𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐒𝐄𝐗 ,, Draco Malfoy.

|12.

POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA.

Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n° 28.
Firmado:

Cornelius Oswald Fudge,
ministro de Magia.

Eso tendría que haber aparecido por la noche. No había otra explicación.

Algo que molestaba muchísimo a Elara era la repentina creación de "La Brigada Inquisitorial". Los miembros de esta eran todos Slytherin y unos lameculos de Umbridge y el ministerio. O como ellos se describían: un selecto grupo de estudiantes que apoyan al Ministerio de Magia, cuidadosamente seleccionados por la profesora Umbridge que tienen autoridad para descontar puntos a las casas.

Así que Elara se acercó a hablar con Harry Potter desde que tuvo la oportunidad, Ernie McMillan estaba a su lado igual que Ron, Fred, George Weasley y Hermione Granger.

—Lo habéis visto, ¿verdad? —comentó Fred, refiriéndose al reloj de la copa de las casas. El de Slytherin era el único que tenía todas las esmeraldas intactas.

—Malfoy acaba de descontarnos cincuenta puntos —explicó Harry, furioso, mientras unas cuantas gemas más pasaban de la parte inferior a la superior del reloj de arena de Gryffindor.

—Lo siento por eso —les dijo Elara a ellos cuando se unió.

—Sí, Montague también ha intentado jugárnosla en el recreo —aseguró George mirándola de reojo.

—¿Qué quieres decir con eso de que lo ha intentado? —preguntó rápidamente Ron.

—No ha podido pronunciar todas las palabras —explicó Fred— porque lo hemos metido de cabeza en el armario evanescente del primer piso.

—¡Ahora sí que os habéis metido en un buen lío! —dijo Hermione.

—No hasta que Montague reaparezca, y pueden pasar semanas. No sé adónde lo hemos enviado —comentó Fred, impasible—. Además... hemos decidido que ya no nos importa meternos en líos.

—¿Os ha importado alguna vez?

—Claro que sí —respondió George—. Nunca nos han expulsado, ¿no?

—Siempre hemos sabido cuándo teníamos que parar —añadió Fred.

—A veces nos hemos pasado un pelín de la raya... —admitió su gemelo.

—Pero siempre hemos parado antes de causar un verdadero caos —dijo Fred.

—¿Y ahora? —inquirió Ron, vacilante.

—Pues ahora... —empezó George.

—... que no está Dumbledore... —siguió Fred.

—... creemos que un poco de caos... —continuó George.

—...es precisamente lo que necesita nuestra querida nueva directora —concluyó Fred.

—¡No lo hagáis! —susurró Hermione—. ¡No lo hagáis, de verdad! ¿No veis que le encantaría tener un pretexto para expulsaros?

—Veo que no lo has entendido, Hermione —dijo Fred sonriente—. Ya no nos importa que nos expulsen. Nos marcharíamos ahora mismo por nuestro propio pie si no estuviéramos decididos a hacer algo por Dumbledore. Bueno —miró su reloj—, la fase uno está a punto de empezar. Yo en vuestro lugar entraría en el Gran Comedor, y así los profesores sabrán que no habéis tenido nada que ver.