Violencia interfamiliar.

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Esa noche, durmiendo.

Estoy en un sueño. Corro y corro, pero no sé de qué. De mi boca salen muchos jadeos, todo está oscuro.
De repente me choco contra alguien, alguien que me empuja, cayendo sobre mí y el día se ilumina cuando su sonrisa aparece frente a mí.- ¿Estoy muerta? -Pregunto llevando lentamente mis manos a su cintura, ella acaricia mi mejilla.

- No. Solo vine a visitarte, no quiero que vuelvas a intentar venir a verme de otra forma. -Me dió un pequeño beso.- Hola amor... ¿Por qué me ves así? Parece que hubieras visto un fantasma. -Ambas reímos.- Te ves hermosa.

- Vieja. -Le corregí. Ella rió otra vez, con una sonrisa amplia, que me hizo sonreír.

- Todos envejecen, pero tú eres la más joven y linda de todos. -Tocó mi nariz.

- Tu cabello está muy largo y bello... -una de mis manos lo acarició lentamente.

- ¿Si? Me alegra que te guste. -Esta vez yo la besé.

- ¿Por qué viniste? -Cerró sus ojos y se bajó de mí, haciendo que me sentara, entonces se sentó en mis piernas.

- Porque quiero saber cómo has estado, no hablamos desde que me fuí. -Rodeé su cintura con mis brazos y apoyé mi mentón en su hombro.- Hablame de tu hijo, de tu divorcio, de tu novia... Hablame de eso, tenemos el tiempo suficiente. -Me miró a los ojos y sonrió.- Prometo que llegarás a tiempo para ver a tu amiguita.

Le dije todo lo que había pasado en mi vida desde que se fue, ella me acariciaba y dejaba besitos en mis mejillas, manos, cuello y me escuchaba con atención.
Al terminar de hablar, en el sueño, anochecía y Nayeon me invitó a dormir junto a ella, yo acepté y nos fuimos a su casita, a su cama, para abrazarnos.
- ¿Ahora me dejarás de nuevo? No quiero, no quiero que me dejes. Te necesito, hace demasiado tiempo que no soy tan feliz como lo era contigo y ahora me siento muy sola...

Me besó muchas veces.- No me necesitas. Eres feliz, con tu hijo, lo fuiste con Momo y lo eres con Mina. -La abracé.- Sabes que te dejo para que tengas una vida; que no siempre será buena y estará llena de tragedias; Para que críes a tu hijo y disfrutes toda la vitalidad que te queda. -Cerré mis ojos y enterré mi cabeza en sus pechos.- Tendremos mucho tiempo, luego, para estar juntas. Hasta te hartarás de estar tanto tiempo conmigo.

- No te vayas.

- Ya hemos estado muchas horas juntas. Prometeme que no beberás más por mí ni por Momo y que serás feliz. -La miré a los ojos prometiendolo todo y sonrió.- La clave de la felicidad no está en mí, está en ti, así que no me culpes. -Sonreí y nos besamos.

- Hoy fue un lindo día. -Susurré ante sus labios, provocando una enorme sonrisa.- Me gustó que me visitaras, aunque fue muy repentino.

- Yo tengo derecho a hacer lo que quiera, porque estoy muerta y me regalaste todos tus sueños, en los que siempre serás mía, cuando yo esté presente. -me dió un beso.

- Nunca dejaré de ser tuya. -Sonrió.

- Yo tampoco dejaré de ser tuya. -Nos dimos un beso.

- Ahora bésame como nunca antes, bésame durante mucho tiempo, hasta despertar. -Su sonrisa llenó mi corazón y, luego de susurrar mi nombre con amor y ternura, cumplió con mi petición.

Al despertar.

Nunca tuve tantas ganas de vivir como hoy, estaba como en un musical en el que todos bailan y cantan con alegría.
Por primera vez en mi vida me miré al espejo y no pensé que me veía horrible, ni que merecía morir, ni que era demasiado mayor como para cogerme a una jovencita; Hoy recordé que hay viejos de 60 que lo hacen, eso me hizo sentir mucho mejor.

Mantenimiento - Jeongmi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora