El corazón de Mina

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Toda mi alegría se hacía ausente mientras me acercaba a casa, aunque tenía los brazos de una rubia hermosa bordando mis caderas, sus labios dejando besos en mi cuello y mejilla, tratando de disminuir mi dolor.— Te quiero tanto, tanto, tanto. —Me murmuraba.

Abrí la puerta y me dejé llevar por el olor de algo extremadamente familiar, ese olor que me decía que estaba en casa.

Al llegar a la mesa me encontré con 3 cosas: Una tarta, un paquete de cigarrillos y una nota doblada.

Me acerqué, mientras tomaba las manos de Mina, para que volviera a abrazarme.

"Regalitos." Comencé mi lectura, achicando un poco los ojos. "Hola, aquí Tzuyu y Dahyun. Esperamos que no te moleste que hayamos irrumpido para prepararte unos premios de consolación.
No hay mucho que decir Jeong, te amamos mucho, y lamentamos que no hubiese acabado bien :(
Dahyun dice que puede ayudarte, pero necesitará algo importante a cambio.

Nos vemos pronto."

¿Es algo bueno? —Cerré la nota y miré a mí derecha, encontrándome con sus brillosos ojitos.

Sus labios tenían un tono anaranjado que no había notado anteriormente.— En parte.

La tomé de la mano y la llevé al sofá, mientras la oía decir.— Eso es muy ambiguo ¿No te parece?

La abracé con fuerza, cayendo con ella sobre mí.— En realidad todo lo es. —Besuqueé sus mejillas.— Oye, Mina...

Su mirada se iluminó.— ¿Sí?

— Hoy temprano quisiste contarme algo... —Acaricié su mejilla.— Estaba muy... Boba, endemoñada por la maldad de toda esa gente... Y no logré prestarte atención.

Sonrió de medio lado.

— Lamento eso...

— No hay nada que lamentar... —Me besó.

— Ahora tienes toda mi atención, prometo no distraerme. Cuéntamelo todo... —Dejé un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Tardó un poco en decirme, estaba mirandome a los ojos, recordando lo sucedido antes.— Estaba disculpándome por llegar tarde... —Sonreí.— Tuve un imprevisto ¿Me esperaste demasiado?

— No, en realidad... Estuve bastante ocupada estresandome mientras hablaba con mis abogados. —Miró a otro lado, algo decepcionada, entonces decidí decir.— Aunque me preocupó no verte aparecer, tenía una leve esperanzande verte apareciendo por esa puerta, sonriente y hermosa. —Su sonrisa revivió.— ¿Qué te hizo tardar?

— Ya sabes... Cosas de parejas, y esa cosa de que no quieran dejarte ir. —Su mano izquierda se adentró en mi cabello.— No podía soltarme, me retuvo en un abrazo, me llenó de besos, de amor... —Suspiró.— Me sentí culpable, Jeong...

— ¿Por qué? —Susurré.

— Porque todo este tiempo he sido... tan insensible... —Miré a sus labios.— He pensado en mí, en lo que yo quería y, nunca pensé en él... —Me hizo verla a los ojos.— Tampoco he pensado en tí.

Abrí los ojos asombrada.— No tienes por qué preocuparte por mí en esos sentidos, Mina.

— Lo sé... —Me abrazó.— ¿Pero no te molestará...? —No terminó de decirlo, porque cerró sus ojos.— ¿De verdad no te molesta para nada que yo esté con él? —Un suspiro salió con lentitud de mis labios.

— ¿Por qué quieres hablar de eso?

— Porque quiere que... Me case con él, y yo no sé qué decirle, porque si pudiera elegir, si fuera tan fácil, creo que no lo haría... —Hablaba pausado, sabía que no era un tema que me gustara, pero lo estaba haciendo bien, porque yo no podía escaparme.

— ¿Por qué no? —No lo digas, Mina, no seas idiota.

— Porque me gustas más. —Dijo con simpleza.— Y, aunque a él lo ame, cuando te digo que te quiero me siento llena, me hace feliz decirlo y verte.

— Eso es porque me gusta desnudarte y masturbarte mientras te apoyo contra los fríos muebles de esta casa... —Dije bajo, sin querer que... No sé.

