La última conquista
Eroe Cuello
Capítulo 1
Después de dos años de ausencia, Noah había regresado a su ciudad y a la empresa de su padre. Se vio en la obligación de estar un tiempo fuera del país, para que la empresa familiar contara con otras sucursales. Se dedicaban a la fabricación de coches y hacían negocios con países como Japón y Alemania.
Cuando se bajó del avión, tomó un taxi y se fue a su piso. Necesitaba darse una ducha. Tenía muchas cosas que hablar con su padre, se peinó hacia atrás con las manos y se terminó de abotonar la camisa, no quiso ponerse traje, estaba un poco cansado de ellos.
Se puso unos vaqueros azules y una camisa blanca de algodón, con unos mocasines negro. Se colocó sus gafas, tomó el portafolio y bajó hasta el parking de su piso. Quitó la capota de su coche y sintió la brisa de la ciudad, extrañaba mucho ese clima un tanto húmedo, comparado con el país en donde había estado. Estaban a principios de junio y ya se podía sentir el calor de la estación, pero era algo que le gustaba, siempre había preferido el verano al invierno.
―Buenas tardes, Lisa.
―Señor Harper, bienvenido.
―Gracias, estas muy guapa ―haciendo que la recepcionista se ruborizada.
―Gracias ―y sonríe con timidez mientras veía a Noah dirigirse al ascensor.
Noah siempre había sido un poco seductor y no había mujer que se le resistiera. Era muy difícil no caer rendida, ante esa mirada gris que te hacía creer que todos tus sueños se podían hacer realidad. El que Noah fuera un casanova, era algo que su padre desaprobaba totalmente, pero tenía que admitir que en la empresa hacía un estupendo trabajo y por eso intentaba hacer la vista gorda con ese asunto.
Cuando llegó a la planta de la oficina de su padre, varias mujeres posaron sus ojos en él. La oficina de su padre era de cristal, lo que te brindaba la oportunidad de ver a través de ella. Noah redujo el paso, al ver a una chica con las piernas más hermosas que nunca había visto, estaba inclinada al lado de su padre mientras le mostraba unos documentos.
Tenía una melena más abajo de los hombros, de color miel y un poco enmarañada. Llevaba puestas unas gafas de pasta y no pudo saber de que color eran sus ojos, pero estaba seguro que eran igual de hermosos que ella.
Retomó sus pasos y entró en la oficina, la mujer levantó la vista y por fin pudo saber el color de sus ojos, los tenía marrones claros, casi verdes.
―Noah, no te esperaba hoy por aquí. Creía que antes descansarías.
―Hay muchas cosas de las que debo hablarte.
La mujer lo miró, pero no le sostuvo la mirada, parecía ser un poco tímida. Pero Noah no se cohibió para nada, le hizo un detenido análisis de los pies a la cabeza, ella se quitó las gafas, porque solo las utilizaba para leer. Tenía unos labios pequeños, pero llenos y pómulos altos.
―Entiendo ―y salió de detrás del escritorio para darle un abrazo a su hijo―. Estoy muy contento de verte.
―Yo también ―y volvió a mirar a la mujer.
―Te presento a Allison Mattson ―ella extendió la mano, pero en cambio Noah se acercó y le dio un beso en la mejilla.
Él pudo sentir su olor, una mezcla de perfume de rosas y champú de manzanas, al rozar su mejilla con la de ella sintió la suavidad de su piel y eso provocó una sensación de calidez en él.
Allison se quedó un poco desconcertada ante aquel beso y sin darse cuenta se llevó la mano allí. Pero rápidamente volvió a la realidad, sabía muy bien quien era la persona que tenían en frente. Las mujeres de la empresa se la pasaban hablando de él, tanto por lo eficiente que era en los negocios y como la empresa se había expandido por muchas partes del mundo. Pero también comentaban que era un experto en seducir mujeres y no existía ninguna que se le resistiera.
Había que admitir que era un hombre sumamente apuesto, con un pelo castaño y espeso, en donde cualquier mujer estaría encantada de enredar sus dedos. Unos hombros anchos y fuertes, con unos ojos grises muy enigmáticos, para ser ignorados por una mujer, solo que Allison no estaba interesada en un hombre así, ni en ningún otro.
―No sabía que tenías nueva secretaria. ¿Qué ha pasado con Grace? ―quiso saber Noah y volvió a mirar a Allison.
―Estaba muy mayor y se ha querido jubilar, para disfrutar de sus nietos.
―Entiendo.
―Sí, entonces llegó Allison y fue de mucha ayuda. Grace ya no era tan eficiente como antes y en cambio Allison es fantástica ―decía su padre.
De no ser, porque Noah sabía que su padre amaba a su madre incondicionalmente, pensaría que estaba enamorado de su secretaria o por lo menos que mantenía alguna aventura con ella. Nunca lo había escuchado hablar así de nadie.
―Veo que estas encantado con tu nueva secretaria ―comentó Noah mirando a su padre e ignorando por completo la presencia de Allison.
―Porque lo estoy ―y se acercó a Allison para tomar una de sus manos en las suyas.
Angus era un hombre de algunos cincuenta y cinco años, al igual que su hijo tenía unos ojos grises, solo que en ellos se podía ver una ternura y bondad, diferente a la que reflejaban los de Noah y su pelo que un día fue negro, estaba un poco teñido por las canas y debajo de su saco, se podía apreciar una leve panza que había aparecido con los años.
―En tu ausencia, Allison se ha convertido en mi mano derecha.
―Pero ya estoy de vuelta.
―Lo sé, pero por eso no tenemos que prescindir de ella. Ahora podría ser tu secretaria.
Aquella idea no se le desagradó por completo, teniéndola tan cerca, tendría la oportunidad de llevarla a la cama, miró en su dirección y esbozó una leve sonrisa por lo que estaba pensando. Parecía ser una mujer un poco fría, pero solo sería cuestión de derretir ese hielo con sus encantos, conquistar a las mujeres era algo de lo que siempre había estado muy orgulloso y ella no sería la excepción.
―Muy buena idea―humedeciéndose los labios mientras la miraba y pudo notar como se ruborizaba.
ESTÁS LEYENDO
La última conquista
RomanceNoah es un casanova, que un día queda deslumbrado ante la atractiva secretaria de su padre y hará todo lo posible por llevársela a la cama. Pero el destino tendrá otros planes para él. Mientras que Allison se resiste a caer en sus brazos e intenta p...