Capítulo 2

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Capítulo 2

Se pasó todo el resto del día en la empresa, Allison contaba con una oficina propia y no volvió a verla de nuevo. Estuvo con su padre hablando de los nuevos proyectos que había realizado en Alemania.

―¿Hace cuánto trabaja aquí la señorita Mattson? ―quiso saber él, mientras revisaba unos documentos.

―Casi desde que te fuiste a Alemania.

―Entiendo, me vendrá muy bien tener una secretaria tan eficiente ―poniendo un mayor énfasis en la última palabra. Cosa que su padre captó enseguida.

―Allison no es una de esas chicas, no quiero que te acerques a ella.

―¿Por qué no? ¿Desde cuándo te importa con quien me acueste?

―Desde que se trata de Allison, es una buena chica y no quiero que la hagas parte de tus conquistas. Todos estamos muy contentos con ella y me niego a verla sufrir por tu culpa.

―No te prometo nada ―y se recostó en la silla.

No se veía capaz de trabajar al lado de esa mujer y no intentar nada con ella. Era muy atractiva, ya se podía imaginar como sería recorrer esas hermosas piernas con su boca y probar esos pequeños labios que pedían a gritos ser besados por él.

Desde que llegó del aeropuerto no habían parado un segundo, se sentía bastante cansado y pensó que ya era hora de irse a casa, su padre decidió quedarse un rato más. Cuando salió al parking de la empresa, vio a su nueva secretaria intentando encender su coche, sin ningún éxito. Noah se acercó y le tocó en la ventanilla, lo cual sobresaltó a Allison.

―¿Algún problema? Si quieres te puedo llevar ―se ofreció Noah una vez ella bajó la ventanilla del coche.

―No, no hace falta. Tomaré un taxi ―contestó ella de forma altiva.

―De acuerdo.

Ella tomó su bolso y salió del coche. Desde que el señor Angus sugirió que fuera la secretaria de su hijo, Allison no había dejado de pensar en como él la había mirado, creyendo que con una sola mirada ella caería rendida a sus pies. Aunque tenía que admitir que le resultaría muy difícil pasar tanto tiempo junto a él. Pero no podía darse el lujo de caer ante sus encantos, en su vida no había cabida ni para el placer, ni la felicidad. Así lo había decidido hace muchos años atrás, era una manera de agradecer a su hermano lo que había hecho por ella.

―Hasta mañana ―y le dio la espalda a Noah.

Él se quedó mirándola mientras se alejaba y comprendió que no sería tan fácil llevársela a la cama, pero al igual que las mujeres, también le gustaban los retos y algo le decía que el premio sería muy delicioso y satisfactorio.

Al salir del parking, la vio en frente de la empresa. Con el móvil pegado a la oreja, parece que estaba llamando el taxi. Él tocó el claxon y bajó la ventanilla.

―Hasta mañana, señorita Mattson ―y siguió conduciendo.

A los pocos minutos de marcharse el coche de Noah, llegó el taxi de Allison. El día de mañana sería muy duro para ella, siempre que acudía a verlo, se pasaba todo el día muy deprimida y se maldecía una y otra vez por haber permitido aquello y no tomar ella su lugar.

Había tenido que vivir todos esos años, cargando esa culpa y por eso nunca se había permitido ser feliz al lado de nadie, pensaba que debía sufrir al igual que su hermano, lo veía como una forma de mostrar empatía y agradecerle el haber sacrificado todo.

Tan solo ella y su hermano sabían lo ocurrido aquel día, ya hacía casi ocho años que había abandonado su pueblo, no podía seguir viviendo allí y ser señalada por la gente. Podría decir que ese año había sido el peor de toda su vida, porque había perdido a dos personas en muy poco tiempo, a su madre y luego a su hermano.

Se fue a la ducha e intentó relajarse y no pensar más en ellos. Estaba haciendo todo lo posible para que su hermano estuviera de nuevo a su lado y esperaba que pronto fuera así. Ella era un año menor que Ronan y desde la muerte de su padre, él se había convertido en su protector, sobre todo del hombre con quien su madre había decidido casarse.

Noah llegó a la empresa, hasta que le acondicionaran una oficina, tenía que compartirla con su padre. Esa semana llegaría un barco en el que recibirían nuevas piezas, había realizado el pedido antes de regresar al país. Como si fuera un halcón, buscaba a su nueva secretaria, pero no la veía por ningún lado.

―¿Dónde está la señorita Mattson? ―le preguntó Noah a su padre intentando quitarle importancia.

―Ha pedido permiso para ausentarse unas horas.

―Vale.

Sobre las once de la mañana, Allison llegó a la oficina. Su coche se encontraba en el parking de la empresa y había tenido que valerse de taxis para dirigirse donde su hermano, intentó echar mano del maquillaje para que no se notara que estaba llorando, pero sus ojos eran muy sensibles y se les podían ver un poco rojo.

―Buenos días, Lisa.

―Buenos días, Allison.

Se metió al ascensor y respiró hondo varias veces, no podía permitir que nadie la viera así. Cuando se abrieron las puertas, levantó la cabeza y a sus labios afloró una sonrisa del todo fingida y se dirigió a la oficina de Angus para ponerse a sus servicios.

―Buenos días, señor. Ya estoy lista para lo que necesite ―y miró unos segundos a Noah.

En su mente solo estaba su hermano y había olvidado por completo, el problema del casanova que tenía en su trabajo.

―Hola, Allison. Te he enviado unos documentos a tu correo y necesito que revises las cuentas.

―De acuerdo ―y se marchó.

Aunque no estuvo más que un minuto de pie en la puerta, Noah pudo apreciar algo distinto en ella, que no supo descifrar. Pero desde luego le faltaba cierta chispa en su mirada.

―¿No la has visto un poco triste?

―No, Allison siempre tiene una sonrisa para brindar a todos. Cuando tu madre se cayó por las escaleras, ella iba todos los días después del trabajo a visitarla y fue la única capaz de sacarla de la cama y lograr tomara que sus terapias y volviera a andar.

―No me habías dicho nada de eso.

―Por eso te he dicho antes, que Allison es muy importante para nosotros y no quiero que por acostarte con ella, la alejes.

A pesar de que Noah entendía perfectamente la posición de su padre y el aprecio que sentían por Allison, no podía evitar sentirse atraído por ella

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A pesar de que Noah entendía perfectamente la posición de su padre y el aprecio que sentían por Allison, no podía evitar sentirse atraído por ella. Desde el momento en que había rechazado su oferta de llevarla en su coche, se había convertido en un reto conquistarla.     

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