Cómo invocar a un personaje de ficción [Katsudeku]

A puertas cerradas

Advertencia, se viene un fuerte ataque de censura-chan.

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"¿¡Por qué carajos tengo estos putos nervios!? Voy a tener sexo no es como si me fueran a matar. ¡Joder! No debería estar así", pensaba el rubio mientras daba vueltas por la habitación esperando a Izuku quién de repente quiso volverse a bañar.

¿Para qué volver a bañarse si hace poco lo hizo? ¿Por qué carajos se había llevado su celular con él? ¿Acaso se había arrepentido a último minuto? Los múltiples interrogantes que de repente surgieron en el rubio no hicieron más que ponerle aún más nervioso, no creía poder aguantar un segundo más aquella espera así que tirando por la ventana la paciencia empezó a caminar hacia la puerta de la habitación pisoteando fuerte, pero se detuvo al escuchar ​el suave sonido de los pasos del castaño yendo a la habitación.

—¿Cierro la puerta? —No era como si lo necesitaran, aun así el pecoso no se sentía cómodo con ella abierta sabiendo lo que iban a hacer, por eso preguntó.

—Si tú quieres —respondió Bakugo mirando atentamente al pecoso quien se volteó para cerrar la puerta, incluso le puso seguro.

El silencio se formó por un largo tiempo, ninguno de los dos se atrevía a mirar al otro a los ojos, hasta que Katsuki, ya cansado de la molesta situación, tomó aire profundamente y lo dejó salir de forma lenta llamando la calma que no poseía, entonces se aproximó al tembloroso Izuku y lo tomó de la muñeca con delicadeza llevándolo hasta la cama.

—Bien, mi pequeño Deku es hora —comentó Bakugo con voz tranquila acercándose al muy sonrojado castaño y sin dejar al otro reaccionar lo besó.

Al principio fue un beso tranquilo y dulce, nada muy diferente a lo que estaban acostumbrados, pero poco a poco el rubio aumentó la intensidad de este tratando de ir con calma, marcando su propio ritmo, sin prisa alguna, sin embargo, a pesar de su intento de llevar las cosas a un ritmo cómodo para los dos, podía sentir a Midoriya temblar entre sus brazos. El pequeño nerd estaba que se moría de nervios, algo bastante entendible, aun así necesitaba relajarlo, se suponía que lo que estaban a punto de hacer era algo placentero no una experiencia aterradora.

—Calma Deku no te haré nada malo —dijo Bakugo y con esas palabras pronunciadas por él mismo se dio cuenta de que quizás el más bajo no estaba del todo convencido —. Si quieres podemos dejar así, no tenemos que hacerlo, lo último que quiero es que te sientas obligado.

Un empujón en sus hombros obligó a un sorprendido Katsuki a sentarse en la cama. Los ojos rubí de este observaron fijamente como Deku respiraba de forma profunda en un claro intento de tranquilizar sus nervios.

—Kacchan está bien, quiero esto, así que por favor tócame. —Una sonrisa lobuna se dibujó en los labios de Bakugo al escuchar al pecoso.

—Será un placer. —Sin demora el rubio se acomodó en medio de la cama y le extendió la mano al castaño para que la tomara e hiciera lo mismo.

Una vez los dos estuvieron en la cama Katsuki no perdió el tiempo y abrazándolo casi subiéndolo a su regazo inició un nuevo beso, uno más demandante e intenso, cargado de todos los sentimientos para nada puros, que poseía el rubio hacia el pecoso.

Una de sus manos se coló bajo la camiseta de Deku y empezó a acariciar la suave piel de su espalda sintiendo como el otro temblaba entre sus brazos, pero no por los nervios que antes poseía, sino por las corrientes de placer que aquellos dedos lo hacían sentir.

Bakugo, deseoso por saborear cada centímetro de la piel del castaño (hola soy censura).