Todo fin de semana comienza un Sábado por la mañana

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Esa tarde, luego de almorzar algo y saludarme dándome un beso muy largo, en el que mis manos se despidieron de todo su torso y parte de su pelvis, ella me dijo que en la mañana siguiente pasara temprano por su casa, arreglamos que ella estaría lista a las 7 y yo pasaría media hora después.
Me dió su dirección y dijo que probablemente vería a un señor regando afuera, que era su padre, y quizás que a una señora. Ella aclaró que vive en una pequeña casa por detrás de esa, pero que no puedo pasar a esa, y que si su padre se acerca yo debía darle conversación.

Cuando salió de la casa la miré caminar hasta una moto que había estacionado dentro de mi patio, luego se fue y yo me apoyé contra la puerta y reí a carcajadas, con alegría. Todo parecía ser pura y dura ficción, pero ahí estaba, con una marca de mordida en el cuello, con un beso en la mejilla, con marcas de desesperado cariño en la memoria, con una casa desordenada, una cocina llena de olor a panqueques y a soltería.

Por un momento volé como un colibrí, bailé por la cocina, dando vueltas con una enorme sonrisa y elegancia, acariciando la mesada recordando todo lo sucedido, cantando sin parar.

Llené la casa de música, y mientras limpiaba los platos y ordenaba la casa, vacilaba, reía y reía, recordaba cada palabra, cada suceso, todo me resultaba demasiado literario, pero hermoso.

Pensaba en cada cosa que había hecho con mis manos, con mi boca, con mis piernas y me sonrojaba entre risas, me moría de la vergüenza y de la alegría.

Al día siguiente.

Esto de salir con alguien nuevo no es mi fuerte, me vestí de mil maneras diferentes, hasta que me decidí por algo bonito, quería estar linda para ella.

Llegué 5 minutos antes, la casa era muy bonita, con un césped que parecía estar muy cuidado, y estaba ese hombre, regando.
Al notar el auto me saludó con la mano, yo también lo saludé y se acercó, yo salí del auto con una sonrisa.- Buenos días. -Dijo con una sonrisa.

- Buenos días. -Dije también sonriente.

- Eres la amiga de Mina ¿No? -Asentí.- Es un placer conocerte, soy su padre.

- Me llamo Jeongyeon. -Me presenté.

- Eres la ex esposa de Momo. -Supuso, yo asentí.- Oh... Mina me contó lo que te sucedió ¿Vas mejor con eso?

- Sí, ese día fue un día muy difícil, sentía que mi vida se iba de mis manos, que perdía todo lo que amaba ¿Sabes? Pero ahora estoy mejor.

- Mi mujer también es alcohólica y le cuesta mucho soltar el alcohol... -Miró a otro lado.- Quería verte hace tiempo. Mina me ha contado de todo lo que has hecho por tu hijo y toda tu fuerza para soltar todas tus adicciones... -Asentí.

- ¿Qué necesita?

- Ya no sé cómo ayudarla y Mina se va cada vez más porque no la tolera... Y no quiero perder a mi mujer y a mi hija. -lo hice mirarme y lo abracé, él apoyó su cabeza en mi hombro.

- Yo temía lo mismo, y mi mujer me apoyó mucho. -Nos miramos a los ojos, separandonos, él lloraba.- Debe ayudarla a despertar y luego acompañarla, abrazarla, dejarla llorar, escucharla, hablarle. -Le dí dos palmadas en la espalda.- Tenga mucho sexo con ella, eso siempre la hará sentir mejor. -ambos reímos.- evite ir a algún lugar en el que la gente tome alcohol durante unos meses, luego intente ir a una cena con amigos, distraigala cuando quiera beber, cuando se vea boba ¡Besela, besela mucho! -Sonreía levemente.- y cuando esté bien invite a su hija a comer, a ver una pelicula, pasen tiempo de calidad en familia, aunque para eso deben tener una buena predisposición.

Su sonrisa me alegró el corazón, entonces limpió sus lágrimas y cerró sus ojos.- ¿Es difícil lo de su hijo?

Suspiré.- Es la cosa más horrible que le pasó a mi vida, él me extraña mucho y yo no paro de pensar en él. -Suspiré con tristeza.- Y Momo no lo hace fácil, no quiere que lo vea, y se pone a la defensiva cuando paso por la casa a ver a nuestro hijo.

Mantenimiento - Jeongmi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora