sobre todas las cosas.

Georgia le dedicó una sonrisa de falsa tranquilidad y ambas se acercaron hacia sus padres.

Pero ninguno parecía feliz de verlas.

—Pensé que estarían más felices de vernos —ironizó Elara.

—El señor Weasley está en San Mungo —dijo Remus—. Tenemos que llegar a Grimmauld Place rápido para ir a visitarle.

—¿Como ha llegado ahí? ¿Está bien? —preguntaba Georgia.

Elara le dio la mano a su madre, sintió un retorcijón en el estómago y supo que estaban delante de su casa.

Cuando entraron el silencio era aterrador, pero entonces se escucharon unos gritos desde la cocina.

—¡Cuantos más, mejor! —oyó Elara.

La vista era rara.

Sirius delante de la cocina, Harry a su lado mirando los fogones, Molly Weasley con aspecto cansada y los hermanos Weasley que asistían a Hogwarts recostados sobre la mesa con grandes ojeras.

Elara saludó a todo el mundo con una sonrisa forzada.

Vio por el rabillo del ojo como los Lupin se iban de la cocina.

—¿Cómo está? —preguntó Elara mientras se apoyaba en la encimera.

—Está estable, vamos a ir a verlo más tarde —le respondió Molly.

—Eh... Um... —balbuceó la rubia— No quisiera inmiscuirme en la felicidad de su familia señora Weasley, pero ¿le importaría que fuera yo también?

Molly pareció sorprendida por la pregunta y no era la única.

Ginny tenía una cara de asombrada, Ron la boca ligeramente abierta, Fred se había dormido sobre la mesa y George la miraba con una pequeña sonrisa.

Cuando el desayuno hubo terminado, cada uno se fue a su habitación, Georgia y Elara fueron a la de la última y Lupin empezó a hablar.

—Se lo he dicho —confesó.

Elara la miraba interrogante.

—¿Y? —dijo— ¿Qué te ha dicho?

—Papá siempre ha sido un buen hombre, no entiendo porque estaba tan nerviosa —se avergonzó Georgia tapándose la cara con las manos—. Me dijo que lo intuía, y que no pasaba nada, que seguía siendo su hija y que no iba a permitir que nadie se burlase de mí por una simple orientación sexual.

—Te lo dije, no tenías nada de lo que preocuparte —aseguró Elara—. Conocí a Remus Lupin este año pero puedo decir con certeza que es un hombre muy empático y comprensivo.

Hablaron de cosas triviales durante un rato hasta que alguien llamó a su puerta. Sirius abrió de golpe con Dione a su lado.

—¿Qué quieren? —preguntó Elara.

—Nos gustaría hablar contigo hija —Sirius hizo énfasis en la palabra hija.

—Yo me voy a mi cuarto, hasta luego —Georgia prácticamente huyó.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐒𝐄𝐗 ,, Draco Malfoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora