𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐒𝐄𝐗 ,, Draco Malfoy.

|06.

ELARA ENTRÓ EN EL despacho de la profesora Umbridge para su castigo. Realmente se había olvidado de que tenía que asistir. Se había saltado un día para pasar la noche con George.

Lo habían hecho en el cuarto de él, Elara había visto la sala común de Gryffindor y además ahora se sabía la contraseña. Tenía menos de una semana para colarse allí. Antes de que la cambiasen.

Pero, honestamente, colarse en la sala común de Gryffindor era una oferta tentadora, lo que ella necesitaba ahora era colarse en la de Huffelpuff.

Desde que Ernie y ella habían discutido, el no paraba de hacerle la vida insufrible. Era hora de darle una lección. Tan solo necesitaba un cómplice.

Pero ya se encargaría de eso en otro momento, igual que se encargaría del asunto del broche, operación 'Serpiente gay'.

No es que fuera a hacer nada malo, tan solo quería saciar su curiosidad.

—Black, hasta que se digna a aparecer —dijo Dolores.

—He estado ocupada —respondió—, la veo diferente, ¿se ha hecho algo en la cara?

A Dolores le dio un tic nervioso en el ojo y le entregó una pluma.

—Ustedes dos ya saben lo que tienen que copiar —dijo mirando a Malfoy y Potter—. Tú, vas a copiar 'No faltar  el respeto a mis superiores'.

Elara rodó los ojos.

Tranquilamente, cogió la pluma.

—No me ha dado la tinta.

—No es necesaria.

Black puso una mueca. Comenzó a escribir la frase con letra grande, para que pareciese que había copiado más.

Se indignó fuertemente, cuando la tinta (que venía con la pluma) empezó a desaparecer.

Soltó una exclamación de sorpresa cuando las palabras empezaron a grabársele en la piel.

Así que este era el castigo de Dolores. Causar dolor.

No iba a dejar que ella viera una mueca de dolor. Eso era lo que la vieja queria, y Elara no iba a dejar que ella ganase.

Escribió durante horas, o minutos, había perdido la cuenta.

Para no llorar, se clavaba las uñas de la mano que le sobraba en el brazo contrario. Podía sentir un leve río líquido bajar por su brazo y sabía perfectamente que era sangre.

Cuando después de lo que pareció una eternidad, la profesora Umbridge permitió a los tres irse, Elara disimuló su dolor con un mal chiste.

Los planes de venganza contra Ernie habían pasado a segundo plano, lo primero era venganza contra esta mujer.

Dijo la contraseña y entró a su sala común, encontró a Pansy sentada en uno de los sofás de cuero negro.

—¿Los profesores tienen su propia habitación en el castillo? ¿Verdad? —dijo la rubia.

—Eeeeeeh sí —respondió Parkinson, se incorporó para ver mejor a Elara—. ¿Qué pretendes hacer?

—Voy a darle a Dolores una lección, ¿vienes conmigo?

Pansy se puso de pie de un salto, era notable que detestaba a esa mujer.

—Encantada.

∞

LAS DOS CHICAS habían encontrado el ala de profesores en el castillo siguiendo a la profesora Sprout.

Esperaron a que ella pasase detrás de una puerta que parecía pesar toneladas. Cuando intentaron entrar, ¡sorpresa! No había forma de abrirla.