— Por eso también, pero digo, me gusta estar contigo, eres muy divertida. —Boba.— ¿Crees que debería casarme, Aún sabiendo todo lo que hemos hecho y lo que me pasa?

Nos miramos a los ojos.— Quieres que te diga que no te cases... ¿No es así?

Desvió la mirada, mientras sonreía.— Bueno, si lo dijeras, me harías bastante feliz y me darías una esperanza más grande.

— ¿De qué?

— De que algún día me dirás que me quieres, que me quieres mucho.

— Yo te quiero, Mina, te quiero mucho. —Dije encogiendome de hombros.

— Pero no es igual, lo mío es algi que simplemente sucede de la nada, porque lo siento mientras te tengo aquí, debajo de mí, con esa cara de que estoy loca, y sé que te quiero. Tú solo lo dices cuando el agobio te gana, para hacerme callar. —Me dolía que me dijera la verdad así, viéndome a los ojos con esa carita.— No me cambies de tema y responde la pregunta.

— Yo me divorcié, no creo ser la indicada para decir eso.

— No me importa.

— Está bien, Mina. Yo creo que el chico te ama con toda su alma, y que lo amas, cosa que me resulta hermosa, pero... Casarse no es solo amor. —Acaricié su cabello.— Tampoco es solo deseo. —Mis ojos se cerraron.— Yo me casé porque soy romántica. Porque creía que podría vivir toda mi vida con ella, cuidarla de todo, proteger su suave piel, sus labios rajados, y sus ojitos frágiles. El problema fue que no pude protegerla de mí, y yo misma la destruí, la destruí conscientemente, la enloquecí, la hice sufrir por si misma, por mí, por sus inseguridades, mi necesidad de dominar todo...

Dejó caer su cabeza en mi pecho.

— Voy a ir al punto: No creo que sea lo correcto casarte con él sabiendo que no te gusta su trabajo. —Me miró.— Pelearán mucho, hasta el final de los tiempos, y tu noviecito es un chico que sería capaz de sacrificarse a sí mismo antes de permitir la muerte de otro. —Besé su mejilla.— Tendrás que aprender a aguantarlo antes de casarte.

— ¿No te molestaría?

— No me interesa, yo solo quiero que vengas a verme de vez en cuando para hacerte el amor salvajemente, y que te quedes luego para escuchar los saltitos de tu vocecita.

No dijo nada.

— Me encanta estar contigo, jugar, conversar, comer, mirarnos, e irnos de viaje. —Acaricié su mejilla.— Es una gran relación de amantes. —Cerré los ojos cuando ella suspiró.— No quiero que me ames, no me ames. Voy a romperte si lo haces.

— ¿Y si yo quisiera que me rompieras?

— Eres joven, no te han roto con tanta fuerza, por lo tanto eres ingenua, y tu ingenuidad no le ayuda a tu consciencia. —Acaricié su barbilla.— Cuando el humano no sabe... No para, no hasta saber, y eso lleva a su destrucción muchas veces ¿Cómo crees que descubrimos que los leones eran peligrosos? Fue porque uno de nosotros, en tantos años de evolución, se acercó a un León, lo saludó, y terminó siendo comido.

Cerró los ojos.

— Eres pura luz. Por donde te mire, brillas.

— Para. —Exigió.— No quiero escucharte.

— Nayeon murió, Momo me dejó y no quiere que críe a mi hijo, Tzuyu vive en la otra punta del país ¿No crees que es un mensaje claro?

Sus manos apartaron las mías, entonces se levantó y se fue a la cocina.

Buscó abrazarme, buscó que parara, pero yo dije.— Díselo a Momo, dile lo que haces conmigo. Ella te dirá la verdad, te dirá que amarme es el último paso antes de la locura.

Sus ojos estaban cristalinos y sus lágrimas caían, una tras otra.

Iba a abrazarla, a besar su cabecita y calmarla, para entonces llevarme su cuerpo a mi cama y matarla a besos, pero, cuando iba a abrazarla, se fue de la casa.

Mantenimiento - Jeongmi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora