Capítulo 9

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Capítulo 9

Los siguientes días, Noah estuvo a la espera de nuevas noticias de Andy. Pero al parecer no había investigado nada lo suficientemente importante como para informarle.

Allison tenía que ir a recoger su coche esa tarde y luego pensaba visitar a Serena. Se sentía muy bien cuando hablaba con ella, aunque nunca se había atrevido a contarle sus problemas, en la fiesta de la empresa se vieron, pero no pudieron hablar mucho. Además Angus le comentó que se encontraba un poco indispuesta a causa de un resfriado.

―Hemos reparado el coche, pero creo que la próxima vez no correrá con la misma suerte. –le decía Murray a Allison.

―Ya lo sé. Espero poder cambiarlo pronto. Muchas gracias ―se subió a su coche y se dirigió a casa de Serena.

Le vendría bien relajarse, ya que al día siguiente tenía pensado ir a ver a su hermano. Era algo que la hacía sentirse feliz y triste a la vez, sobre todo cuando llegaba la hora de dejarlo allí, pero de momento no podía hacer nada más. Solo confiar en que Daniel lo pudiera ayudar, al menos hasta que reuniera el dinero suficiente y contratar los servicios de otra persona.

Era jueves y había podido superar la semana sin problemas, es decir, sin su principal problema en la empresa, Noah Harper. Aunque él no perdía oportunidad para brindarle esas sonrisas y miradas cargadas de deseo, pero se las había apañado muy bien para ignorarlo.

Sin embargo eso no ayudaba a que se olvidara de lo sucedido en su coche y de como él despertó un deseo irrefrenable en su interior, que desconocía hasta el momento. Se bajó del coche y llamó al timbre, le abrió la cocinera, una señora de baja estatura, pelo canoso y cuerpo un poco rechoncho, pero con una hermosa y amable sonrisa. La señora Julia trabajaba para los Harpers desde hace más de quince año, según le había dicho Serena y a pesar que era una empleada, veía en ella a una madre y una mujer con quien contar, a quien acudir para desahogarse y pedir consejos.

―Hola Julia.

―Hola, señorita Lisy. Serena está en el jardín.

―Muchas gracias.

Se dirigió hacia allí, en esta ocasión el jardín presentaba su aspecto habitual, a diferencia del día de la fiesta de cumpleaños. Todo estaba tranquilo y se respiraba una enorme paz, Serena estaba en una de las tumbonas, mientras tomaba el sol.

―Lisy, que alegría verte ―y se puso de pie para darle un abrazo, Allison se sentó en la otra tumbona.

―¿Cómo sigues del resfriado?

―Estoy bien, Angus es un exagerado. Ya sabes lo mucho que me cuida.

―Sí.

Ella había podido disfrutar de primera mano, el amor que se tenían el uno al otro. Algo que no dejaba a nadie indiferente, no les importaba en el que lugar se encontraran para actuar como dos adolescentes enamorados. Era algo que Allison admiraba mucho y envidiaba a la vez, porque nunca vio algo así entre sus padres y mucho menos podía aspirar a tenerlo algún día en su vida, alguien que la mirara con la ternura que Angus lo hacía con su esposa.

―¿Cómo va todo por la empresa?

―Muy bien.

―Que bien, me imagino que ahora con Noah allí irán mejor. No critico la forma de Angus de llevar la empresa, pero Noah tiene una visión más moderna y eso es algo muy importante.

―Sí, estoy aprendiendo mucho de él.

―Me alegro que vosotros os llevéis bien y que Noah se haya sabido comportar contigo.

La última conquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora