¿Qué hiciste mal?

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Se habían sentado en el sofá de la sala, el rubio aún abrazaba a Izuku quien lloró largo rato sobre el hombro de este hasta que la opresión en su pecho desapareció, entonces solo se quedó allí dejándose abrazar, disfrutando el calor que le ofrecía el aspirante a héroe. "Es verdad que tiene un olor dulce", pensó mientras sentía los párpados pesados.

—Te enseñaré a hacer la hamburguesa favorita del pelo de mierda— dijo Bakugo después de un tiempo de estar en silencio.

Izuku alzó la cabeza y le miró ofreciéndole una pequeña sonrisa, la idea de saber algo así de uno de sus personajes favoritos lo alegraba, casi lograba subirle el ánimo por completo. Con rapidez asintió repetidas veces sacando, para su sorpresa, una sonrisa de Katsuki, quien mientras se levantaba le revolvió el cabello castaño con ternura.

— ¿Tienes levadura? Te enseñaré todo desde cero— dijo el Katsuki. Izuku se levantó y siguió al rubio que caminaba tranquilamente hacia la cocina.

—Creo que si tengo levadura, espera la busco— respondió mientras caminaba rápidamente hacia la alacena. Estaba buscando el recipiente donde su madre solía guardar la levadura cuando un "Shineee" salió de su celular haciéndolo poner rojo como un tomate.

—Si tanto te avergüenza ese tono solo cámbialo de una puta vez— comentó Bakugo mientras sacaba los ingredientes que necesitaba de la nevera.

—S-siempre se me olvida— confesó el pecoso mirando la notificación, era un nuevo mensaje de Sakura, lo abrió sintiéndose un poco preocupado.

Sakura

Le pregunté a la escritora del ritual sobre lo que le está pasando a mi personaje y me respondió que pude haber hecho algo mal, pero fue todo lo que me dijo.

Izuku se quedó mirando el mensaje con los ojos muy abiertos, recordando que él mismo había cambiado una parte del ritual, había puesto todo en una mesa junto a la ventana de la sala y no de su habitación. ¿Y si esa alteración había cambiado algo? ¿Y si eso provocaba que el rubio perdiera sus poderes o no pudiera regresar a casa?

—Bakugo-kun enséñame tu kosei— dijo repentinamente Midoriya.

— ¿Pero qué mierda? Ya lo hice ayer ¿Por qué carajos quieres...?— Mientras hablaba volteó a mirar al pecoso para dejarle claro que no lo haría otra vez, entonces vio su rostro pálido y asustado y eso le preocupó — ¿Qué sucede?

El castaño lo pensó un momento, sopesó las consecuencias de ocultarle algo tan importante a Bakugo y se dijo que lo mejor era contarle lo que sucedía, así que con manos temblorosas le ofreció su celular al ojirubí, este lo tomó mirándolo un poco extrañado.

—Sube un poco en la conversación— Katsuki le hizo caso y empezó a leer todo los mensajes realizados por el castaño y alguien llamada Sakura. El silencio lo llenó todo mientras Izuku bajaba la cabeza esperando los gritos y golpes, unas pequeñas explosiones lo hicieron abrazarse a sí mismo y se preparó para el dolor, pero este nunca llegó, en cambio un suave roce sobre su nuca hizo que su cuerpo se estremeciera.

—Tu cuello se está empezando a poner morado— La voz de Katsuki era suave, no había rastro alguno de rabia o reproche en ella solo un toque de preocupación —Deja de ser un inútil y ponte algo de hielo allí a ver si no se pone peor.

—Ka...Bakugo-kun yo...— Una mano en su boca lo hizo callar, por tercera vez esa noche.

—¿Hiciste algo mal en el ritual?— El pecoso asintió. El aspirante a héroe pudo sentir como las lágrimas del más bajo empezaron a mojar la mano que aún tenía sobre su boca.

Bakugo no dijo nada más, solo miró el celular que vibraba en su mano libre antes de devolvérselo a Izuku y regresar a su labor de sacar los ingredientes. El pecoso observó el aparato en su mano, el rubio había mandado una pregunta y la chica ya había dado su respuesta.

Izuku

¿Qué hiciste mal?

Sakura

Me comí la comida que había dejado para ella, es que creí que el ritual no había funcionado, porque en la mañana no la vi de inmediato, así que no quise desperdiciar nada.

— ¿Qué hiciste mal?— preguntó Bakugo mientras sacaba un cuchillo de uno de los cajones.

Izuku tragó grueso mientras miraba el afilado metal brillar en las manos del rubio, las palabras no salían de su boca, intentó hablar, pero solo podía pronunciar sílabas separadas que no tenían sentido alguno.

—Deku responde de una maldita vez— gruñó el rubio sintiendo que su paciencia estaba llegando al límite — Y busca el hielo que te dije.

Izuku reaccionó y corrió hacia la nevera casi queriéndose esconder dentro de ella, a esas alturas la idea no se le hacía tan descabellada si todo se ponía feo... "¿Será que si quepo dentro?", pensó el pecoso.

—Responde mi puñetera pregunta— dijo Katsuki mirando al castaño quien parecía tener toda la intención de esconderse dentro del electrodoméstico.

—La ventana— confesó por fin descartando la idea de entrar a la nevera y cerrar la puerta, tendría que tirar toda la comida para eso y no quería hacer un desastre, y hasta puede que aun así no quepa por completo, así que prefirió sacar la bolsa para hielo y llenarla —Decía que pusiera todo en la ventana de mi habitación y lo puse en una mesa junto a la de la sala.

—Muéstrame el ritual— Izuku lo miró confundido cerrando la puerta de la nevera. Al ver que el pecoso no lo obedecía se aproximó a él — ¡Qué me muestres el maldito ritual!— exclamó mientras alzaba la mano con el cuchillo, el castaño al ver aquella acción soltó un alarido que casi le rompe los tímpanos a Bakugo.

—Lo siento, lo siento, no me mates— rogó el pecoso temblando cuál gelatina.

— ¿Pero qué mierda dices? ¿De dónde sacas que yo...?— El rubio vio el cuchillo en su mano y abrió los ojos como platos dejándolo rápidamente sobre la encimera como si este estuviera al rojo vivo —Lo siento Deku no caí en cuenta que todavía tenía el cuchillo en mi mano.

Izuku solo asintió aún sin recuperar el color de su rostro o detener el temblor de su cuerpo. Abrió la aplicación de lectura y buscó la historia, un momento después le entregó el teléfono a Bakugo y se puso la bolsa de hielo en el cuello. El rubio cenizo se quedó unos minutos leyendo con detenimiento el ritual de invocación, luego leyó el ritual que se suponía lo regresaría a casa y se quedó pensando.

— ¿De dónde sacaste que tenía que ser en la ventana de tu habitación?— cuestionó Bakugo regresándole el aparato a su dueño.

—Allí lo dice— dijo el pecoso tomando el celular entre sus manos, ahora estaba más calmado.

—Deku en el ritual no especifica la ventana, solo menciona una ventana, no dice un lugar específico de la casa, y si aún te preocupa lo de la mesa, no nos queda de otra que esperar— El aspirante a héroe intentó sonar tranquilo mientras hablaba, no quería asustar más al chico frente a él y tampoco quería sobre pensar las cosas él mismo, nada sacaría de eso, solo angustia y preocupación.

🌸🌸🌸

Como prometí un capítulo el día de hoy. Espero y les guste, muchas gracias por leer mi locura de historia hasta este punto, y espero que el resto también les guste.

Nos leemos en el próximo capítulo o en otra de mis historias.

Cómo invocar a un personaje de ficción [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora