Sorpresa!!!

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— Que en algún momento te odie no significa que vaya a dejar de amarte. —Decía negadísima la pobre jovencita.

Me levanté y comencé a vestirme.

Ella estaba clavada en el suelo, con los ojos perdidos, pensativa, llorona.

Cuando iba a salir de la habitación me tomó de la falda.
No sé de dónde sale toda esa fuerza, es una mujer con un cuerpo muy fino, pequeño, no se le ven músculos, pero con sus brazos logra dejarme quieta como atada a un poste.

Me abrazó por la cintura, presionando mis costillas con fuerza.— No te vayas, tenemos que hablar de esto. —Su voz me desgarró por dentro, me dolía.

— Necesito pensar. —Intenté apartar sus brazos de mí, pero me tenían encadenada.

Sollozó.— Yo te necesito.

Suspiré.— No insistas Mina. —Intenté quitar sus dedos, para después quitar sus brazos, pero nada.

— No te vayas, si quieres pensar, puedes hacerlo conmigo, pero no quiero que desaparezcas. —Respiré hondo, y, luego de un rato de pensar, con una voz cálida y agradable, le respondí.

— Te lo diré, pero necesito que te apartes de mí. —Ella lo hizo lentamente. La miré a los ojos y la abracé.
Un mechón de su cabello fue llevado por detrás de su oreja por mis dedos. Quería ver sus pobres ojitos, dejar un beso en su frente, y eso hice, para llevar su cabeza a mi pecho.— ¿Sabes, cariño? —Sus lágrimas mojaban mi ropa.
Se había rendido en mis brazos, pidiéndome que la protegiera, suplicandome que le diera un amor que, lamentablemente, no podía darle.

Sabía que si le decía la verdad la destruiría, quizás ya no me hablaría, ya no ayudaría a mi causa, no me daría su cuerpo, no me besaría, no me haría creer que alguien en este mundo se preocupa por mí, no me vería con amor, no me haría feliz.
Así que la mejor salida era... ¿Mentir?¿Suavizar la verdad?¿No decir nada?¿Irme?

— Es algo... Es algo que tiene que ver conmigo, es mi problema ¿Entiendes? —Discurso de mierda ¡¿Por qué carajo es tan difícil hablar sin pensar antes?!— Eres una mujer... Hermosa, en todos los sentidos. Un sol, una luz brillante.

— Pero... —Adivinó lo que diría.

— No es correcto. —Completé.

— ¡Qué excusa de mierda! —Dijo enojada.— Por lo menos dime algo que no me espere, como... Como que dios te lo dijo, o que eres un alien, por eso eres tan buena con tus dedos, y ahora debes volver a tu planeta.

Respiré hondo.— Absorberé tu felicidad y tu amor, eso me hará rejuvenecer y parecer de tu edad. Entonces acabaras como Momo, odiando todo y castaña. —Dije con seriedad.— Eso hice con las otras. Por eso Nayeon se murió, porque absorbí su alma, y, con ella, me compré una nueva vida.

Suspiró enojada.— Esto no es una pelicula, pero es una gran excusa, nunca la había oído. Dime ¿Lo haces por la vagina o cómo es? —Suspiré al notar que no me creía, entonces, luego de un rato de silencio, me miró con una sonrisa.— ¿Podrás amarme algún día?

— Claro. —Susurré.

Suspiró aliviada y apoyó su cabeza en mi pecho una vez más, cerrando sus ojitos.— Quédate hasta que me duerma, puedes escapar luego.

— ¿No podría quedarme? —Su seriedad se quebró entrando en una sonrisa enorme, que la advergonzó, obligándola a introducir su cabeza entre mis pechos.

— No sé, si quieres. —Dijo emocionada.

— Por supuesto que quiero. —Murmuré en su oído sonriente, ella río levemente, llevando su mirada a mis ojos, viéndome esperanzada, con ese amor que la hace rebozar de alegría.— Permíteme llevarte a dormir. —Susurré una vez más.— ¿Puedo cerrar la puerta? —Asintió separándose de mí.
Trabé la puerta con la silla, demostrándole que yo era como ella, y estaba para ella.

Mantenimiento - Jeongmi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora