RResolviendo problemas

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Cerré los ojos y caminé hacia ella.— Oye Mina.

Volteó con una sonrisa.— ¿Si? —La tomé con fuerza de la muñeca y la atraje hacia mí con un tirón, ella me miró aterrada.

La besé con anhelo, tomándola con fuerza de la cintura, aferrandome, ella no tardó en rodear mi espalda con sus brazos, ciertamente débil.
Al separarnos supe que la había capturado, lo ví en sus ojos, que me suplicaban que prosiguiera.— Creo que olvidaste algo adentro ¿Qué te parece si vamos a buscarlo? —Murmuré provocativa, para, después de verla asentir levemente, tomar sus labios otra vez.

¿Me arrepiento? No, definitivamente no lo hago.

En la mañana siguiente.

— Adiós cariño. —Dije mientras acariciaba su mejilla, con mi mirada clavada en sus ojos, ella me miraba con una sonrisa, llena de placer en sus ojos.

— ¿Podré volver más tarde? —La abracé, luego dejé algunos besos en sus mejillas.

— Puedes venir cuando quieras... Prometo que para esta tarde todo estará limpio, mi casa está bastante impresentable ¿No crees? —Rió levemente.

— Es la primera vez de muchas, no es como si me molestara. —Le dí un pequeño beso.

— Esta noche podrías venir a cenar, si quieres, claro... —Mi mano acarició su pierna sobre su pantalón, ella asintió varias veces.— Entonces ya es una cita. —La besé otra vez.— Ahora vete, tienes trabajo que hacer, a menos de que quieras quedarte un poco más, que, en ese caso... Me veré obligada a morder cosas que no deberían ser mordidas.

Ella rió nerviosa cuando mis dedos rozaron su intimidad.— Eso no suena como una idea tan mala... —Dijo sonriente.— Pero yo necesito el dinero y tú a tu hijo, también estoy bastante cansada, así que... Esta noche podríamos arreglarlo.

Sonreí.— Solo quería saber si no te distraía de tu objetivo. —Sonrió ampliamente y nos besamos una última vez, así la ví partir.

Esa tarde.

Cuando llegué al punto de encuentro Mina me llamó.— ¿Sí?

— Hola amor, quería avisarte que mamá irá a casa esta noche... —Decía nerviosa.

— ¿Momo está?

— Sí, si. Ni se te ocurra entrar por la ventana como el otro día, ven por la puerta, sino se infartará y entonces, fantasmagórica, nos matará a ambos.

— ¿Voy Igualmente?

— Sí, tengo todo preparado para, al llegar a casa, hacer la lasaña. Te asombrará mucho verla, digo, comerla, porque tiene algo nuevo.

— ¿Hay otra persona además de Momo?

— Algo así, pero no estás muy alejado de lo que es, son 3 capas, más una pequeña que iría arriba, en el centro iría lo importante, en las otras habría un queso, del de siempre, y esa cosa especial y nueva. Espero que te guste.

— ¿Es una mujer?

— ¿De vedad?¿Tan específico? Está bien, usaré un labial rojo y una falda corta, como tú quieras, pero no te prometo que sea de ese color, creo que no tengo.

— Dime como se llama...

con Zucaritas de las que Usualmente y... Utilizamos...

— ¿Tzuyu? Que hija de puta, ya voy.

— Si, yo también te amo, adiós.

Fuí prácticamente corriendo, golpeé la puerta y respiré hondo.— Mina ¿Podrías? —Dijo una voz adrntro, entonces, la misma mujer que anoche había empapado mis sábanas, abrió la puerta y me miró sorprendida.

— Señorita Jeongyeon, buenas tardes. —Me hubiera reído en otra ocasión, pero no lo hice.

— Hola linda ¿Está Momo? Estaría necesitando hablar con ella. —Mina miró a Momo, quien apareció detrás de ella algo enojada y dejó que Mina se largara.

— ¿Qué quieres? —Preguntó molesta.

— ¡Oh, hola Jeongyeon, qué grata sopresa verte!¿Cómo has estado desde que te robé a tu hijo en un juicio? —Dije imitando su voz.— Oh, bastante bien, estos días han sido maravillosos, más sabiendo que hoy es miércoles, y, a plena hora de la tarde, te veo con esa cara bien de Ogete. —Le sonreí.

— Sisi, como sea. —Suspiró y entonces sonrió malevolamente.— Ayer fue el aniversario de la muerte de tu noviecita esa ¿No es así? —Me miró despectivamente.— Tenía la esperanza de que bebieras una botella de clorox y finalmente desaparecieras de mi vida, pero aquí estás.

— Iba a beberla, pero recordé que te arruinaría la vida por cuadragésima vez si aparecía.

Suspiró.— No respondiste mi pregunta.

— Te dije que estoy de maravilla, rejuvenezco 15 veces más cada vez que despierto sin tu aliento a muerto a mi lado.

— ¿Qué haces aquí?¿Qué quieres?

— ¿Puedo llevar a mi hijo a tomar un helado? Hace meses que no lo veo.

— Lo consideraría, pero tiene tarea, así que no. —Dijo con un tono VIL que me hirbió la sangre.

— Mañana te llegará la apelación Hirai.

— Te haré trizas. —Susurró sonriente y malévola

— Mmm... Qué sexy. —Dije sarcástica y le cerré la puerta con odio, para irme, con odio también.

Al llegar a la esquina, cuando iba a cruzar la calle para ir a mi auto, un auto negro paró y dos hombres de traje salieron, me miraron, caminaron hacia mí, me tomaron de los brazos y yo comence a sacudirme intentando salir, a gritar, a patalear, a soltar patadas voladoras, pero pronto ya estaba dentro del auto siendo secuestrada.

Mantenimiento - Jeongmi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora